Resumen
Las ideologías y los regímenes racistas afirman la incapacidad de cambio de quienes estigmatizan, al tiempo que temen su propia degeneración (o anhelan su propia regeneración). El ritmo de transformación de los individuos y de las poblaciones puede medirse en la intersección de estas vertientes contradictorias. Así es como pueden leerse las respuestas que proporciona el pensamiento político basado en la raza. El racismo apela, pues, a la naturaleza para frenar a corto y medio plazo los procesos de movilidad social cuyos efectos a largo plazo se ven como amenazas. Requiere determinados tipos de ingeniería social, tanto en el Antiguo régimen colonial como en la contemporaneidad. Inyectando rasgos naturales en el juego social, se busca un freno de la transformación o de la historia: al igual que los ennoblecidos son recibidos en la nobleza pero como advenedizos; al igual que los conversos comparten la comunión pero como herederos de un pasado dudoso; al igual que los mestizos americanos se acercan a la "República de los españoles" pero en una posición subordinada; al igual que los bastardos pueden heredar de su padre natural sin ser admitidos en su linaje; al igual que los libertos dejan de ser esclavos sin convertirse en conciudadanos; al igual que los colonizados son súbditos del Imperio sin ser ciudadanos de los países europeos del siglo XIX. Lo que une las diferentes políticas raciales es esta respuesta común a la movilidad: guardar la valla y limitar el movimiento de transformación social.
Esta obra está bajo una licencia internacional Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0.
Derechos de autor 2022 Array