Sarance 45, publicaci—n bianual, per’odo diciembre 2020-mayo 2021, pp 68 - 75. ISSN: 1390-9207 ISSNE: e-2661-6718 Fecha de recepci—n 27/08/2020; fecha de aceptaci—n 28/09/2020 DOI: 10.51306/ioasarance.045.05 La mujer ind’gena en los levantamientos ind’genas coloniales y a partir de 1768 1a . Runa warmipa sinchi llakikunapi hatarishkamanta 1768 watakunamantapacha kunankaman 1b. The Indigenous Woman in the Colonial Indigenous Uprisings and Since 1768 1c. Dr. Fernando Jurado Noboa fernandojuradonoboa@gmail.com ORCID: 0000-0003-3629-0102 Investigador asociado, Instituto Otavale–o de Antropolog’a, (Otavalo Ecuador) Sociedad Amigos de la Genealog’a, (Quito - Ecuador) Miembro de nœmero m‡s antiguo, AcadŽmia Nacional de Historia (Quito - Ecuador). Resumen En el œltimo levantamiento social de octubre de 2019 que paraliz— al Ecuador, se constat— una participaci—n masiva de mujeres y especialmente de mujeres ind’genas. En este art’culo, que revisa material de la secci—n ÒSublevacionesÓ del Archivo Nacional, se evidencia la participaci—n de la mujer ind’gena en los levantamientos pol’ticos en el per’odo colonial y en los albores de la repœblica. Vale la pena recordar el papel de Isabel Yarucpalla, ex esposa de Atahualpa y luego manceba del conquistador Juan Lobato de Sosa, quien denunci— ante las autoridades espa–olas el famoso mot’n acaudillado por Alonso Ango, cacique de Otavalo (Vargas, 1975). En el siglo XVI y XVII los levantamientos ind’genas fueron menos abundantes que entre 1730 y 1803, 1a Este art’culo es un avance al estudio del papel de la mujer ind’gena en los hechos hist—ricos del Ecuador, incluso en el per’odo pre-republicano. Adem‡s, responde a un trabajo particular del investigador, que se ver‡ reßejado en futuras publicaciones del Instituto Otavale–o de Antropolog’a. 1b Kay killkashka pampaka runa warmikuna Ecuador mama llaktapa llakikunapi hatarishkakunamantami kan, pre Ð republicano nishka pachamantapacha. Shinallata shukpa mashkay llamkay rikurishpa kanka shamuk killkaykunapi Instituto Otavale–o de Antropolog’a ukumantapacha. 1c This article is an advance of the research of the role of indigenous women in the historical events of Ecuador, even in the pre-Republican period. In addition, it responds to a personal work of the researcher, which will be reßected in future publications of the Instituto Otavale–o de Antropolog’a. per’odo en el cual se observa por primera vez el registro de la participaci—n de mujeres ind’genas en las sublevaciones. A partir de ello se hace un an‡lisis de su papel en dichos sucesos. Palabras claves: mujer ind’gena, colonia, levantamiento ind’gena, Ecuador. Tukuyshuk Wayru killapi 2019 yalishka watapi Ecuador mama llakta shayarirka tukuyllarunakuna sinchi kamachikunata urmachinkapak, ashtaka warmikunapash hatarishpa paykunapa shimita uyachirka ashtawankarin runa warmikunapa shimikuna Kay killkashka tantachishka ÒSublevacionesÓ Archivo Nacional pankakunamanta runa warmi hatarishkamanta –awpa pachakunaman.tapacha, mishukuna llakichishkakunapika tukuy pacha warmikuna pakta makanahushpa shamushka. Chaymanta ashtawankarin yuyarina kanchik mama Isabel Yarukpalla, Atahuallpa runapa warmi shinallata Juan Loba.to Sosa mishupapash, kay mishumi urmachishka Alonso Ango Otavalomanta apuk inga (Vargas, 1975). XVI shinallata XVII runakunapa hatariykunaka mana yapa kashkachu 1730-1803 watakunapika shinapash chay wataku.namantapachami warmikunapash pakta pakta makanahushpa shamushka. Tarik killkakuna: runa warmi; mishu punta kawsay; runakunapa hatariy; Ecuador. Abstract In the last social uprising of October 2019 that paralyzed Ecuador, there was a massive participation of women and especially indigenous women. In this article, which reviews material from the ÒUprisingsÓ section of the National Archive, the participation of indigenous women in political uprisings in the colonial period and at the dawn of the republic is evident. It is worth remembering the role of Isabel Yarucpalla, ex-wife of Atahualpa and then of the conqueror Juan Lobato de Sosa, who denounced to the Spanish authorities the famous mutiny led by Alonso Ango, chieftain of Otavalo (Vargas, 1975). In the sixteenth and seventeenth century, indigenous uprisings were less abundant than between 1730 and 1803, a period in which the record of the participation of indigenous women in the uprisings is observed for the Þrst time. An analysis of their role in these events is made from this. Keywords: indigenous woman; colony; indigenous uprising; Ecuador. Introducci—n La mayor’a de la documentaci—n presentada en este trabajo corresponde al material de la secci—n ÒSublevacionesÓ, establecida por el historiador y antrop—logo Alfredo Costales Samaniego, quien estuvo a la cabeza del Archivo Nacional en Quito entre 1980 y 1984. Posteriormente, Grecia Vasco de Escudero, al mando de la instituci—n entre 1988 y 2010, recatalog—, con criterio tŽcnico-archiv’stico, esos expedientes bajo las secciones ÒCriminalesÓ, ÒJuiciosÓ y ÒPresidencia de QuitoÓ, salvando sobre todo lo que estaba en la secci—n ÒPresidencia de QuitoÓ2. Del material consultado se construye una visi—n de conjunto de los levantamientos ind’genas de la Žpoca a la vez que se busca caracterizar la participaci—n de las mujeres ind’genas en dichas sublevaciones. Los levantamientos ind’genas no tuvieron las mismas connotaciones en todas las regiones de la Audiencia de Quito. En los siglos XVI y XVII se produjeron cuatro levantamientos en la Costa y, ocho en el Oriente3. En la Sierra, amerita mencionar el levantamiento en Otavalo, en octubre de 1547, al mando de Alonso Otavalo, quien tres a–os despuŽs lider— la sublevaci—n de los indios de Lita y de Quilca al occidente del corregimiento4. En 1615, los otavale–os se levantaron nuevamente mientras que en 1628 solo levantaron su voz los de Latacunga5. Entre 1730 y 1803, se podr’a hablar de una Òetapa de oroÓ de las sublevaciones. En efecto, los ind’genas de Chimborazo se levantaron 14 veces en esos 73 a–os, es decir, un promedio de una vez cada cinco a–os; los de Tungurahua, siete veces, los de Otavalo, tres (dos en 1777, en Otavalo y en San Pablo, otra en 1781 con epicentro en Cayambe); tambiŽn, tres veces en 2 En este art’culo se utiliza, en la mayor’a de las veces, la clasiÞcaci—n de la Žpoca de Costales. 3 Archivo Nacional, Quito, secci—n Sublevaciones, caja 1 4 Detalles complementarios y amplios de los Ango y su familia, m’rense en la obra de pr—xima aparici—n La Mujer Ind’gena del autor de este volumen, ediciones del IOA, 2021. 5 Archivo Nacional, Sublevaciones, caja num. 1. Cotopaxi y solo una vez en Tulc‡n, Azuay, Canelos en el Oriente6 y Loja7. M‡s tarde, en plena etapa republicana, entre 1826 y 1928, se dieron veinte levantamientos: ocho en Chimborazo, cinco en el Oriente, dos en Tungurahua, dos en Azuay, uno en Cotopaxi (Latacunga), uno en Carchi (Tulc‡n) y otro en Otavalo8. Quiz‡s lo m‡s interesante es que la sublevaci—n de 1898 en Loreto (actual provincia de Orellana) fue acaudillada por un blanco mestizo llamado Reinaldo Flor (Costales, 1992, p.234). Dentro de este contexto amplio de levantamientos de la Žpoca, aparece registrada la presencia de mujeres ind’genas. El ordenamiento que se expone a continuaci—n obedece a los relatos documentales encontrados en el trabajo archiv’stico. L’deres ind’genas del siglo XVIII Es en este siglo que Þguran registradas las primeras mujeres como l’deres. M‡s adelante, en este trabajo, explicitaremos el castigo que se les asign— por sus actos. Constan entonces: - B‡rbola o B‡rbara Sinail’n, en 1768, en el obraje de San Ildefonso, en Pelileo; - Rosa Si–apante o Si–apanta, en 1777, en Quisapincha, encima de Ambato; - Mar’a Pijal, en 1777, en Otavalo y Cotacachi; - Martina G—mez y Juana S‡nchez ,en 1780, en Ba–os de Tungurahua; - Rosa Gordona, la Tintorera y Rosa Moroto, en 1780, en Pelileo; - Lorenza Avema–ag, en 1803, en Columbe y Guamote9 . Lo primero que llama la atenci—n es que cuatro de ellas hayan adoptado apellidos espa–oles, sin ser mestizas10. Por otra parte, Àc—mo interpretar que 7 de esas 9 mujeres actœen en zonas rurales de Tungurahua? El relato de la agresividad de la mujer tungurahuense ha sido cl‡sico, no s—lo a nivel ind’gena, sino tambiŽn en las Žlites. En nuestro trabajo sobre los Porras hemos demostrado tal cosa (Jurado Noboa, 1983). Creemos que esa conducta pod’a relacionarse con varios hechos: 6 El Oriente o regi—n Amaz—nica comprende a las actuales provincias de: Sucumb’os, Orellana, Napo, Pastaza, Morona y Zamora. 7 Archivo Nacional, Quito, secci—n Sublevaciones, cajas 2, 3, 4, 5 y 6. 8 Id, cajas 7 y 8. 9 Archivo Nacional, Sublevaciones, 1760 a 1803, cajas 4 a 6. 10 En la obra ÒLa Mujer Ind’genaÓ, a ser publicada por el Instituto Otavale–o de Investigaciones en mayo del 2020 se explora este tema detalladamente. 1. En la sublevaci—n de Riobamba, en 1764, los ind’genas propusieron matar a todos los espa–oles y no tocar a las mujeres blancas, para casarse con la mitad y utilizar (tanto laboral como sexualmente) a la otra mitad; adem‡s quer’an nombrar a su propio rey (Costales, 1992, p.90). La mujer ind’gena, conocedora de esto, debi— sentir profunda indignaci—n contra los varones indios. 2. El papel de la mujer ind’gena en la econom’a familiar,que aparentemente podr’a ser le’do como igual o mayor que el de los varones. Esto puede ser observado con claridad en los dos tomos del êndice del Archivo Nacional, sede Tungurahua (Larrea Santana, 1985) as’ como en el êndice preparado por Cecilia Valdez Vallejo (Valdez Vallejo, 1998). 3. Un protagonismo indiscutible en materia de comercio, sobre todo en el comercio ambate–o. Baste decir que do–a Rafaela Barona dirig’a la comitiva que iba a la feria de Sechura en el norte del Perœ todos los a–os11. 4. Finalmente, una sobre-compensaci—n frente a la diversi—n de los varones, a veces extrema tal como lo hemos demostrado en el cap’tulo dedicado a Rosario Iturralde de Mera en la obra sobre Juan Le—n Mera Iturralde (Jurado Noboa, 2008). La idea de agresividad ya estaba presente en el relato sobre los Maldigos, Maldiguillos, entre otros, de Þnes del siglo XIX y principios del siglo XX, en Ambato (Jurado Noboa, 1998).Don Juan Molineros, en sus memorias sobre la vida ambate–a desde los a–os de 1850, conÞrma estas hip—tesis12. La idea de agresividad femenina en los relatos documentales En 1777 en la hacienda Guachal‡, muy cerca de Cayambe, la cabecilla Micaela Cuascota Òbebi— la sangre de sus v’ctimasÓ y pase— orgullosamente su cara manchada de sangre por todo Cayambe13, pues, como bien lo ha escrito Alfredo Costales (1992): La mujer ind’gena se distingue por su ferocidad, con avidez inexplicable bebe la la sangre de sus v’ctimas y sacia su sed utilizando los cr‡neos como recipientes. Las v’ctimas blancas son objeto de inÞnitas profanaciones e 11 Archivo privado de Crist—bal Anda Maldonado, Quito. 12 Copia ’ntegra del Archivo del Dr. Mauricio Montalvo Samaniego facilitada por el mismo en 1990. 13 Archivo Nacional, secci—n PQ, 1777, folio 15, sumaria por el levantamiento en Guachal‡. incluso de los convierte en ceniza mediante el fuego puriÞcador. (p.84) Si bien retiene nuestra atenci—n el hecho de que la l’der parece reproducir una conducta propia del Incario (Atahualpa beb’a en el cr‡neo del hermano muerto, adem‡s enemigo, pero luego de una preparaci—n exhausta), quisieramos prestarle mayor atenci—n a dos mecanismos propios del inconsciente que observamos aqu’. En primer lugar, la ceniza, que parece singiÞcar que no pod’a quedar nada del enemigo. Y, en segundo lugar, el beberse su sangre era una manera de incorporarla al ganador y, de esa forma, asegurar esa no permanencia del enemigo. La sexualidad reprimida Creemos que se deber’a evaluar con mayor detenimiento el tema anunciado. En el alzamiento de Guamote (Chimborazo), en el pueblo de Licto, donde se disemin— el levantamiento, las mujeres Òsolas le desnudaron al mayordomo de diezmosÓ14 y luego le azotaron. A Pedro Ter‡n, un miembro del estado llano: Le colgaron en el campanario pendiente de la atadura de las manos, trayendo mechones de paja encendida, le iban quemando lentamente por las partes verendas (É) y de ver que m‡s de seis horas que le hab’an azotado, no mor’a, le atravesaron una lanza por la espalda y otra por el costado con que rindi— la vida15. Pero, adem‡s, hay otro hecho singular: en ese mismo episodio, Lorenza Pe–a y Francisca Delgado llegan a burlarse del cuerpo de Cristo manifestando: ÒEste no es Dios, sino una tortilla hecha por el sacrist‡nÓ (Costales, 1992, p.84). En todo esto, puede advertirse, por un lado, el brote de lo m‡s arcaico, sexualidad y religi—n, visto a travŽs del prisma de an‡lisis que construyera Sigmund Freud en el siglo XX. Y, por otro lado, se entiende que el acto de desnudar no era solo la burla m‡s cruel sino tambiŽn el exponer la genitalidad de los blancos con la cual se hab’a maltratado a varias mujeres ind’genas y que, por ello, era quemada. Sin embargo, aunque las mujeres ind’genas, en este contexto, hab’an 14 Archivo de la Casa de la Cultura, Riobamba, f. 190, Archivo Corte Superior Riobamba, Juicio plenario por sublevaci—n de Guamote. 15 Id. sido expuestas a los cuerpos desnudos de los varones blancos, exist’a una prohibici—n que les imped’a mirar a mujeres blancas desnudas (inclusive en el ba–o, tan rato en la Colonia). De ah’ que resulte comprensible que las mujeres ind’genas, en la sublevaci—n de Guamote: Desnudan a las mujeres blancas que han ca’do en sus manos y las visten con sus jergas y anacos y a fuerza de azotes las hacen bailar (É.) Hunden sus manos en las v’sceras para sentir c—mo se escapa la vida del blanco. (Costales, 1992, p.140) El autŽntico liderazgo y el castigo En marzo de 1803, Lorenza Avema–ay adquiere un papel protag—nico, pues, segœn palabras de Costales (1992) en el cap’tulo sobre la sublevaci—n de 1803, las ind’genas caminan detr‡s de los apretados batallones. El color de sus rebosos, las fajas con que atan sus guangos, pintan rosas en la retaguardia de guarichas; todas llevan muy alto los anacos, los changallis arremangados, las fachalinas cruzadas en tahal’. Luego Lorenza Avema–ay sobresale por su bravura. Ella pasa de los 50 a–os y sin embargo compite con los m‡s valientes rebeldes. Es natural de Cebadas, residente en el sitio Chancahu‡n, dirige a las mujeres portando en la garrocha, con puya y cascabeles un trapo blanco medio ensangrentado, a modo de bandera o insignia de combate. Luego de lo de Guamote, la condena aparece en los siguientes tŽrminos: A las indias Manuela Ju‡rez, Mar’a Bacon, Agustina Asaylla, Asencia Rivera, Manuela Perugache, Asencia Bansuy y M—nica Ayabaca, las condeno a que sean pasadas por bajo la horca, destinando a las tres primeras al servicio del Hospital de la Caridad (el San Juan de Dios en Quito), a las dos que siguen al del Monasterio de Santa Catalina (en Quito) y a las œltimas a Santa Clara por el espacio de diez a–os16. As’, hemos aportado algunos elementos para comprender el papel de la mujer ind’gena en los levantamientos de la Žpoca, segœn la forma en la que se lo relata en la documentaci—n analizada. Este trabajo ser‡ desarrollado en futuras publicaciones de quien suscribe este art’culo, por el Instituto Otavale–o de Antropolog’a. 16 Archivo Nacional, Quito, Presidencia de Quito, 1803. Referencias bibliogr‡Þcas Archivo de la Casa de la Cultura, Riobamba, f. 190. Archivo de la Corte Superior de Riobamba, Juicio Plenario por la Sublevaci—n de Guamote. Archivo Nacional en Quito. Secci—n Sublevaciones. Cajas 1 a 8. Archivo Nacional en Quito. Secci—n Sublevaciones, 1760 a 1803. Cajas 4 a 6. Archivo Nacional. Secci—n Presidencia de Quito, 1777, folio 15, sumaria por el levantamiento de Guachal‡. Archivo Nacional. Secci—n Presidencia de Quito, 1803. Archivo privado de Crist—bal Anda Maldonado. Archivo privado de Mauricio Montalvo Samaniego. Costales, A. (1992). Los llactayos. Ediciones Abya Yala. Jurado Noboa, F. (1984). Los Porras y los GarcŽs en el Ecuador.Colecci—n Sociedad de Amigos de la Genealog’a. Jurado Noboa, F. (1998). Un soldado de Bol’var en Ambato. Ediciones de la Fundaci—n Cuesta Holgu’n. Jurado Noboa, F. (2008). Juan Le—n Mera Iturralde, el pintor. Banco Central del Ecuador. Larrea Santana, M. T. (1985). êndice del Archivo Nacional sede Tungurahua. Banco Central del Ecuador. Valdez Vallejo, C. (1998). êndice del Archivo Nacional. Vargas, J. M. (1975). Diego Lobato de Sosa. Revista de Historia Eclesi‡stica (n. 1).