La luz de lo fnebre: fotografa post mortem infantil en la ciudad de Loja Loja llaktapi imasha wawakuna waushkakpi churahunata churachishpa shuyuta hapinamanta. The light of the funereal: childrens post mortem photography in the city of Loja Rosa Ins Padilla Ypez ripadillay@puce.edu.ec ORCID: 0000-0002-2396-0667 Ponticia Universidad Catlica del Ecuador (Quito-Ecuador) Resumen Este artculo propone una lectura a las imgenes de angelitos, fotografas de nios y nias post mortem realizadas en la ciudad de Loja, Ecuador por el fotgrafo, tambin lojano, J. Reinaldo Vaca Piedra quien posee un repositorio de al menos sesenta de estas imgenes. Las formas de producir, circular y conservar estas fotografas son parte de una economa visual especca, un intercambio simblico en donde tanto el fotgrafo como los deudos otorgan a las imgenes caractersticas emotivas. Asimismo, la conservacin y devocin de este tipo de imgenes ayudan a comprender las formas de recordar y de hacer memoria de la sociedad lojana de los primeros aos del siglo XX. Palabras clave: fotografa post mortem; economa visual; intercambio; memoria;angelitos. Revista Sarance, ISSN: 1390-9207; ISSNE: e-2661-6718 Fecha de recepcin: 26/07/2021; fecha de aceptacin: 14/11/2021 7 Tukuyshuk Kay killkayka imasha Loja llaktapi tayta J. Reinaldo Vaca Piedra angelku nishpa rimanchik wawa wauykunatamanta shuyuta hapishkamantami willachin. Kay shuyukunata hapik taytaka sukta chunka shuyukamanmi charin nin wauymanta rimanahuk shuyukunataka. Kay killkaypika shuyukunata imashalla rurashpa, purichishpa, allichishpa Lojamanta runakuna charishkamantami riman. Shinallatak imashalla kay shuyukunapika huyayta, llakita, churashpa hapishka shuyukuna nishpami rikuchin. Kashna shuyukunaka ishkay chuka patsakwatamantami shina rurashpa allichimushka kan. Chay punchakunamantami kay shuyukunataka Lojamanta ayllukunaka wauyta yuyarishpa, imatalla wauypi ruranatapash yarishpami kunankaman shamushka nin. Sinchilla shimikuna: waushkakpi shuyuta hapishka; purichina; angelku. Abstract This article proposes a reading of the images of little angels, post mortem photographs of children taken in the city of Loja, Ecuador by the photographer, also from Loja, J. Reinaldo Vaca Piedra, who has a repository of at least 60 of these images. The ways of producing, circulating and preserving these photographs are part of a specic visual economy, a symbolic exchange in which both the photographer and the bereaved give the images emotional characteristics. Likewise, the conservation and devotion of this type of images helps to understand the ways of remembering and making memory of the Lojano society of the rst years of the 20th century. Keywords: public space; hyperspace; platform economy; algorithm; fragmentation; social capital. Keywords: post mortem photography; visual economy; exchange; memory; angelitos. Todos conservamos imgenes. Ya sea de forma material o virtual tendemos a conservar fotografas de personas y momentos que queremos recordar. El lbum familiar era, hasta el advenimiento de la fotografa digital, aquel repositorio encargado de garantizar la memoria de un ncleo familiar. Observar una imagen tambin es retroceder el tiempo y activar un relato. Qu pasa con los que murieron? Qu pasa con las fotos de alguien muerto? La muerte no es discrecional: a todos nos llega el n. Qu hacemos para recordar a aquellos que no estn? Qu estrategias desarrollamos? Qu implica conservar la imagen de un muerto? Este artculo parte de esas preguntas y de las formas, prcticas, estrategias y objetos que hemos elaborado y desarrollado como humanos para recordar y hacer memoria. La nica forma de trascender es recordar, ver al pasado, recordar que somos mortales, que de las posibilidades del relato depende nuestra historia. Tener presente cmo se construye la memoria a partir de circunstancias como el duelo, la prdida y ausencia: La muerte sola, no es muerte completa. La muerte completa es el olvido. As que no hay muertos ms muertos que los que se olvidan (Riao, 2004, p. 92). La muerte, como fenmeno, ha sido un catalizador para que el ser humano genere representaciones: la ausencia del cuerpo se ha relacionado con la idea de perpetuar la presencia a partir de imgenes y la fotografa ha sido uno de los medios para lograrlo, a pesar de que, en ocasiones, estas contengan a aquel que ha muerto. Este artculo parte de los anlisis que pueden hacerse a las imgenes (Zamorano, 2012; Poole, 2000; Grandin, 2004; Navarrete, 2010) y cmo estas pueden ayudar a conocer caractersticas de representacin especcas, as como formas de recordar y hacer memoria en una comunidad. Adems, se propone entender cmo se generaron circuitos de circulacin y una economa visual que cargaron y otorgaron valores simblicos, iconogrcos y emocionales a las imgenes. Parte, asimismo, del estudio de caso del archivo fotogrco de Reinaldo Vaca Piedra y sus casi sesenta fotografas infantiles post mortem en la ciudad de Loja, Ecuador. Las imgenes son de nios y nias de meses, hasta 5 aos de edad que fueron fotograados durante su ritual funerario, bajo atuendos y cortejos fnebres similares. La vestimenta de los nios en la mayora de casos es de color blanco, pero los elementos que se disponen alrededor de nios y nias son diversos: coronas, alas, ores, estrellas, entre otros. Los retratos se realizaron en la ciudad de Loja, durante un perodo de veinticinco aos (19251950). A estos nios y nias, no solamente en Loja, sino en varios sitios de Amrica Latina, se les conoce con el nombre de angelitos. La fotografa logra abrir un sinnmero de posibilidades e interpretaciones; a partir de estos objetos se puede observar convenciones, rituales, prcticas sociales, tradiciones y formas de ver y pensar de una comunidad especca. En este caso particular, la reexin va alrededor de cmo, a partir de las imgenes de angelitos, se generaron formas de representacin y cmo estas inuyeron en las formas de recordar, asimilar la prdida y elaborar procesos de memoria en la ciudad de Loja. Cabe destacar que el retrato funerario o fotografa post mortem se populariz durante la poca victoriana, a nales del siglo XIX y principios del XX, en Europa (Cadwallader, 2008). Su prctica luego se extendi hacia Chile, Mxico, Argentina, Colombia, Per, Bolivia, Venezuela y otros pases de Amrica Latina, tomando caractersticas especcas segn el lugar donde se llevase a cabo. Asimismo, las jerarquas sociales que presentan las imgenes deben ser vistas transversalmente, ya que son vitales para entender las dinmicas y prcticas sociales comunitarias y los circuitos donde uyeron los retratos. Como seala Pierre Bourdieu (1976), la nocin de clase ayuda a entender por qu se fueron creando discursos y agencias alrededor de la prctica fotogrca. Los aspectos del ritual funerario y las representaciones visuales en torno al mismo proveen informacin especca que ayuda a dilucidar diversas formas de comportamiento social frente a distintos escenarios de muerte: solo hay que delimitar el campo de estudio y las preguntas alrededor de las reas de inters; en este caso, el ritual funerario. Ritual funerario A la hora de hablar sobre ritos de paso, el etnlogo francs Arnold Van Gennep (1873 1957) es un referente necesario. Para el autor, hay rasgos similares en los rituales relacionados a los momentos signicativos de la vida humana. Todos ellos obedecen a un patrn, a pesar de que se realicen en sociedades y territorios distintos. Van Gennep recalca que los ritos de paso resultan indispensables para que un individuo sea capaz de pasar por cambios estructurales vinculados a su crecimiento, cambios de estado moral, o ascensin jerrquica. Los ritos de paso contribuyen a la compresin y desarrollo de la vida social de una comunidad; adems, estn ntimamente relacionados con las explicaciones que los grupos humanos desarrollan alrededor de fenmenos naturales y a momentos decisivos de su existencia colectiva: cosechas, guerras, catstrofes naturales, etc. (Juregui, 2005). La muerte, al igual que el nacimiento, puede ser vista como el momento decisivo de un ser humano, marcando un antes y despus en la vida de todo ncleo social. El hecho de que marque un hito logra que su ritual sea adaptable y dinmico, ya que acta a partir de las contingencias y los cambios sociales, polticos, econmicos y culturales de una sociedad. Al respecto, Philippe Aris, en su libro Morir en occidente: desde la Edad Media hasta la actualidad, seala que la muerte en la antigedad se enfrentaba de forma distinta: El hombre experimentaba en la muerte una de las grandes leyes y no procuraba ni escapar de ella ni exaltarla. Simplemente la aceptaba con la justa solemnidad (2000, p. 44). Por su parte, Gustavo Aceves menciona que en el curso de la historia, todo grupo humano elabora creencias y prcticas religiosas asociadas a momentos cruciales de la vida: nacimiento, matrimonio y muerte (1992, p. 27). El culto a los muertos es uno de estos momentos en donde en la mayor parte de sociedades y culturas se realiza una ceremonia individual y colectiva que remarca la importancia del momento, cierra ciclos, logra catarsis, y canaliza el paso desde una situacin social previa a una distinta. Aceves, parafraseando a Edmond Leach, arma que las ceremonias o ritos se reeren principalmente a movimientos que se dan entre los lmites sociales de un estatus social a otro, de hombre vivo a hombre muerto, de soltera a esposa, de enfermo contaminado a sano limpio (1992, p. 28). Es decir, provocan no solo un cambio a nivel individual, sino tambin en la forma en la que se perciben socialmente los individuos. Al ser la muerte una constante para la vida, aunque sea radicalmente opuesta, sus ritos han cambiado en el transcurso del tiempo. Aris (2000) arma que la modernidad congur de forma ms especca la convencin social que se relaciona al ritual funerario, debido a la incorporacin de prcticas higienistas establecimiento de hospitales y popularizacin de las tcnicas de embalsamamiento de cadveres y a prcticas alrededor del ordenamiento urbano que jaron un cambio entre el centro y la periferia cementerios a extramuros, capillas ardientes pblicas y privadas que sacaron a los rituales fuera de las casas (Aris, 2000). La muerte y su ritual pasan a ser un asunto de radical importancia, por eso estn tan normados e interiorizados socialmente y por eso su protagonismo e importancia en todas las esferas de la vida cotidiana, tanto pblica como privada. Este rito de paso es en el que se toma conciencia plena de la separacin del cuerpo del individuo; probablemente en esto se generen representaciones visuales tanto de cadveres como de rituales funerarios, para retener el recuerdo de ese cuerpo, para lograr encapsular su memoria. Regis Debray (1992) asocia el origen de las representaciones visuales con los rituales mortuorios al observar que el funeral y todo aquello que se relaciona a la muerte tuvo su asidero en la esfera pblica a travs de ceremonias y representaciones de exaltacin de gestas heroicas o de los valores espirituales del difunto. En muchos de los casos, para tales exaltaciones se realizaban pinturas, mscaras o monumentos funerarios como escenarios de idealizacin y representacin del individuo sobre el que el recuerdo deba perennizarse. Esto provoc que se represente visualmente al que se va o incluso su trnsito hacia la muerte, como en los libros de los muertos egipcios. El papel que juega la muerte en las representaciones visuales fue transcendental para el estudio de diversas culturas. Hans Belting (2007) analiza estas imgenes desde su praxis y explica por qu son esenciales para la comprensin de los signicados de la muerte en las sociedades; adems del papel que desempearon este tipo de imgenes en la creacin de diversas visualidades. El deseo de perpetuar el recuerdo de aquel que ya no est fue y es una constante en la sociedad. Las imgenes que se pueden rastrear histricamente son mltiples y constantes: sarcfagos, pinturas, estatuillas, fotografas, grabados etc. Como arma Belting: El muerto ser siempre un ausente y la muerte una ausencia insoportable, que para sobrellevarla, se pretendi llenar con una imagen (Belting, 2007, p. 179). Religiosidad: el velorio del angelito Con una tendencia netamente religiosa, el velorio del angelito puede tener sus orgenes en Espaa, aunque muchos ubican su semilla en rituales mozrabes1. La prctica se irriga en Amrica, adoptando caractersticas de cada uno de los lugares que lo acogen, pero manteniendo como columna vertebral su vertiente catlica. Es as, que cada uno de los pueblos que practican el velorio imprime caractersticas propias, sin que el signicado de pureza y de proteccin por parte del nio se borre o deje de estar implcito. Existen numerosos registros pictricos que dan cuenta del velorio del angelito en el territorio latinoamericano. Manuel Antonio Caro, Velorio del Angelito de 1873, Ernest Charton, Velorio del Angelito de 1840, ambos en Chile; Velorio del angelito de 1893, del puertorriqueo Francisco Oller y Cestero, Entierro de un nio en el Valle de Tenza de 1878, del colombiano Ramn Torres Mndez; y el extenso legado mexicano, entre los que se pueden nombrar a las obras de Leona Julia de Jess Lpez de RHLZ (1847), Marquitos 1 Dcese de la poblacin cristiana residente en territorio del Islam. Gonzlez, de Gernimo de Len (1893), Retrato de padre con hija muerta, de Miguel Espinosa (primera mitad del siglo XIX) y Nia Viva, Nia Muerta, de David Alfaro Siqueiros (1931), demuestran que esta prctica formaba parte de una tradicin asimilada y asumida por la poblacin latinoamericana que prevaleci hasta el siglo XX (Pedersen, 2008). Resulta fundamental entender que el ritual del velorio del angelito posee una fuerte inclinacin hacia lo que se ha denominado religiosidad popular, que puede ser entendida bajo la perspectiva de que: La religin no es solo un sistema cultural constituido por smbolos y acciones proyectados en lo social, lo poltico y lo econmico, sino y, fundamentalmente, una parte importante del imaginario cultural activo (Buz i Rey, 1989, p. 206). Es este imaginario activo y las cargas que la comunidad le otorga a un ritual especco las que hacen que cambien ciertos parmetros del ritual, adquiriendo nuevas prcticas tal y como sucede con los velorios de los nios y nias de este artculo. Entonces, las caractersticas propias del lugar nos brindarn las herramientas para entender a la comunidad en general y cmo sus singularidades pueden determinar periodos o sucesos que resultaron determinantes en un lugar. Asimismo, puede ser analizado como una de las estrategias sociales para afrontar prdida y dolor en diversas sociedades. Esta prctica probablemente ayudaba a sobrellevar el dolor de los padres, ya que el nio pudo ser visto como un mediador de la familia entre el cielo y la tierra: El infante est considerado libre de pecado original y por lo tanto, su muerte prematura lo convierte en un mediador ante el Padre Eterno respecto de sus padres y parientes cercanos (Manns, 1987, p. 95 en Cerruti et al. 2010, p. 11).2 La fotografa como posibilidad: J. Reinaldo Vaca Piedra Las imgenes son importantes documentos histricos, reejan formas de percepcin de la realidad de una poca determinada y nos permiten imaginar vvidamente pocas pasadas. Peter Burke arma que, al admirar y analizar una imagen, nos ubicamos en el hecho de que las imgenes fueran utilizadas en diversas pocas como objetos de devocin o medios de persuasin, y para proporcionar al espectador informacin o placer, hace que puedan dar testimonio de las formas de religin, de los conocimientos, las creencias, los placeres, etc., del pasado (Burke, 2005, p. 17). 2 La religiosidad popular fue una de las formas con las que se logr resolver problemas en el campo, en su aislamiento les dio la posibilidad de enfrentar problemas como la falta de salud, deciente alimentacin, epidemias, muertes de los nios, entre otras De ah la importancia que adquiere el velorio del Angelito, prctica religiosa que se origina en Chile, que al ponerse en acto en Neuqun, coayud a la chilenizacin cultural-religiosa del territorio neuquino (Cerruti et al. 2010, p. 10). Es innegable que, para que hayan existido las imgenes de angelitos, debi existir un mercado especco, no solo de consumo, sino tambin de demanda, que permiti que se genere un comercio y se produzcan las imgenes. Este mercado estuvo acompaado de negocios accesorios decorados, servicios funerarios, reunidos a partir de la prctica fotogrca (Burke, 2005; Aris, 2000; Bourdieu, 1979) y que permiten leer de una u otra forma las caractersticas que tena el velorio del angelito en la ciudad de Loja. Los hbitos fotogrcos y funerarios creados en las ciudades no fueron inmediatos, sino que resultaron de procesos modernizadores e higienistas en los que se enmarcaron varias ciudades del Ecuador y Latinoamrica. Estas variaciones dependieron de las inuencias que los centros urbanos recibieron de ciudades ms grandes y de la moda europea del momento (Romero, 2001). Loja no fue la excepcin. Al mantener una dinmica de frontera, gran cantidad de productos se intercambiaban en la ciudad. Dado que un importante hbito de consumo en esta regin fue la fotografa, este artculo explorar cmo se fue formando el mercado fotogrco desde la perspectiva de la produccin, la circulacin y el consumo. Fotografa: el anlisis de la imagen muerta En la segunda mitad del siglo XIX, las discusiones alrededor de la imagen y la muerte tomaron fuerza a travs de la fotografa. La toma fotogrca fue un vehculo para captar instantes cotidianos de la vida de las personas y otorg la posibilidad de generar recuerdos ms lcidos (Belting, 2007; Debray, 1992; Barthes, 1985). Tras el nacimiento del daguerrotipo (Daguerre en 1839) y la fotografa (Talbot en 1835), la pintura de retratos fue desplazada debido a la facilidad de acceso que ofert la fotografa a un vasto sector de la sociedad. El retrato fotogrco se convirti en una oportunidad para pasar a la posteridad. Esta forma de perpetuar la realidad se volvi una herramienta en primera instancia usada por la clase alta europea, sin embargo, en corto tiempo, se populariz en la mayora de sectores y estratos sociales. En la actualidad, se mantiene el debate sobre si debe estudiarse la fotografa como recurso artstico o como registro histrico, haciendo referencia a los primeros empleos que se le dio como un mecanismo de autenticacin y corroboracin de realidades. No hay que olvidar que la fotografa sirvi tambin como un mecanismo de validacin para justicar discursos, retratar otredades, rearmar prcticas colonialistas y exotizar a algunas comunidades. Las poses, los escenarios y los ngulos utilizados por los fotgrafos develan un sinnmero de parmetros sociales a travs de los cuales se pueden interpretar discursos relacionados al poder y a las prcticas de validacin colectiva (Bourdieu, 1979). Roland Barthes, en el libro La Cmara Lcida, cuestiona las formas, tcnicas y produccin de las imgenes fotogrcas, por ser generadoras de recuerdos, ya que ayudan a rememorar un momento o a un individuo, aunque tambin abren registros de memoria que pueden resultar incmodos dependiendo de quin las mire. Como bien explica Barthes (1990), las fotografas pueden ser un registro visual de aquello que se ha perdido, ya que perpetuarn lugares, rostros y escenas dentro de la memoria colectiva. Sin embargo, siempre hay que ubicarlas en los contextos adecuados; las imgenes no hablan por s solas, son aquellos que las recuerdan o quienes las produjeron los que pueden dar la versin de los hechos o de las personas que se han plasmado. Para hablar de las cargas representativas que contiene la fotografa, hay que nombrar a Deborah Poole (2000), quien en su libro Visin, raza y modernidad reexiona sobre cmo se fueron configurando las formas de ver, producir, circular y asimilar las imgenes en los Andes, sobre todo en el Per. Su estudio, en el que hay una recoleccin importante de retratos, fotografas, pinturas, grabados y cartes de visite un mundo de imgenes , es un importante compendio para entender cmo fueron cambiando las formas de ver del siglo XVIII al siglo XIX, y cmo los mismos fueron fundamentales para determinar las formas modernas de representacin de los pueblos andinos. Uno de los conceptos acuados por la antroploga es el de economa visual, cuyo eje terico gira en torno a la forma en la que se pueden explicar las relaciones existentes dentro de las imgenes: personas, ideas y objetos. Para poder hablar de economa visual se deben tomar en cuenta tres niveles de organizacin: el primero se relaciona a la organizacin, es decir la existencia de un grupo de individuos que produzcan las imgenes: cada individuo e imagen constituye una instancia particular al interior del amplio rango de prcticas y discursos representacionales que han intervenido en la construccin del mundo de imgenes (Poole, 2000, p. 18). Estos son los que congurarn los discursos en una comunidad o en un lugar determinado. El siguiente nivel se reere a la circulacin de las mercancas y, en este caso especco, de las imgenes. Aqu el aspecto tecnolgico de la produccin juega un rol determinante (Poole, 2000, p. 19) ya que fue gracias al carcter mecnico de la fotografa que se dio una mejora en los circuitos; es decir se permiti un mejor y mayor trnsito de las imgenes. El tercer nivel tiene ntima relacin con la circulacin y es el de los sistemas culturales y discursivos a travs de los cules las imgenes grcas se aprecian, se interpretan, y se les asigna valor histrico, cientco y esttico (Poole, 2000, p. 19). Es en este nivel donde se debe cuestionar y reexionar sobre cmo fue que adquirieron un valor de uso y de cambio: el valor de las imgenes no se limita al que adquieren como representaciones vistas (o consumidas) por observadores individuales. Por el contrario, las imgenes tambin adquieren valor a travs de los procesos sociales de acumulacin, posesin, circulacin e intercambio (Poole, 2000, p. 20). Los tres niveles expuestos estn presentes en las fotografas de J.Reinaldo Vaca Piedra: cmo fueron producidas, sus caractersticas de circulacin y cmo fueron adquiriendo un valor de uso y cambio muy relacionado con lo sentimental y emotivo, con el recuerdo y la memoria. Otro de los conceptos que se usarn para el anlisis es el de billete emocional que otorga la autora a las tarjetas de visita. Para 1860, segn Poole (2000), se populariz el uso de la tarjeta de visita en distintos crculos sociales y posea intrnsecamente una variedad de tareas relacionadas a la representacin: su uso ms comn y econmicamente signicativo era el de tarjeta del recuerdo. Era comn que las tarjetas contuvieran una inscripcin del tipo dedicatorio en su parte superior, inferior o posterior. Tenan tambin, generalmente, el logotipo del taller fotogrco donde se haban realizado, que ayudaba a conrmar el gusto y la posicin social del comprador del retrato (Poole, 2000, p. 136). Hay que anotar la relevancia social que adquirieron las tarjetas de visita, no simplemente en el mbito del intercambio, sino tambin, en lo relacionado a la produccin. Las formas de posar y de pasar a la posteridad adquirieron un carcter trascendental La imagen que sera captada e inmortalizada a travs del lente () permanecera como testimonio inalterable de sus logros morales, espirituales y materiales (Poole, 2000, p. 137). Las tarjetas de visita fueron las encargadas de la posteridad y trascendencia de diversas comunidades. Su importancia para este anlisis ser aquella relacionada con su capacidad evocativa y emocional, muy similar al de los retratos de angelitos lojanos. Si bien los retratos infantiles en el lecho mortuorio no eran intercambiables, s tuvieron una circulacin y mercado especco para producirse y comerciarse. Aunque, probablemente, lo ms importante est del lado de los sentimientos intrnsecos en la imagen y de las facultades que se coneren a los retratos. En este sentido, parece prudente preguntar: Para quin se producan? Cundo circulaban? Dnde se conservaban imgenes de angelitos post mortem? Esta economa visual y sus circuitos pueden ser analizados y explicados a partir de un habitus3 histrico en el que se desenvolva la comunidad lojana y que fue determinante para la produccin de estas fotografas. Justamente por ello, dichas imgenes se convirtieron en un rastro de memoria4 al que se le otorga el valor de la posesin y el incremento de su capacidad de intercambio. Hay que tomar en cuenta que la cantidad de fotografas encontradas sugieren un circuito, un mercado determinado y una relevancia social especca. Las poses y decorados que se evidencian en cada imagen no parecen improvisados, sino ms bien resultantes de una negociacin. Observar y recordar: perspectivas de recuerdo en los angelitos Una de las interrogantes para hablar de los retratos funerarios es la que concierne a su circulacin: se colocaban en los lbumes familiares, o en algn lugar visible de la casa? Puede ser que estas imgenes se hayan quedado en un mbito ms bien familiar, privado, donde se pueda hablar de la memoria del ausente (Debray, 1992; Belting, 2007). Al tener la imagen, al existir la contemplacin, el cuerpo ausente puede hacerse presente, lo que puede ayudar a aliviar la pena o elaborar la memoria de un tiempo pasado (Barthes, 1990). Las evocaciones y los recuerdos, adems, son ejes fundamentales en las construcciones familiares, comunitarias y sociales. Asimismo, el lbum familiar o fotogrco es, sin lugar a duda, el contenedor que evidencia las diferentes poses y formas de representacin de un grupo. Abre la posibilidad de entender las dinmicas del recuerdo y las maneras en que la familia evoca a los miembros ausentes en sus poses cotidianas o preestablecidas (Khun, 2000; Silva, 1999; Morcate, 2012; Rodrguez, 2012). 3 Hemos utilizado el concepto de habitus para determinar ciertas formas de actuar de la poblacin lojana en el perodo especco determinado, el habitus se reere a ciertas convenciones sociales presentes en pocas determinadas, as como a negociaciones y prcticas sociales que determinan una comunidad y la diferencian de otra. En su denicin clsica, un habitus puede ser entendido a partir de lo siguiente: los condicionamientos asociados a una clase particular de condiciones de existencia producen habitus, sistemas de disposiciones duraderas y transferibles, estructuras estructuradas y predispuestas a funcionar como estructuras estructurantes, es decir, como principios generadores y organizadores de prcticas y representaciones que pueden ser objetivamente adaptadas a su meta sin suponer el propsito consciente de ciertos nes ni el dominio expreso de las operaciones necesarias para alcanzarlos objetivamente reguladas y regulares sin ser para nada el producto de la obediencia a determinadas reglas, y, por ello colectivamente orquestadas sin el producto de la accin organizadora de un director de orquesta (Bourdieu, 1991). 4 Como arma Alonso, la fotografa busca la construccin de lo visible, que no siempre va a ser simplemente lo evidente No me reero aqu ni a lo que el ojo identica en la imagen fotogrca ni a ese inconsciente ptico descrito por Walter Benjamin, sino ms bien a los mltiples dispositivos -visuales, imaginarios, culturales- que conuyen en una fotografa (Alonso, 2008, p. 34). Rerindose as a lo que la imagen nos muestra a partir de nuestra propia subjetividad. Las imgenes de angelitos tienen un alto contenido religioso y su simbologa usualmente va acompaada de recursos iconogrcos. Esto determina una forma de representacin que quedar perennizada en la toma fotogrca. Al observar las imgenes, se percibe que el fotgrafo tiene convenciones religiosas implcitas y adaptadas a eventos o hechos trascendentales de la comunidad, que, en gran parte de los casos, se relacionan a la prctica religiosa. Los ngeles y su representacin iconogrca tienen origen religioso, son considerados seres bencos y ejecutores de la voluntad de Dios, aunque su misin es ser su mensajero directo (Hermes, si nos remontamos a la tradicin griega, o Mercurio, en la romana). Esta idea del mensaje, anunciacin o interseccin que se les ha atribuido parece remontarse a una larga tradicin zarathstrica de los amesha sientas o inmortales salvadores, muy presentes cuando de la muerte se trata: En sarcfagos paleocristianos, lo que en sus precedentes paganos eran Victorias portadoras de la egie del difunto, se convirtieron en ngeles: por lo cual qued condicionada la iconografa de estos (Revilla, 2007, p. 39). Los ngeles representan un vnculo entre lo divino, un contacto directo con Dios, son portadores de mensajes, guas y guardianes tanto de la vida como de la muerte. Por ejemplo, una de las tareas encomendadas a los ngeles, as como ser guardaespaldas celestiales o custodios, es la de elevar las almas al cielo. Es esta la representacin que al parecer inuy en J. Reinaldo Vaca, para la mayora de sus fotograados. La vestimenta blanca y la presencia de alas son algunas de las caractersticas que se encuentran en las fotografas de angelitos. En algunos casos, se acompaan de ores denotativas de pureza, como azucenas o rosas. Un rasgo interesante que puede ayudar a establecer algn tipo de distincin es que, si bien la mayora de nios se relaciona con la representacin y el imaginario del ngel, hay algunos casos en que sus elementos pueden estar vinculados con otro tipo de advocaciones catlicas. Encontramos varios casos en que elementos, como guras alusivas a lugares y esculturas que se disponen alrededor del nio, representan la idea de camino o el paso para alcanzar la gracia de Dios. La escalera, elemento por la que los ngeles suben y bajan, es uno de los smbolos de la pasin que representa la elevacin y el descendimiento de la cruz y en otros casos la presentacin de la virgen. Santuarios, relicarios y santos forman una escenografa compleja que puede traducirse en un intento visual de representacin del camino que el alma transita hasta llegar a la morada nal. Esto lleva a pensar que, dentro de la representacin del nio, ya se le trazaba el camino a seguir, pensando que probablemente la intencin de salvacin haya estado arreglada y convenida entre la familia y el fotgrafo. Figura 1 Velorio de nia 5 Fuente: Archivo Ministerio de Cultura y Patrimonio del Ecuador; J. Reinaldo Vaca Piedra, Loja, 19(?) Esta fotografa es una de las ms interesantes del corpus. Se evidencia los pasos que debera seguir la nia para llegar a la morada nal. Virgen o ngel? En las fotografas de J. Reinaldo Vaca no solo existe una relacin con el imaginario catlico del ngel (por la presencia de alas y ajuar blanco), sino tambin la evocacin de varios smbolos que se relacionan ms bien a la Virgen, sobre todo en el caso de las nias. La presencia de dos ngeles custodios a sus costados, conjugados con coronas, estrellas y gran cantidad de ores, alude tambin al episodio de la asuncin de la Virgen6. La corona, como rasgo caracterstico de varias fotografas, mantiene cierta similitud a los cuadros de monjas coronadas, muy populares en el siglo XVIII, especialmente en Mxico, cuyo principal smbolo representa el emblema de la soberana del cielo y la tierra. Estos retratos post mortem muestran a las religiosas con una corona y ataviadas con ropas y accesorios cargados de ores: muestra que el alma se presenta con toda su pureza y sus mejores galas en los desposorios msticos (Barragn en Revilla, 2007, p. 412). Como se haba mencionado, el uso de rosas en varias de las tomas fotogrcas hace alusin a la sangre, al renacimiento y a la victoria sobre la muerte o sobre el dolor. En la iconografa cristiana, se considera a la rosa como la representacin de la sangre de Cristo, nacida a partir de su derramamiento, o como cliz que la recoge: desde la Edad Media es tambin smbolo mariano: la Virgen es llamada rosa sin espinas (Revilla, 2007, p. 521). Las rosas parecen referirse a lo sagrado de los nios, por eso las constantes puestas en escena de las mismas. Hay algunas fotos donde se ha encontrado la presencia tambin de azucenas, que simblicamente, representan pureza. 6 Sobre la coronacin de la Virgen no nos queda ms que incluir una explicacin completa de cmo nace su representacin y cmo fueron adaptndose sus convenciones en la pintura: Fue bastante frecuente a nales de la Edad Media y durante el siglo XVI la coincidencia en la misma obra de ambos motivos de exaltacin mariana: en efecto la Virgen es coronada a menudo por el Padre Eterno simultneamente al hecho maravilloso de su remonte cultural a los cielos. La nomenclatura de estas obras suele referirse, empero, solamente a la Asuncin, aunque en algunos de ellos la coronacin es, si cabe, ms potente: tal es el caso de la pintura de Robledo de Chavela (h. 1490), donde la abundante corte anglica conduce la mirada hacia la parte superior de la composicin para detenerse en la digna gura de Dios Padre coronando a Mara, mientras que es preciso jarse mucho para advertir, parcialmente oculto, el sepulcro vaco en la parte inferior izquierda. En otras obras son ngeles quienes coronan a Mara mientras la ascienden: as, en la Asuncin de Berruguete que se conserva en Wellesley (Masachusets). En consecuencia, hubiera sido ms adecuado titular a estas obras genricamente Gloricacin de Mara (Revilla, 2007, p. 65). Figura 2 Velorio de Nio Fuente: A.H. del Ministerio de Cultura y Patrimonio del Ecuador; J. Reinaldo Vaca Piedra, Loja, 19(?) Figura 3 Velorio de Nio Fuente: A.H. del Ministerio de Cultura y Patrimonio del Ecuador; J. Reinaldo Vaca Piedra, Loja, 19(?) La corona, smbolo del acceso a un estado superior, est asociada de forma directa a Mara, en cuanto coronada en el cielo, cuya gloria habr de compartir si es el a su vocacin (Revilla, 2007, p. 412). La complejidad de las decoraciones, las poses, la forma de iluminar al nio y toda la simbologa religiosa presente en las fotografas de J. Reinaldo Vaca nos llevan a generar interpretaciones y relaciones entre la tradicin religiosa de la sociedad lojana y el papel del fotgrafo como conocedor y mediador del recurso iconogrco. Figura 4 Nia coronada en velorio Fuente: A.H. del Ministerio de Cultura y Patrimonio del Ecuador; J. Reinaldo Vaca Piedra, Loja, 19(?) Figura 5 Nia coronada con ngeles custodios Fuente: A.H. Ministerio de Cultura y Patrimonio del Ecuador; J. Reinaldo Vaca Piedra, Loja, 19(?) El discurso implcito en las fotografas, especialmente de nias, demuestra la enorme vinculacin de la sociedad lojana con la Virgen del Cisne, la presencia religiosa ms importante de la regin. Conocida como La Churona, esta advocacin se instala en el imaginario popular desde el siglo XVI. La inuencia de la advocacin del Cisne en la comunidad lojana es tan importante que inclusive se hace presente en el ritual del velorio del angelito: la tradicin absorbe o se transforma de acuerdo a las identicaciones simblicas locales. La costumbre de coronar a las nias muertas, presente en varias de las fotografas de J. Reinaldo Vaca, muestra que la presencia de la Virgen del Cisne transform la forma misma de representacin de la comunidad. Por otro lado, la creciente produccin de imaginarios alrededor de la Virgen del Cisne otorg la posibilidad de que las prcticas funerarias, especialmente con nios, lleven la impronta de la memoria local inserta en las convenciones sociales de las familias lojanas. Adems, logr que se involucre esta identicacin con los procesos de circulacin de mercados accesorios relacionados a la Virgen y que permean hacia la tradicin funeraria. La jerarqua social del velorio: la distincin del lugar Pese a que hablar de la muerte de un nio o nia resulta un tema doloroso, es necesario medir, a partir de la imagen del ritual funerario, las jerarquas sociales. Como se haba dicho, en algunos casos los nios, ms que ngeles, parecen vrgenes coronadas en el misterio de la asuncin. Estos nios representaban la posibilidad de interceder ante Dios por el bien de la familia o de velar por su proteccin. El nio, al ser considerado puro, posee la carga simblica de santidad, interseccin con lo sagrado e incluso proteccin. Roland Barthes ayuda a pensar la imagen desde distintos puntos de vista. Por un lado, desde el escenario que la compone; por otro, desde la postura del observador en tanto la imagen fotogrca no es ms que conjunto enorme de signos que signican y que pueden ser manipulados acorde a distintos contextos (Barthes, 1972; Burke, 2005). Desde esta perspectiva, la fotografa lleg a ser el medio que mayor credibilidad posea, pero, a la vez, la que ms engaos y manoseos contena, ya que depende del ordenamiento lingstico y estructural que pueda otorgarse a los elementos que la conforman. Por tanto, se intenta observar si, a partir de las imgenes de angelitos, se evidencia la existencia de jerarquas sociales. Cmo se pueden leer estas relaciones o jerarquas sociales? Se pueden elaborar conjeturas sobre la observacin de la pose, los movimientos y el lugar de la toma o de la escena de la que representa. Por un lado, acorde a Bourdieu: la esttica popular que se expresa en las fotografas y en los juicios sobre ellas, depende lgicamente de las funciones sociales que se otorgan a la prctica fotogrca y del hecho de que siempre se le otorgue una funcin social (1998, p. 172)7, es decir que cada fotografa de angelito lleva dentro de s un objetivo social implcito. Mientras algunas fotografas parecen estar pensadas y realizadas dentro de un marco puramente devocional (relacionadas a escenas religiosas), otras ms bien parecen carentes de recursos iconogrcos que las relacionen con una carga devocional, sino que estn hechas nicamente para evocar el recuerdo del nio ausente. Estos dos rasgos permitirn analizar la condicin social de los fotograados. En Loja, es comn que los velorios se realicen en los hogares de los familiares o amigos. En las fotografas tomadas en casas, se evidencia disparidad con respecto a los decorados y al uso de recursos visuales para la 7 Aqu habra que sealar tambin a Deborah Poole, quin logra observar caractersticas especiales sobre la clase, pose, distincin y jerarquas sociales a partir de archivos fotogrcos encontrados tanto en Per como en Europa. Poole insiste en que las tarjetas de visita servan y tenan una especie de valor que generaba una economa visual en donde la imagen tena un valor similar al del dinero. imagen, lo que posiblemente denote un estatus econmico diferenciado. La seleccin de la iglesia como escenario para el funeral puede determinar una mayor condicin social, puesto que la familia hace pblico su dolor y posibilita el acceso a un mayor nmero de personas al velorio. Adicionalmente, cumple con la nalidad religiosa relacionada con la proteccin y la vinculacin celestial de los nios y nias. En la coleccin de J. Reinaldo Vaca, varias fotografas ejemplican la distincin de lugar; la sociedad lojana que se permea en las imgenes tiene ciertas convenciones cuando se trata de retratar a la niez. As, hemos descubierto dos instantes: aquel que se enmarca en el rito religioso como tal y otro que parece haberse deslindado de la prctica religiosa. Las representaciones y las imgenes de funerales en la iglesia sitan a este lugar como protagonista y como nico intermediario entre los hombres y el reino de los cielos (Echeverra, 2000). Salta a la vista que los nios que se encuentran en la iglesia, o que dan seales de aquello, poseen mayor cantidad de ores y objetos tanto religiosos como ornamentales, mientras que los nios que se encuentran fuera del templo religioso parecen ms bien estar escuetos de ellos, salvo algunos casos donde los artculos religiosos que se disponen a su alrededor sealan un claro camino hacia lo sagrado. Figura 6 Velorio de Nio Fuente: A.H. del Ministerio de Cultura y Patrimonio del Ecuador; J. Reinaldo Vaca Piedra, Loja, 19(?) La sociedad latinoamericana acogi a la religin catlica y a sus diversos elementos como una parte fundamental de su vida. A su vez, los religiosos que haban venido a la labor de evangelizacin usaron por sobre todo la imagen como un mtodo educativo y de inmersin dentro de la perspectiva religiosa. Los adoctrinadores en la disciplina catlica tenan en claro lo que se poda lograr a partir de una imagen y tambin lo saben los que posteriormente heredaran este arte de la perpetuacin, los fotgrafos: la imagen como sinnimo de reemplazo ante lo que no est, lo que se ha perdido, se ha dejado, o simplemente, imagen de lo que se desea o se anhela. Este tipo de imgenes est cargado simblicamente con un vnculo de fortaleza y proteccin para quien las posea. La idea de reliquia es esencial para poder entender el posible signicado de las fotos de angelitos, puesto que ellas hacen posible la comunicacin entre el cielo y la tierra () su contemplacin permita el acceso a todo un universo de smbolos (Eliade, 1999). Figura 7 Velorio de Nia Fuente: A.H. Ministerio de Cultura y Patrimonio del Ecuador; J. Reinaldo Vaca Piedra, Loja, (1940) Figura 8 Velorio de Nia Fuente: A.H. Ministerio de Cultura y Patrimonio del Ecuador; J. Reinaldo Vaca Piedra, Loja, (1939) Aquellas fotografas realizadas en iglesias o en casas, que tienen una gran decoracin y poseen variedad de recursos visuales, retratan nicamente al nio. Paradjicamente, en aquellas que no poseen excesiva decoracin, el nio aparece rodeado de familiares. Probablemente, la explicacin tenga que ver con el lugar desde donde era ms sencillo inscribir las imgenes o donde el fotgrafo tena la posibilidad de realizar la toma. Si bien en la iglesia los decorados pueden ubicarse de formas ms pomposas, no todas las casas ofrecan estas mismas posibilidades. Dados los escenarios en los que Vaca Piedra se desenvolva, y observando la prolijidad de sus composiciones, nos atreveramos a decir que las fotos de angelitos en los que la familia rodea al nio, tienen que ver con una nalidad puramente esttica, de composicin fotogrca. Es decir, al no tener recursos visuales que rellenen la composicin, el fotgrafo se vala de los miembros de la familia para completar as el escenario visual. Esto determina la autoridad que representa el fotgrafo con respecto a la decisin de cmo tomar la fotografa y cmo ubicar los recursos visuales. Figura 9 Figura 10 Funeral Retrato de nio difunto Por otro lado, si leemos las fotografas fuera del contexto de la coleccin, pensaramos que las que involucran a los familiares tienen una nalidad rememorativa ms ntima y mucho ms ligada al seno familiar. No obstante, entenderamos que todas las fotografas tienen un grado de cercana y emotividad con el fotograado, pero en distintas posibilidades de recursos. Todo depender de los circuitos donde hayan circulado y bajo qu parmetros (Poole, 2000). Al respecto, Bourdieu (1979) arma que las reglas sociales y las formas de conducirse socialmente en un individuo son ms explcitas que los sentimientos, voluntades o pensamientos. Adems, arma el autor, las personas estn siempre sujetas a presentar la mejor imagen de s mismas, y estn siempre dominadas por la preocupacin de dar de s la mejor imagen, la ms conforme con la idea de dignidad y honor. Esto, de alguna forma, condicionara el lugar en donde se ubicaran, guardaran o exhibiran las fotografas de los angelitos lojanos. De la proteccin y otros intercambios Segn Stuart Hall, los signos visuales son signos icnicos. Esto es, tienen en su forma cierta semejanza con el objeto, persona o evento al cual se reeren. Una fotografa de un rbol reproduce algunas de las condiciones actuales de nuestra percepcin en el signo visual (Hall, 1997, p.7). Se puede armar que, sin importar que los nios representen a un ngel o una Virgen, poseen una connotacin religiosa a su alrededor; sobre todo, tienen implcita una idea de interseccin en pos de la proteccin: El infante est considerado libre de pecado original y, por lo tanto, su muerte prematura lo convierte en un mediador ante el Padre Eterno respecto de sus padres y parientes cercanos (Manns, 1987, p.95 en Cerruti et al. 2010, p.11). Esta mediacin con lo sagrado es la que obliga a pensar que, efectivamente, el carcter religioso de estas imgenes hizo que tengan un circuito especco de oferta y demanda. Esta armacin puede respaldarse con lo que seala Appadurai (1986), quien explica que, para que un objeto pueda entenderse como mercanca, debe tener un valor de uso social que solamente es agregado por el humano. Adems que, para la poca, Loja era una ciudad conservadora y apegada a la fe catlica, lo cual logra que la representacin de angelitos tenga un circuito de mercado fotogrco y religioso. Hay una multiplicidad de signicados que puede entenderse a partir de las devociones de una localidad particular. As, las imgenes religiosas no slo deben verse como un objeto de culto: expresan postulados, valores y discursos institucionales, [] adems acogen la interpretacin y los sentidos de una colectividad que depositar en ellos, como en un recipiente, sus demandas y sentimientos, sus aspiraciones y deseos, subjetividades y exigencias propias de la vida cotidiana en el contexto de la ciudad y sus dinmicas. (Cabrera Hanna, 2007, p.21) Estos valores religiosos de la ciudad de Loja se suman a que J. Reinaldo Vaca Piedra es recordado como un catlico comprometido y militante. Tanto l como sus imgenes fueron un vehculo para conseguir proteccin religiosa y la demanda sobre ese tipo de fotografas pudo haber generado un mercado a partir de este imaginario relacionado a la santidad y proteccin. Si la tradicin del velorio del angelito gener una demanda de insumos (bienes y servicios), se pudo haber instaurado un mercado especco, una economa visual en donde las imgenes eran producidas, circulaban, se guardaban o incluso adoraban: eran una suerte de billete emocional8. Tanto el ritual como el nio de las tomas fotogrcas pudieron adquirir un valor social y de uso, un billete emocional. Por srdida que pueda sonar esta armacin, el nio, al volverse imagen, adquiere otro tipo de caractersticas. En el caso de las representaciones angelicales, los infantes dejan de estar ligados al recuerdo y adquieren una connotacin de elemento de devocin, similar al sentido simblico de las estampillas, reliquias, rosarios, entre otros objetos. Efectivamente, al considerar estas imgenes como un billete emocional, inscritas en un circuito determinado, se cree que tambin tenan un valor de uso y un valor de intercambio, no entre individuos, como un objeto que denota estatus o jerarqua social, sino ms bien entre fotgrafo y familiares, para alcanzar un ideal de salvacin o de proteccin divina. Es probable que esta sea una de las razones por las cuales se haya cuidado tanto el trato de este tipo de representaciones y que tambin sea la razn por la cual se haya encontrado tal cantidad de imgenes en el archivo de Vaca Piedra. El fotgrafo tomaba una fotografa al nio vestido como angelito, santito o virgencita. Al hacerlo, le otorgaba a la imagen una carga signicativa enorme, la de estampa religiosa: un billete simblico altamente emotivo y transformador; un amuleto de salvacin que permite ver una luz en medio del dolor de la prdida, la misma que me permito llamar la luz de lo fnebre. Referencias bibliogrcas Alonso, R. (2008). 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