Sarance 46 (2021), publicacin bianual, perodo junio - noviembre pp 7 - 33. ISSN: 1390-9207 ISSNE: e-2661-6718 Fecha de recepcin 04/03/2021; fecha de aceptacin: 29/04/2021 DOI: 10.51306/ioasarance.046.01 Hacia un escenario alternativo sobre la ocupacin antigua de los complejos arquitectnicos de la zona de Malqui y Machay (provincia de Cotopaxi, Ecuador) Towards an alternative scenario on the ancient occupation of the architectural complexes in the area of Malqui and Machay (Cotopaxi province, Ecuador) Shuk laya kuskakunata punta wasi tiyarinakunapi yuyarishpa: Malqui, Machay awpa wasi rurashkakunapi maskaykunata rikuchishpa (Cotopaxi marka, Ecuador mamallaktapi) Maria Patricia Ordoez mpordonez@gmail.com ORCID: 0000-0002-2061-8540 Universidad San Francisco de Quito (Quito-Ecuador) Investigadora, Instituto Otavaleo de Antropologa (Otavalo-Ecuador) Catherine Lara catherine.lara@cnrs.fr ORCID: 0000-0002-7515-9361 Instituto Frances de Estudios Andinos (Lima - Pe) Resumen El presente artculo presenta los hallazgos y reexiones resultado de la prospeccin de la zona conocida como Mallqui-Machay, en la parroquia Pucayacu, provincia de Cotopaxi. La zona cobra inters en en los aos 2004 y 2010 por las investigaciones de la historiadora Tamara Estupian y su hiptesis respecto a la presencia Inca en la zona. Realizados en el 2012, los estudios que aqu se presentan ubican ante todo al espacio en relacin con su importancia durante ocupaciones ms tempranas, y en etapas histricas posteriores dentro del eje de produccin y comercializacin de aguardiente y caa de azcar. Este artculo recoge una descripcin de las zonas prospectadas, el tipo de arquitectura registrado, as como los resultados del anlisis de los hallazgos cermicos. Esta informacin contrapuesta a los vocablos y topnimos existentes para la zona, permiten contextualizar la arqueologa de la zona de cara a una comprensin ms completa de sus procesos de ocupacin. Palabras clave: arqueologa; mallqui; machay; haciendas; inca Tukuyshuk Kay killkaypika Cotopaxi markapa, Pukayaku kitillipi Mallqui-Machay wasi rurashkakunapi allachishpa maskaykunata, yuyarikunatapashmi rikuchin. Kay allpakunatami 2004, 2010 watakunapi ashtawan maskaytukunkapak kallarishka kan. Chay, Tamara Estupian wiaykawsaykillkakpa maskaykunapi Incakuna chaypi tiyarishkami kanka nishpa willachikpimi kunanpika maskay kallarin. Shinallata, 2012 watakunapi imalla maskashkakunatapashmi rikuchin. Imashina kay kuskakunapi kallaripipacha runa kawsashkakunata shinallata kipalla runa kawsashkakunatapash willan. Paykuna imasha hayak yakuta, mishkiwirutapash pukuchishpa mintalashkamanta willachin. Chaymi kay killkayka tukuy imasha kay allpakunapi allashpa tarishkakunatapash, imashalla wasi rurashkakunatapash, imashalla allpawan manka rurashkakunatapash tantachishpa killkashkakunata rikuchin. Kaypi tarishkakunataka chay allpapa kikin shimi rimaykunawanmi chimpapurachishpa paypa arqueologiata rikuchinkapak munan. Shinashpa kaypi kawsashka kuskakunamanta mushuk yuyaykunawan hamutarinkapak. Sinchilla shimikuna: arqueologa; mallqui; machay; hatunallpakuna; inca. Abstract This article presents the ndings and reections from the prospection of the area known as Mallqui- Machay, in the parish of Pucayacu, province of Cotopaxi. In 2004 and 2010, the area gained interest due to the research of historian Tamara Estupian and her hypothesis regarding the Inca presence in the area. However, the studies presented here, carried out in 2012, place the space in relation to its importance during earlier occupations, and in later historical stages within the axis of production and commercialization of aguardiente and sugar cane. This article gathers a description of the prospected areas, the type of architecture registered, as well as the results of the analysis of the ceramic ndings. This information, as opposed to the existing quechua or kichwa vocabulary and toponyms for the area, allows us to contextualize the archaeology of the area in order to understand more completely its processes of occupation. Keywords: archaeology; mallqui; machay; haciendas; Inca. Antecedentes Realizada por el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC) entre los meses de junio y noviembre del 2012, la consultora Prospeccin y Delimitacin arqueolgicas, parroquias Chugchiln/Pucayacu - presencia inca en el piedemonte cotopaxense (Ordez y Lara, 2012), la que se resume en el presente artculo, naci del inters causado por los sitios arqueolgicos de Malqui y Machay (parroquia Chugchiln, cantn Sigchos, provincia de Cotopaxi). stos fueron descubiertos respectivamente entre el 2004 y el 2010 por la historiadora Tamara Estupin Viteri (2011), en colaboracin con los arquelogos Eduardo Almeida (2011) y -sobre todo-, Tamara Bray, al trmino de diez aos de investigacin historiogrca. Este trabajo llev a la historiadora a plantear que la zona de Malqui y Machay podra haber sido el escenario del culto al bulto funerario (o malqui) del ltimo emperador inca Atahualpa, cuyas tierras se habran encontrado en la regin de Sigchos. Como consecuencia, las entidades nacionales y locales pertinentes emprendieron una serie de iniciativas en vistas al cuidado y proteccin del rea. Nuestra consultora fue parte de este proceso. Fue ejecutada bajo la direccin de Mara Patricia Ordez y Catherine Lara, con la participacin de Julio Hurtado, Nicols Bermeo, Juan Francisco Valdez, as como la colaboracin de David Brown, Ryan Hechtler y Will Pratt, sin olvidar a la comunidad de Malqui, a quien se agradece de igual manera. Nuestros objetivos principales se centraron en denir las reas de inuencia arqueolgicas de los sitios Malqui y Machay, en el marco de las problemticas culturales propias del rea. La herramienta terico-metodolgica seleccionada de cara a este propsito fue aquella del reconocimiento arqueolgico o prospeccin, la cual se dividi en tres etapas: investigacin bibliogrca preliminar de la arqueologa del rea y sus principales problemticas, registro de los yacimientos en campo y nalmente, procesamiento e interpretacin de la informacin conjunta recuperada a lo largo del proyecto. El estudio bibliogrco permiti conrmar el carcter de frontera ecolgica y cultural de la zona de estudio. sta se ubica efectivamente entre Sierra y Costa, en las estribaciones de la cordillera occidental, o ceja de selva / montaa, ms precisamente en el piso ecolgico denido por la clasicacin de Holridge como bosque hmedo pre-montano (entre 2 000 y 300 metros de altura). Arqueolgicamente, la cercana de al menos tres grupos tnicos es reportada aqu: los yumbos al norte, los puruhaes al este (vinculados a una posible inuencia inca), y el conjunto Quevedo/La Cadena/La Man al sur. Los yumbos como tales surgen hacia 1.000 D.C. (hasta 1550 D.C.), aunque son antecedidos por un grupo cuyas huellas han podido ser rastreadas desde 1 600 A.C. (Lippi, 1998). La presencia de tolas y la preponderancia de las actividades de intercambio comerciales la cual se conrma a travs de un contacto al parecer privilegiado con los Incas (Lippi y Gudio [2010])-, son algunos de los rasgos caractersticos de esta agrupacin. A su vez, la zona de Sigchos y Angamarca es fundamentalmente conocida por un complejo de al menos doce fortalezas (Brown et al., 2010), al parecer ligadas a la poca de las invasiones inca y/o espaola, y asociadas a una amplia representatividad de cermica de tipo Puruh y Panzaleo (Bray, 2005), -aproximadamente 1200 de nuestra era. En n, la regin de la Man/La Cadena, -zona de paso cultural entre la Amazona, Sierra y Costa-, se destaca por asombrosos complejos de tolas, testigos de una historia ocupacional de cinco mil aos (desde 2 000 A.C. a 800 D.C.) (Guillaume-Gentil, 2010). En el caso de Machay al menos, una prospeccin arqueolgica anterior haba concluido que se trataba de una construccin inca (Almeida, 2001: 2). De hecho, los vocablos quechuas malqui y machay se relacionan directamente con las costumbres funerarias incaicas, por lo que se propone a continuacin- explorar su signicado de forma ms detallada, con el objetivo de permitir luego al lector contextualizar mejor la propuesta de la historiadora Estupin, as como los resultados de la prospeccin subsiguiente. Figura 1. Mapas de divisin cantonal/parroquial de los cantones Sigchos y La Mana. 1.1. De los topnimos Mallqui y Machay y las prcticas funerarias incas. La voz quechua malqui hace referencia a un concepto complejo, propio de la ideologa inca, que se declina en mltiples acepciones complementarias pertenecientes tanto al mbito religioso, como a manifestaciones socio-econmicas. El estudio aunque sea sinttico- de esta nocin, requiere por lo tanto un acercamiento cabal a esta diversidad de expresiones (Bray, comunicacin personal). Una de las ms frecuentes en la literatura especializada la asocia a los bultos momicados de los miembros de la lite, quienes cobraban -por este medio-, el estatus de progenitores de su grupo, venerados en calidad de huacas. En su acepcin general, las huacas -entidades sobrenaturales veneradas a escala colectiva e individual, y generalmente asociadas a elementos especcos del paisaje-, ocupaban el primer escaln de la jerarqua de los elementos de culto incas (Lau, 2008: 1031). Se encuentran luego los malquis, tambin vinculados al paisaje, pero ubicados en puntos especcos, tales como cuevas (machays), o tumbas (chullpas), considerados como lugares de origen (Isbell, 1997: 81, 82; Lau, 2008: 1032). En las crnicas, los trminos huaca y malqui aparecen a menudo como sinnimos (Lau, 2008: 1030). Las huacas funerarias eran tambin conocidas bajo el nombre de illapas, trmino que por cierto se reere tambin al rayo, otro elemento sagrado del panten inca (Albornoz, en Duviols, 1967: 19, ver tambin Guamn Poma de Ayala, 1980: 204). Guamn Poma de Ayala (1980: 206) especica que la palabra illapa se refera ms precisamente al bulto del Inca, mientras que los dems difuntos eran denominados aya. Finalmente, entre los elementos del culto incaico se destacan los objetos pequeos y porttiles, en su mayora venerados y conservados en el mbito domstico (Isbell, 1997: 81,82; Lau, 2008: 1032). Se mencionar tambin a los huauques o alter-egos materiales que la nobleza inca mandaba a confeccionar en vida, y venerados mediante un culto que inclua ofrendas de valor, propiedades y personal especializado en su cuidado (Cobo, 1990: 37; Lau, 2008: 1032). Estos dobles divinos (MacCormack, 1991: 292) incorporaban a menudo fragmentos de uas o pelo del personaje (Isbell, 1997: 57; Lau, 2008: 1033), a quien representaban en su ausencia durante su vida (Isbell, 1997: 50; Lau, 2008: 1033): Servian de paramentos y promesas que hazian en los auquis de tratar verdad en las juntas que hazian para todo gnero de gobierno (Albornoz, en Duviols, 1967: 17). Luego del fallecimiento de su propietario, los huauques acompaaban al difunto (Isbell, 1997: 50; Lau, 2008: 1033). Los primeros espaoles en asistir a las ceremonias de culto a las momias reales en Cuzco, observaron de hecho la presencia de cajas pequeas colocadas al lado de los malquis y que resguardaban dientes, uas o pelo de los difuntos (MacCormack, 1991: 70). El listado efectuado por Ondegardo de las momias reales conscadas a nales del siglo XVI, incluye a veces el bulto y su doble, en otros casos, solo uno de los dos elementos (Isbell, 1997: 55), correspondientes quizs a lo que los indgenas no lograron rescatar de ser conscado. En trminos generales, los malquis eran resguardados en sus respectivas cuevas (machays) o chullpas (Lau, 2008: 1041); Guamn Poma de Ayala (1980: 179, 206) emplea el trmino pucullo. En su denicin del trmino machay (cueva) como elemento simblico, Idrovo (1994: 54) seala: conociendo el sentido religioso que dio y an lo hace el andino a las cuevas, cavernas o refugios, es necesario registrar estos sitios, porque con frecuencia se hallan en los mismos restos de cultos ya extintos, sepulturas, etc. Es lo que ocurre con el Machay de Turi, en Cuenca, una pequea gruta asociada al sistema de Ceques de Tomebamba, e integrada an a la religiosidad andina del rea caari. Los receptculos destinados a recibir a los bultos funerarios eran espacios especialmente previstos para limitar la presencia de humedad y facilitar la oxigenacin de la momia en vistas a su disecacin adecuada (Itier, 2010: 114). Independientemente de su naturaleza (cuevas o estructuras funerarias), los receptculos mortuorios constaban -en su entrada-, de un espacio plano, a manera de terraza, llamado cayan, en donde se ejecutaban los rituales fnebres (Isbell, 1997: 92, 93). El culto a los bultos funerarios inclua exhibiciones del malqui en ocasiones especcas del ao. stas coincidan a menudo con los momentos claves del ciclo agrcola (Lau, 2008: 1041), como el Inti Raymi (Segovia en Isbell, 1997: 46). Desde una perspectiva semntica, el vocablo quechua malqui se reporta a todo vegetal sembrado (Gonzlez Holgun, 1952: 224; Itier, 2010: 115). En los textos ms antiguos, es empleado metafricamente a la vez para designar al progenitor y a la semilla (Itier, 2010: 115), siendo la descendencia del difunto el fruto de su fertilidad (Itier, 2010: 192). Esta asociacin entre malqui y fertilidad se reeja en las ceremonias de culto funerario (Lau, 2008: 1033): 17. Esta representacin hace eco a la hiptesis de Estupin Viteri (comunicacin personal), quien ve un paralelismo sincrtico entre el culto al malqui posiblemente vinculado al sector de Malqui y Machay, y la veneracin al Nio de Isinche, en la zona aledaa de Sigchos (Estupin, 2011: 198). Las estas en honor al Nio de Isinche se celebran el 24 y 25 de diciembre en la iglesia de la hacienda colonial de Isinche, construida en el siglo XVIII (Naranjo, 1996: 87). Lo ms sorprendente respecto a la analoga con el malqui/semilla es que: Segn los habitantes de Isinche, sin duda alguna, el Nio ha crecido desde que fuera encontrado; para ello basta comprobar el tamao de la urna, que cada vez le resulta ms pequea (Idem: 64). Desde luego, se carece de momento de los elementos empricos sucientes que permitan armar un sincretismo entre la gura de un malqui (eventualmente el de Atahualpa), y la representacin del Nio de Isinche. En todo caso, la analoga llama la atencin, y es pertinente mencionarla. 2. La prospeccin arqueolgica de Malqui y Machay Estupin Viteri sugiere que por su toponimia, la zona de Malqui y Machay parece haber estado asociada a un sitio de culto funerario inca, liacin cultural posiblemente raticada por la arquitectura, y complementada por las fuentes etnohistricas. A su vez, la prospeccin realizada por Almeida sac a relucir la presencia de material yumbo en la regin, por cierto situada en una zona de paso asumida como estratgica entre Costa y Sierra. Se plante luego el interrogante de la o las liacin(es) y funcin(es) cultural(es) exactas del sector, por lo que se emprendi un sobrevuelo bibliogrco de los vecinos culturales del rea: la zona de La Man, de los llamados Yumbos, y de Sigchos/ Angamarca. Existen dos denominadores comunes entre los tres: el comercio a larga distancia (documentado ya sea arqueolgica, ya sea etnohistricamente en los tres casos) en primera instancia, y la presencia directa o indirecta / remota o cercana de los llamados Tschilas, -en ltimo trmino. Desde un enfoque ms amplio, la arqueologa de la zona comprendida entre Sigchos y La Man -de la cual Malqui y Machay forman parte-, resguarda todava muchas incgnitas (Almeida, 2011: 2). Se sospecha el carcter estratgico del rea,por su ubicacin geogrca entre localidades probablemente codiciadas por las huestes incas, a saber, la va de ingreso al territorio de los huancavilcas al oeste (Idem: 19), -marcada por el imponente complejo arqueolgico de La Man-, el pas yumbo (al norte), y el sector de Sigchos al este. En los casos de La Man y los Yumbos, este tronco tnico comn habra por lo visto derivado en manifestaciones culturales distintas. En Sigchos, se aade la posible evidencia de ocupaciones puruhas, chimbos, y/o panzaleos mal conocidas. A su vez, el denominador comn entre la zona yumbo y la de Angamarca/Sigchos y el ms conocido de momento tambin-, es la presencia inca, que se habra manifestado de forma ms agresiva en Sigchos: el sector presenta efectivamente un complejo de fortalezas posiblemente asociadas a la consolidacin de la ocupacin inca (sumada a la presencia de mitmas) y/o a la invasin espaola. La toponimia, la etnohistoria y la arqueologa podran sugerir una asociacin inca de Malqui y Machay. El carcter estratgico de la zona y las caractersticas de los sitios arqueolgicos aledaos plantean no obstante e inevitablemente-, el interrogante de la identidad de los posibles grupos pre-incas que habitaron la zona, cuyo esclarecimiento es de paso imprescindible de cara al entendimiento de la funcin de Malqui y Machay. En este marco, y luego de los estragos del invierno 2011-2012 que evidenciaron la urgencia de reconstruir/consolidar los muros cados en Machay bajo el efecto de las lluvias torrenciales, se inician varias etapas de investigacin del sector, entre delimitacin y prospeccin del sitio, excavacin, limpieza y restauracin. En el marco del objetivo de la consultora (delimitacin de las reas de inuencia arqueolgica de los sitios Malqui y Machay), estos antecedentes investigativos fundamentaron luego la denicin de la metodologa de trabajo en campo. sta consisti en un recorrido pedestre del rea de estudio (eld.walking), acoplada a una doble modalidad de deteccin de yacimientos: selectiva (registro de la mayor cantidad posible de sitios monumentales y aterrazamientos en las zonas ms accidentadas desde el punto de vista topogrco), y sistemtica (pruebas de pala de 60 cm de profundidad ejecutadas cada 20 metros a lo largo de transectos separados entre ellos por 50 metros de distancia). La prospeccin de la zona correspondiente al rea de inuencia arqueolgica de los sectores Malqui y Machay revel 112 pruebas de pala positivas, repartidas en tres sectores bsicamente vinculados a las tres principales cuencas hidrogrcas de la zona (ver gura 2): - cuenca del Quindigua (sector 1 Malqui), - cuenca del Cristal (sector 2 La Palma/La Argentina/La Unin), - cuenca del Machay (sector 3 El Estado/Munchipamba/La Magdalena/Machay/Mashkipungo) Figura 2. Sitios arqueologicos de inuencia a la zona de Malqui y Machay. 2.1 Sector 1 (Malqui ) La mayor parte del actual recinto de Malqui se encuentra sobre un antiguo cauce de ro. Los sitios arqueolgicos detectados en el sector se presentan en su mayora en la micro-cordillera que bordea el ro Quindigua, as como en el rea de las tolas de Malqui y la hacienda, ms elevadas que el resto de la planicie. La zona del recinto de Malqui es de hecho altamente anegadiza y pedregosa, lo cual explica la reparticin observada de los yacimientos arqueolgicos. El sector arroj 293 artefactos hallados en base a 31 pruebas de pala positivas, la mayora de las cuales present una densidad de material relativamente baja (26 pruebas con una densidad comprendida entre 1 y 10 artefactos, dos pruebas con una cantidad de material situada entre 11 y 20 objetos, y dos con una densidad de 31 a 40 y superior a 100 fragmentos respectivamente). Si bien las pruebas de pala reejan cierta dispersin a nivel de la ubicacin de los sitios, destacan tres reas de concentracin de evidencia arqueolgica: el rea de las tolas (dos en total), la zona de la hacienda (estos dos espacios a su vez separados por seis pruebas positivas dispersas), y nalmente, el sector de las terrazas, distribuidas en funcin de la topografa de la cordillera Malqui. Figura 3. Densidad y dispersin de material en el Secto Malqui. Figura 4. Plataforma Hacienda Malqui y detalle de esquina de piedra. 2.2 Sector 2 (La Palma/La Argentina/La Unin) El sector La Palma/La Argentina/La Unin se presenta a manera de una ancha planicie aluvial delimitada al sur- por el ro Cristal, y al norte, por una micro-cordillera que se maniesta gradualmente a travs de escalonamientos topogrcos o anchos aterrazamientos que ascienden levemente hasta alcanzar las curvas de nivel ms cerradas del relieve. La va que pasa por aqu sigue el curso del ro Cristal y abre su curso en los ramales de la Cordillera Occidental, permitiendo, -entre otros-, llegar a Sigchos, y conectarse con la va a Santo Domingo. Se trata luego de una zona de paso que, como se ver ms adelante, es fundamental desde el punto de vista del entendimiento de la evidencia precolombina, pero tambin colonial y sobre todo, republicana asociada a la regin. Como se ver, estos espacios aterrazados han sido ocupados culturalmente, por el mismo motivo aludido para el sector de Malqui, a saber, la bsqueda de reas elevadas a manera de proteccin de los asentamientos de las reas anegadizas. El extremo sureste de esta zona se encuentre del otro lado del ro Cristal; presenta una topografa mucho ms accidentada, por lo que los asentamientos registrados aqu se resumen esencialmente a la ocupacin de espacios aterrazados. Cuatro haciendas y tres reas arqueolgicas asociadas fueron localizadas en este sector, La Palma, La Argentina Nueva, La Argentina Vieja y La Unin. La Palma contiene un edicio a todas luces colonial/republicano, el nico en la zona en contar con una rueda activada por fuerza hidrulica en el marco de la elaboracin de aguardiente y panela1. La Argentina Vieja fue descubierta gracias a la prospeccin. De acuerdo al recuerdo aproximativo de infancia de los informantes mayores de la zona (la nica referencia que se rescat es la de la existencia de una imprecisa hacienda vieja), esta hacienda ya estaba sepultada bajo la vegetacin, pero se saba que fue reubicada en donde se encuentra la actual hacienda de La Argentina (llamada aqu La Argentina Nueva, con el objetivo de diferenciarla de la construccin antigua), la cual presenta de hecho las caractersticas de una edicacin republicana, aunque ms reciente que las ruinas de la Hacienda La Unin. El material cermico se lo encontr principalmente en los sectores de la Argentina Vieja, de la Hacienda La Unin y las terrazas aledaas, espacios que fueron denidos como reas arqueolgicas. La densidad de material es levemente superior a la de Malqui, aunque ms concentrada: se registran as 391 artefactos recuperados a partir de 36 pruebas de pala positivas, entre las cuales 26 con una densidad de material incluida entre 1 y 10 artefactos, dos con una cantidad de tiestos incluida entre 11 y 20, una de 21 a 30, y una superior a 100. El sitio de la Argentina Vieja representa claramente el ncleo ocupacional del valle del Cristal, seguido de la zona de la Hacienda La Unin (en menor medida). Al parecer, el escenario ocupacional del sector 2 asociado al material cermico se presenta a la inversa del sector de Malqui, en el sentido en que se evidencia aqu una mayor cantidad y dispersin de material proveniente del nivel 5 (21 a 25 cm de profundidad), con una representacin menor del nivel 9 (41 a 45 cm de profundidad). Esta categora presenta adicionalmente un nivel predominante adicional: el sexto (26 a 30 cm de profundidad). 1 Al respecto, las autoras sugieren el documental realizado a raz del proyecto por Valdez (2014) sobre esta produccin tradicional de la zona. 18 Figura 5. Densidad y dispersin de material en el Sector La Palma Figura 6. Canal y camino empedrado (izq.) Canal cubierto (der.) en la Hacienda Vieja Argentina. 2.3 Sector 3 (El Estado/Munchipamba/ La Magdalena/ Machay/ Mashkipungo/ El Tigre). El sector 3 est representado por el cruce entre la cuenca alta del ro Quindigua y la cuenca baja del ro Machay. A nivel topogrco, la cuenca del Quindigua se presenta como una estrecha franja de llanura aluvial que corre de sureste a noreste, abrindose paso entre la empinada orografa que la rodea, y en cuyo ramal meridional se presentan numerosos aterrazamientos que, como veremos han sido el escenario de ocupaciones culturales. Como es el caso en las zonas de estribacin, la cuenca del Quindigua marca aqu una zona de paso natural hacia la Sierra, en este caso, ms concretamente hacia Chugchiln via Quindigua. Desde este punto de vista, el rea arqueolgica ms cercana a la Sierra detectada en esta regin es aquella de El Estado, seguida por la zona de la Hacienda Munchipamba Vieja (con sus aterrazamientos respectivos), aquella de la Hacienda Munchipamba Nueva (con sus aterrazamientos correspondientes). Figura 7. Densidad y dispersin de material en el Sector Munchipamba, La Magdalena, Machay, Mashikipungo. Un poco antes del cruce entre el Quindigua y el Machay, aparece el sector de La Magdalena (con sus respectivas terrazas). En este punto, la planicie del Quindigua se abre en direccin norte hacia Malqui, mientras que, hacia el oeste, aparece el callejn orogrco asociado al ro Machay, el cual a su vez se abre en direccin noroeste sobre la planicie aluvial del Quindigua a la altura del sector de (Mashkipungo)/La Florida. La Florida es el nombre ms comn actualmente utilizado para referirse al extremo noroeste de la zona de Machay, pero dada la relevancia del signicado toponmico del vocablo Mashkipungo, retendremos esta denominacin, tal como se ver ms adelante. A su vez, el callejn del Machay est rodeado por un ramal orogrco que describe una curva sureste/noroeste, presentndose ocasionalmente bajo la forma de una ancha cuchilla en donde se ubican los sectores de la Cooperativa Machay y El Tigre, ocupados tambin en tiempos precolombinos. Al igual que en La Argentina, el sector 3 presenta cuatro haciendas antiguas: Munchipamba Vieja, Munchipamba Nueva, La Magdalena (hoy desaparecida, de acuerdo a la informacin obtenida por D. Brown), y, desde luego, Machay. Pese a la monumentalidad notoria de la zona, las pruebas de pala no arrojaron cantidades de material exuberantes. Ms que densidad concentrada de material, se not una multiplicidad de pruebas positivas regadas a lo largo de los callejones respectivos del Quindigua y el Machay. Las pruebas de pala permitieron el hallazgo de 269 artefactos (a los que se suman 54 ms encontrados a 20 centmetros de profundidad en el sector de El Estado por el Sr. Serafn Pilamonta). El material cultural fue hallado mediante 48 pruebas de pala: 40 que dieron cuenta de un material comprendido entre un rango de 1 y 10 fragmentos, 6 que revelaron dos pruebas con una densidad de material de 11 a 20 artefactos, una prueba con una cantidad situada entre los 21 y los 30 objetos, y, nalmente, una prueba con un rango de material comprendido entre 41 y 50 artefactos. Figura 8. Bloques de pomez tallada en tanques de almacenamiento (izq), y canal cubierto de piedra an en uso (der.) Hacienda Vieja La Unin. La planicie de la zona de Machay asociada a la propiedad del Sr. Montalvo revela la ms alta concentracin de material de lo que se pudo prospectar en el sector. Se hall un basural en que se recuperaron 31 fragmentos cermicos y 10 artefactos (vidrio, huesos, fragmentos de metal), localizado en el depsito 1, en un rango de profundidad comprendido entre los 18 y los 30 cm. Al parecer, se trata de un basural a todas luces republicano. En total,el rea arqueolgica estimada abarcada por la evidencia pretrita de las zonas de Mashkipungo y Machay se estima a una supercie de 143.471 metros cuadrados. Se acotar que por motivos administrativos, no se pudo prospectar la Hacienda Machay, cuyo propietario Sr. Francisco Moncayo- autoriz no obstante benvolamente al equipo a observar las estructuras. Para la descripcin de la misma, ver la sntesis del reporte de Almeida (2011: 20). En comparacin con el reporte de Almeida, se destaca el descubrimiento de caminos empedrados por el equipo de Gordon y Domnguez (consultora promovida por el ya extinto Ministerio Coordinador de Patrimonio), as como una hilera de piedra detectada en la parte baja del extremo noreste del aterrazamiento en donde se asienta la hacienda (Dominguez 2012). 3. Resultados 3.1 Material Cermico El material cultural recuperado fue minuciosamente registrado por tipos, profundidades y estratos, sin olvidar las coordenadas UTM que sustentaran el trabajo cartogrco posterior. Se logr as detectar 18 espacios de concentracin de vestigios arqueolgicos (nueve haciendas, un conjunto de dos tolas, y ocho complejos de terrazas habitacionales), repartidos en tres sectores correspondientes a las tres micro-cuencas hidrogrcas principales de la zona: Malqui (1), Cristal (2), y Quindigua/Machay (3). A nivel interpretativo, los datos obtenidos evidencian un primer pico ocupacional situado en el sector 1 (Malqui), posiblemente contemporneo a la colonia temprana, tal como lo sugiere la documentacin histrica (Estupin, 2011: 200). A nivel estilstico, el material correspondiente podra asociarse a la fase Nambillo Medio (esto es, pre-yumbo, aunque con una incoherencia cronolgica que puede ser motivo de discusin), y tcnicamente, a rasgos puruh. Luego de lo que parece haber constituido un periodo de relativo abandono, la zona (y en especial el sector 3 Quindigua/Machay), conoce su ms fuerte ocupacin en lo que, -de acuerdo a la documentacin histrica, el registro de las haciendas en campo y la tradicin oral local-, correspondi a la poca del auge de la actividad de explotacin de la caa en el rea, con ocasin de la cual se importaron masivamente poblaciones quichua hablantes de huasipungueros provenientes de la Sierra hacia nes de la Colonia/inicio de la Repblica. En un principio, este nivel ocupacional da cuenta de un material esencialmente puruh, progresivamente remplazado por cermica vidriada (tcnica de origen europeo), pero manufacturada con la tcnica puruh. Una descripcin mas detallada de dicho anlisis se puede encontrar en Lara (2016). Con excepcin del topnimo malqui, esta migracin explica en gran parte la presencia de topnimos quichuas en la zona (no olvidemos que machay tambin signica licor en quichua, y que la hacienda Machay fue justamente registrada como trapiche en la poca republicana Estupin, comunicacin personal). Figura 9. Rasgos Hacienda Machay, no parte de la prospeccin de 2012. En denitiva, si bien la revisin bibliogrca preliminar sugiere la presencia inca de forma ms o menos directa en las zonas aledaas al rea de estudio, sta no arroj material inca alguno, aunque ciertamente tampoco se pudo prospectar la Hacienda Machay. La presencia inca en lo que constituye actualmente la Repblica del Ecuador fue relativamente limitada en el tiempo, por lo que no es particularmente visible en el registro material, tal como se lo ha podido comprobar en sitios incas imperiales (caso de Caranqui por ejemplo). Siendo as, la ausencia relativa de material inca en la zona de Malqui y Machay (hallazgo de dos o tres fragmentos segn los investigadores que excavaron en el sitio), no sorprende, ni tampoco permite negar la presencia inca en la regin. Figura 10. Cermica tarda o maylica, elaborada con torno, recuperada en la zona de prospeccin. Figura 11. Cermica temprana, elaborada sin torno, recuperada en la zona de prospeccin 3.2 Reexiones nales En virtud de su componente holstico de ciencia social o simplemente de ciencia-, la arqueologa parte del principio segn el cual sus elementos de estudio (sitios por ejemplo), no son entendibles nicamente per se, sino tambin (o quizs sobre todo?), a travs de su entorno regional. Si bien es cierto que no se pudo prospectar Machay, y por ende, no fue posible incluir sus materiales dentro de nuestra interpretacin, si se toma en consideracin las semejanzas arquitectnicas existentes entre la hacienda Machay y las dems haciendas coloniales/republicanas del rea, se dispone de un fundamento legtimo de cara a la apertura de una discusin en torno al cuestionamiento de la asociacin entre lo inca y la monumentalidad de la zona desde la arqueologa. Los canales en particular previamente considerados como una prueba decisiva del origen inca de Machay-, son un elemento arquitectnico muy comn en la zona y totalmente ligado a la actividad de las haciendas coloniales/republicanas en vinculacin con el funcionamiento de los sistemas hidrulicos relacionados con la explotacin de la caa de azcar en el contexto de los severos constreimientos acarreados por el manejo del agua en la zona. Lo cual desfavorece la idea de un origen inca de semejantes estructuras. Por otra parte, de acuerdo a la memoria y tradiciones orales de los actuales moradores de la zona, con excepcin de malqui, los topnimos quichuas ligados a estos complejos arquitectnicos se asocian a la llegada de mano de obra quichua hablante desplazada desde el sector de Sigchos para trabajar en las haciendas de caa de azcar en la poca republicana. Es decir que estos topnimos al parecer no tienen que ver con el campo semntico del culto funerario quechua-inca. La dominacin de material colonial/republicano en el sector de Machay se viene a sumar a estos fenmenos. Valga recalcar que entre el argamasa de las piedras de las estructuras de Machay, se observa claramente el uso de fragmentos vidriados y de metal, lo cual indica que si bien hubo una ocupacin precolombina del sector, la monumentalidad al menos no parece haber estado asociado a ella en su integralidad. Estos planteamientos no excluyen que la zona haya acogido el malqui de Atahualpa. Sin embargo, los resultados de la presente investigacin evidencian que tampoco se debe descartar que la monumentalidad de la hacienda no haya estado vinculada a este fenmeno. El nico elemento arquitectnico actualmente proclive a plantear una presencia inca en la zona es el misterioso ushnu identicado en la hacienda Machay. Desde la toponimia, el trmino malqui est asimismo presente desde la Colonia temprana (Estupin Viteri, 2011). Por ende, si presencia de Atahualpa o su familia hubo en la zona, quizs sta no se deba buscar tanto en la pertenencia a lo inca como en la liacin a lo local (yumbo y/o puruh). En denitiva, a travs del impacto acadmico y meditico que caus, el respetable lapso cronolgico al cabo del cual la historiadora Estupin Viteri lleg a su hiptesis sobre el sitio Hacienda Machay como Ҝltima morada de Atahualpa, recibi sin duda alguna un merecido reconocimiento. Por el momento, hasta no contar con mayor informacin (tanto histrica como material), la arqueologa por su parte invita no obstante a la prudencia respecto al manejo del discurso relativo a la naturaleza del sitio Hacienda Machay. Lo que s queda muy claro, es que las haciendas coloniales/republicanas detectadas en la zona representan sin duda alguna un hito patrimonial nacional (material e inmaterial), que amerita denitivamente ser investigado y rescatado. Dada la diversidad de actores involucrados en el manejo del patrimonio histrico de la zona de Malqui y Machay, el cumplimiento de este desafo patrimonial exigir sin duda un slido trabajo de dilogo y comunicacin. As, al cabo de ms de 60 das de convivencia con los comuneros de Malqui y de diversas iniciativas conjuntas de socializacin de nuestra consultora en la zona, se evidenci que las iniciativas proyectadas en torno al patrimonio local se contraponen dramticamente a la realidad socio-econmica crtica de la mayora de la poblacin de Malqui. Esta paradjica realidad llama la atencin sobre el imperativo de formular proyectos culturales integrales, orientados tanto hacia el componente cultural, como hacia el aspecto social, aspectos indisociables de cara a la sustentabilidad del manejo patrimonial de la regin a futuro. Referencias bibliogrcas Almeida Reyes, Eduardo, 2011, Informe Prospeccin Arqueolgica en Pucayacu Provincia de Cotopaxi, Manuscrito presentado al Instituto Nacional de Patrimonio Cultural, Quito. Bray,Tamara L., 1992, Archaeological Survey in Northern Highland Ecuador: Inca Imperialism and the Pais Caranqui. World Archaeology, Vol. 24, No. 2, Analytical Field Survey, pp. 218-233. 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