Sarance 45, publicacin bianual, perodo diciembre 2020-mayo 2021, pp 7 - 23. ISSN: 1390-9207 ISSNE: e-2661-6718. Fecha de recepcin 20/07/2020; fecha de aceptacin: 27/08/2020 DOI: 10.51306/ioasarance.045.01 La imagen del jbaro en dos viajeros de los siglos XIX y XX Jibaru sacha runakunapa shuyumanta allpamamapata purik ishkay runakunapa waimantapacha XIX shinallata XX watakunapi. The jbaro image in two travelers of 19th and 20th centuries Jorge Gmez Rendn jgomez630@puce.edu.ec ORCID: : 0000-0002-8511-0051 Escuela de Antropologa, Ponticia Universidad Catlica del Ecuador (Quito - Ecuador) Investigador asociado, Instituto Otavaleo de Antropologa (Otavalo - Ecuador) Resumen El jbaro fue una de las tres identidades del indio amaznico que se construyeron en el siglo XIX y sirvieron para justicar su integracin al proyecto nacional. De etimologa incierta, el trmino fue utilizado inicialmente como etnnimo y as pas al castellano ecuatoriano en la matriz de un discurso racista de raigambre colonial. Su difusin desde mediados del siglo XIX alcanz diferentes gneros letrados, incluyendo la literatura de viajes. Luego de indagar sus usos desde una perspectiva lexicogrca e histrica, esta contribucin analiza la construccin discursiva del jbaro en los relatos de dos viajeros, el alemn Wilhelm Reiss y el norteamericano H. Anthony, cuyas visitas estuvieron separadas por un perodo de cincuenta aos (1870-1920), con el n de identicar las estrategias retricas que utilizan para construir la imagen del indio amaznico y justicar su colonizacin. Palabras clave: jbaro; discurso; imaginario; viajes; Amazona. Tukuyshuk Jibaru nishka runakunaka sachapi kawsak runakunapa purami kasha, paykunaka Ecuador mama llaktapi XIX watakunapi yaykushka kullpi kay llakta kawsaypi. Jibaru nishka rimaytaka mana allipacha maymata llukshishkata yacharinchu shinapash kallaripika ayki ayki mutzurishpa katirka kay rimayta, asha asha castellano shimimanpash yalirka, shinapash mishu rimaykuna, kawsaykunapash runa kawsaywan rikushpaka ashtawan sumak nishpa yuyaywan. Jibaru killkayka tukuy kushkakunaman yaykushpa mallkirirka, allpamamata purik arawi ruraykunapipash. Shinallata kay killkaytaka awpa rimaykunapi mashkashpa riksichinkapak munashkanchik imashinami wacharishka shinallata wiarishpa katishkakunamanta, kaytaka riksita usharin alemn Wilhelm Reiss shinallata norteamericano H. Anthony, kay ishkay karikuna allpata muyushpa, 1870-1920 watakunapi, chaymantapacha riksichirn sachamanta runakunata shuyukunapi, chay shuyukunaway mishu kawsaykunaka yaykushka shacha runakunapa kawsayman. Tarik killkakuna: Jibaru; rimaykuna; yuyaykuna; allpata muyuykuna; Antisuyu. Abstract The jbaro was one of the three identities of the Amazonian Indian that were built at during the 19th century and they served to justify their integration into the national project. Of uncertain etymology, the term was initially used as ethnonym and it passed to Ecuadorian Spanish in the matrix of a colonial discourse with racist roots. Its dissemination since the mid-nineteenth century reached different literary genres, including travel literature. After examining its uses from a lexicographic and historical perspective, this contribution analyzes the discursive construction of the jbaro in the stories of two travelers, the German Wilhelm Reiss and the North-American H. Anthony, whose visits were separated by a period of fty years (1870-1920), in order to identify the rhetorical strategies that they use to build the image of the Amazonian Indians and justify their colonization. Keywords: jbaro; discourse; imaginary; travel; Amazon. Introduccin Para nuestro pesar como ciudadanos de una sociedad que tiene la interculturalidad como derrotero, la palabra jbaro1 sigue siendo hoy en da de uso comn en la matriz de un discurso profundamente racista y excluyente. Si bien es de uso cada vez menos frecuente como etnnimo, para referirse a un grupo etnolingstico especco, como lo fue en el pasado, contina vigente por sus potentes connotaciones despectivas ancladas en la historia del imaginario de la alteridad americana. Segn Muratorio (1994, 138), el jbaro fue una de las tres identidades del indio oriental que los imagineros difundieron a nivel nacional e internacional a nales del siglo pasado2, imgenes que siguieron vigentes de varias formas a lo largo del siglo veinte y empezaron a ser desaadas solo en las ltimas dcadas del siglo veinte. Si bien estas imgenes estuvieron presentes desde los mismos inicios de la conquista y fueron parte esencial del discurso colonial, es en el marco de la construccin del estado nacional en el siglo XIX que fueron recicladas e incorporadas como tropos en la retrica del descubrimiento y la exploracin. El objetivo del presente artculo es identicar los elementos discursivos que entraron en juego en la construccin del jbaro como eptome del salvaje americano. Con el n de indagar en la construccin de este imaginario en particular, indagamos en los escritos de dos viajeros que visitaron el Ecuador, en el ltimo cuarto del siglo diecinueve y el primero del siglo veinte. Identicamos en su discurso los distintos tropos que crearon la imagen del jbaro, la forma cmo se introdujeron en el imaginario nacional y los posibles cambios en la construccin de esta alteridad a lo largo del perodo de casi cincuenta aos que separa las estadas de ambos viajeros en el Ecuador. Para ello indagamos en la retrica que oper en el discurso de la literatura de viajes, tomando en consideracin las dos estrategias que, de acuerdo con Pratt, son comunes en este gnero literario y que consisten en la densidad de signicado y la relacin de dominio entre el que ve y el que es visto (Pratt 1 En adelante utilizamos la palabra jbaro entre comillas, exceptuando los casos en que aparece como parte de una cita. La razn es que no se trata de un nombre propio sino de un apelativo dado a algunos grupos indgenas del Ecuador, el cual se desarroll dentro de un discurso racista colonial a cuya deconstruccin desde el discurso histrico quiere contribuir el presente artculo. 2 Las otras dos imgenes del indio del siglo diecinueve, con profundas races coloniales, son las del indio como naturaleza y las del indio como inel (Muratorio 1994, 138). 1997, 350). Encuadramos el anlisis dentro del contexto histrico nacional y las condiciones de aparicin y recepcin de los textos, incluyendo el tipo de revistas en que se publicaron los dos relatos de viaje, su circulacin y posible recepcin a nivel nacional e internacional. El artculo est organizado en tres secciones. La primera parte contiene una discusin de las fuentes lexicogrcas e histricas sobre el trmino jbaro. La segunda parte est dedicada al anlisis individual de los dos relatos de viaje seleccionados, para lo cual inicia con una breve exposicin del contexto biogrco de los viajeros y del contexto histrico de sus viajes. La tercera seccin cierra el artculo con una breve reexin comparativa en torno a las imgenes del indio producidas en los dos relatos de viaje a n de identicar rupturas y continuidades en el discurso sobre sobre el indio amaznico entre la segunda mitad del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX. Las fuentes lexicogrcas e histricas sobre el jbaro De etimologa incierta probablemente caribe, por su extenso uso en las Antillas la palabra jbaro no aparece en los diccionarios castellanos sino de manera tarda: la constatamos por primera vez en el diccionario de la lengua espaola de 1846, con referencia exclusiva a los animales montaraces; y por primera vez, en plural, en un diccionario enciclopdico de 1855, con referencia a seres humanos y especcamente a un grupo etnolingstico: JBAROS: adj. s. pl. Geog.: nacin de indios en Quito, que habita al E.S.E. de la prov. de Cuenca. Se sublevaron despus de convertidos a la relijin cristiana, y se retiraron a los bosques con las mujeres espaolas que pudieron apresar, a mediados del siglo XVII. Son intrpidos y conservan an vestijios de la religin catlica; en su territorio hay muchas minas de oro. (Biblioteca Ilustrada de Gaspar y Roig. Diccionario enciclopdico de la lengua espaola, con todas las vozes, frases, refranes y locuciones usadas en Espaa y las Amricas Espaolas. Tomo II, 266). Desde 1884 los diccionarios acadmicos de la lengua espaola registran el trmino jbaro con respecto a toda una variedad de referentes que incluyen no solo animales y personas, sino costumbres, prendas de vestir y otras cosas (RAE, 2001). Al mismo tiempo, no deja de ser interesante que la ltima edicin del diccionario de la lengua espaola (2014) consigne nueve acepciones del trmino, de las cuales una sola se reere a animales montaraces y el resto a seres humanos, siendo la primera de ellas precisamente la que alude a una persona de un pueblo amerindio de la vertiente oriental del Ecuador. Esto podra sugerir un cambio radical en la semntica del trmino, el cual mud su referente primario de los animales a los seres humanos, proceso acompaado a su vez por el aumento de connotaciones despectivas, no slo en Ecuador, sino tambin en el rea circuncaribe, tal como lo atestiguan las acepciones correspondientes del Diccionario de Americanismos (2011). Pese a lo tardo de las fuentes lexicogrcas mencionadas, existen fuentes de carcter histrico que demuestran el uso mucho ms temprano del trmino. As, por ejemplo, la encontramos en la narracin que hace Juan de Velasco en su Historia del Reino de Quito (1789) sobre la rebelin de los jbaros de 1599, la cual se menciona en la entrada ya citada del diccionario enciclopdico de 1855 (cf. supra): Para la inteligencia de suceso tan memorable [la sublevacin de los jbaros], se han de suponer antes algunos puntos: 1. que las naciones indianas de este gobierno [de Macas], se mantenan todava si no del todo, en la mayor parte, idlatras y gentiles []. 2. que la nacin Jbara dilatadsima en muchos pases, no se conquist, segn ya dije, sino solo en parte, quedando el principal cuerpo de la nacin, sin freno ni yugo, diseminado en los inmensos pases del Morona, y sus ros y lagos colaterales (Juan de Velasco, Historia del Reino de Quito, T. III, 153). Como seala Velasco, haba en el gobierno de Macas varias naciones indias no evangelizadas, pero slo una de ellas era conocida como la nacin jbara. Esta era, segn el historiador quitense, numerosa y contena varias parcialidades, siendo una de ellas, la ms importante en nmero, la responsable de la sublevacin de 1599. Tomada en conjunto, la cita de Velasco nos permite hacer dos armaciones importantes: la primera es que, incluso en sus orgenes, el trmino jbaro, al menos en Ecuador, no fue empleado como genrico para referirse a todo indgena que no hubiese sido puesto bajo el yugo espaol por la evangelizacin o por las armas, sino ms bien como un etnnimo; la segunda es que este etnnimo, no obstante, tena una amplia aplicacin, pudiendo referirse a diferentes grupos de una misma familia etnolingstica3. En todo caso, resulta interesante que la caracterizacin del jbaro en las fuentes histricas tempranas se reeran a ellos como idlatras o gentiles, lo cual concuerda con la imagen del indio oriental como inel que sugiere Muratorio. A esta imagen del inel, sin embargo, la del jbaro propiamente La cual pas a conocerse en la clasicacin lingstica como familia lingstica jbara o jibaroana. Por la ya dicha connotacin despectiva del trmino, se ha sugerido en los ltimos aos reemplazarlo por el etnnimo y autnimo aents gente. dicho aade varios rasgos asociados con su naturaleza belicosa, intrpida e independiente. Considrese a propsito la caracterizacin con la que Velasco inicia el relato de la sublevacin de 1599: Ignorantes algunos lsofos modernos de lo que han sido los Jbaros, dan por nada belicosos y cobardes los indianos de la Amrica meridional, exceptuando solamente los Araucanos de Chile. Mas pesar de su ciego sistema, se ha observado siempre entre estos y aquellos, una gran semejanza en la multitud de tribus, en el valor y destreza militar, en el espritu de independencia, y en la grande aversin al yugo europeo. Las operaciones de una y otra nacin, mostraron tanta conformidad y semejanza en esta rebelin, que no haber estado distantsima la una de la otra, podra haberse credo algn pacto o convenio entre las dos [entre la nacin de los jibaros y la de los araucanos] (Juan de Velasco, Historia del Reino de Quito, T. III, 152-3). Esta caracterizacin resulta interesante en la medida que traza dos imgenes equivalentes en dos latitudes distintas: el jbaro en Ecuador y el araucano en Chile, ambos, prototipos de una alteridad americana problemtica para la construccin de los estados nacionales. Al mismo tiempo, es importante sealar que esta caracterizacin opone los valores de valenta, destreza militar e independencia del jbaro en Ecuador a la naturaleza campesina y rstica caracterstica del jbaro en la regin del Caribe, especcamente en Puerto Rico. Esto demuestra que el mismo trmino recibi diferentes connotaciones en las diferentes regiones de la Amrica hispana donde entr en uso en la lengua castellana. Si bien el trmino jbaroparece haber sido incorporado y resemantizado tempranamente en el castellano de la Audiencia de Quito, siendo utilizado como un etnnimo para referirse a los grupos de una misma familia lingstica de la vertiente oriental de los Andes, solo desde el siglo XIX empez a ser de uso corriente en obras de diferente tipo, incluyendo aquellas de carcter misionero (v.g. Castrucci 1854; Pozzi 1871), geogrco (v.g. Villavicencio 1858), etnogrco (v.g. Bollaert 1862, Abendroth 1871), pero tambin en numerosas relaciones de viajes4. Como fuera, est claro que la difusin discursiva del jbaro en el siglo XIX es ndice de su construccin identitaria como una de las alteridades a partir de la cual se construy el proyecto de un estado uninacional ecuatoriano, blanco-mestizo e hispanohablante, incapaz y temeroso de incorporar al Oriente y su poblacin indgena al espacio nacional. Una lista completa de autores que escribieron sobre los jbaros en el siglo XIX se encuentra en M. W. Stirling. Historical and Ethnographical Material on the Jivaro Indians. Smithsonian Institution, Bureau of American Ethnology, Bulletin 117. Washington: United States Government Printing Ofce. La construccin del jbaro en la literatura de viajes En esta contribucin nos ocupamos de la construccin discursiva del jbaro en el gnero de la literatura de viajes, para lo cual hemos escogido dos narrativas separadas por un espacio de cincuenta aos (1870-1920). Como marco necesario para contextualizar el anlisis, pasamos a discutir la informacin histrica, biogrca y editorial de los viajeros y sus textos. El primer relato de viaje es de autora de Wilhelm Reiss y se titula Ein Besuch bei den Jivaros-Indianern [Una Visita a los Indios Jbaros]. Apareci en 1880 como parte del sptimo volumen de los Verhandlungen der Gesellschaft fr Erdkunde zu Berlin [Tratados de la Sociedad Geogrca de Berln], revista especializada de circulacin especialmente acadmica entre los suscritos. Wilhelm Reiss visit el Ecuador en marzo de 1870 junto con Alphons Stbel, su compaero de viaje con quien permaneci en el pas hasta noviembre de 1874. Por su formacin, geolgica el primero, geolgica y vulcanolgica el segundo, Reiss y Stbel tenan un amplio inters en el Ecuador, especialmente en las formaciones volcnicas de la Cordillera de los Andes. A ello se debe que ambos viajeros cientcos trabajaran sobre todo en la Sierra centro-norte, incursionando en ocasiones al piedemonte oriental. Una de dichas incursiones fue la que nutri el relato que analizamos aqu. El texto fue escrito en alemn y apareci en 1880, sin haber sido publicado en castellano hasta la fecha, por lo que es posible que hayan tenido acceso a l slo algunos acadmicos y cientcos ecuatorianos de la poca. Como bien seala Reiss, para entones eran contados los viajeros cientcos que haban visitado a los jbaros, destacndose entre ellos Richard Spruce (cf. 1996 [1873]), cientco ingls de reconocido prestigio en los mbitos acadmicos europeos y americanos. Reiss insiste en que la mayor parte de la informacin disponible sobre los jbaros se basa en informes espaoles, algunos de ellos de segunda mano, todo lo cual hara de su relato una importante fuente etnohistrica temprana, ms todava cuando su descripcin de las costumbres y la cultura material es bastante detallada. El segundo relato pertenece a H. E. Anthony, titulado Over trail and through Jungle in Ecuador: Indian head-hunters of the Interior [Por senderos a travs de la selva del Ecuador: los cazadores de cabezas del interior del pas]. Apareci en el nmero de octubre de 1921 de National Geographic Magazine, revista de amplia difusin tanto en medios acadmicos como no especializados. Segn la breve informacin que aparece en la primera pgina del artculo, H. E. Anthony, acompaado de George K. Cherrie, dirigi una expedicin al Ecuador en marzo de 1920 a cargo del American Museum of Natural History, del cual Anthony era Curador Asociado de Mamferos del Hemisferio Occidental. Como es tradicin de esta revista, acompaan al texto veintiocho fotos, tomadas por el mismo autor, algunas de las cuales sern ms adelante objeto de anlisis. La expedicin de Anthony no slo estuvo en el Oriente, especcamente en la regin de Macas, sino tambin en algunas ciudades de la Sierra como Loja y Riobamba. Dado el carcter de la expedicin y su liacin musestica, el texto es de carcter ms divulgativo que el de Reiss, pese a lo cual no deja de ofrecer informacin interesante sobre la cultura y la sociedad, especialmente sobre la imagen de este indgena en los medios acadmicos internacionales. Aunque el texto contiene informacin sobre otros lugares del Ecuador, sobre todo de la Sierra, me remitir a la primera parte de este, que corresponde a la visita que realiz la expedicin a la regin de Macas. Ein Besuch bei den Jibaros-Indianern (Wilhelm Reiss, 1880) Reiss inicia su relato con una breve introduccin histrica de la regin de Macas, ubicada en las estribaciones orientales de los Andes, entre los ros Pastaza y Paute. Enseguida nos ofrece una meticulosa descripcin geogrca de la regin, desde su punto de partida en la ciudad de Riobamba hacia el sur, siguiendo el ro Chambo hasta el ingreso a las selvas orientales al pie del volcn Tungurahua y luego nuevamente hacia el sur hasta Macas. De acuerdo con Reiss, los jbaros son uno de los tres grupos que poblaron la regin de Macas. Los otros dos fueron los Huamboyas, al parecer una parcialidad de los Huambisas, otro grupo de la misma familia etnolingstica que habita actualmente en territorio peruano; y los Macas, indios quichuahablantes asimilados casi por completo dentro del pueblo del mismo nombre. En esta clasicacin Reiss sigue a Velasco (1768) y, al igual que l, destaca la libertad e independencia caractersticas de los jbaros comparadas con la docilidad y sumisin de los indios de Macas, pero sobre todo del resto de indgenas de la Sierra. Esta oposicin entre la mansedumbre del indio serrano (quichua) y el indio oriental (el jbaro por antonomasia) constituy una primera clasicacin cultural y civilizatoria al interior de la tipologa de la alteridad que traz el Estado nacional para, en base a ella, establecer la necesidad, mayor o menor, pero tambin la factibilidad de integrar al indgena oriental a la sociedad nacional. Los habitantes de Macas, dice Reiss, fueron sometidos a una temprana evangelizacin por parte de los Jesuitas y tienen prohibido el contacto con los indios no civilizados de los alrededores. Se explica as, segn el viajero alemn, por qu los indios de Macas no slo sienten desprecio hacia los sacerdotes, sino que adems son mirados con el mismo desprecio por los jbaros, quienes no entienden las razones para que soporten trato tan indigno. Junto a la capacidad civilizadora de la Iglesia, Reiss admite la tirana que esta puede ejercer para con los indios, opinin muy en boga por aquel entonces, como se puede ver en otros viajeros contemporneos como Alfred Simson (1870) y Frederick Hassaureck (1875). Para Reiss, la independencia y la libertad del jbaro lo acercan, por lo tanto, a la naturaleza de fabulosa fertilidad que rodea su medio y le infunde una animosidad diametralmente opuesta a la abulia y el malhumor que se dejan ver en los indios de la Sierra, habitantes de naturaleza fra y escasa (el pramo). Esta inuencia del ambiente en el carcter fue una explicacin muy popular entre los viajeros cientcos del diecinueve. Asimismo, es rasgo peculiar del jbaro su perfecta simbiosis con la selva, a tal punto que llega a ser uno ms de sus animales: el jbaro anda furtivamente por la selva, en pleno silencio, pero con estrepitoso grito de guerra se lanza sobre el espacio libre hacia la casa [durante las incursiones guerreras]. El jbaro es casi como un jaguar que espera al acecho a su presa distrada, virtud que unida a su natural belicosidad lo convierten en un guerrero sin igual. Coincide as la descripcin del relato con la otra imagen del indio oriental a la que se reere Muratorio, a saber, la del indio como naturaleza5. De esta forma se establece un vnculo entre la naturaleza indmita del jbaro y el permanente estado de guerra en que vive y que, para Reiss, lo llevarn a su extincin. Es precisamente entonces cuando el viajero ve la necesidad de una intervencin del mundo occidental, el mismo que deber aprovechar sus virtudes para alcanzar un estado de bienestar que haga posible el progreso del hombre, discurso clsico del pensamiento victoriano del progreso ilimitado donde no haba cabida para la guerra. Estas virtudes a las que me refer son mencionadas una y otra vez por el viajero como requisito de una incorporacin exitosa del jbaro en el mundo occidental. Sin embargo, lo curioso es que sean precisamente estas virtudes las que lo oponen al indgena de la Sierra: en efecto, sumadas a una complexin fsica esbelta y bien proporcionada y a un color de piel ms claro que el del indio serrano explicable, segn Reiss, por la mezcla con las mujeres raptadas durante la destruccin de las ciudades espaolas en 15996 se destacan virtudes 5 No est por dems recordar precisamente que una de las formas tempranas de llamar al indio americano era precisamente la de natural, no slo en el sentido de nativo de un lugar, sino adems en el de perteneciente a la naturaleza, en todo caso, la primera de las acepciones que consigna el diccionario (RAE, 2014). 6 Comprese a propsito la siguiente armacin de Bollaert, un viajero que estuvo aos antes en Macas y que describe al jbaro en iguales trminos: Son activos y musculosos, de ojos negros, de pequea como el orden y la pulcritud que reinan en el espacio domstico y que muchas veces ni siquiera se encuentran en los hogares blancos, mucho peor entre los indgenas de la Sierra. Es precisamente esta tendencia al orden y la pulcritud, condicin bsica del ciudadano higienizado, la que coronar con xito la incorporacin del jbaro a la sociedad. Figura 1 Uno de los mas pintorescos de los Jbaros / One of the most pinturesque of the jibaros Fuente. Anthony, H. (1921). Over Trail and Through Jungle in Ecuador. National Geographic, Pg. 330 El jbaro rene as algunos elementos admirados y cultivados en el hombre del siglo diecinueve; personica la imagen masculina de libertad, seriedad y orden, que llega incluso a expresarse en su lengua, distinta del quichua, porque suena seria y masculina al decir de Reiss7. Sin embargo, esta masculinidad indmita, cuya mxima expresin es la guerra, ha de ser encauzada y domesticada para volverla provechosa y til a la sociedad. Reiss asegura que los intentos de espaoles e hispanoamericanos por civilizar al jbaro se han restringido a la explotacin y la esclavitud, sin saber que la fuerza no lograr nada con este pueblo. Sera ms aconsejable, asegura Reiss, despertar en el jbaro el deseo de mayores comodidades mediante la introduccin de productos industriales de origen europeo que le lleven a formar asentamientos permanentes junto a los centros poblados y a disfrutar estatura, pero muy animados; tienen la frente descubierta, la nariz retrada, los labios delgados, y dientes blancos como el marl. Muchos de ellos son de tez blanca y llevan barba: se cree que este color de piel proviene de las mujeres espaolas que raptaron cuando se rebelaron en 1599 (Bollaert, 1863, 115) En ello sigue las descripciones de viajeros anteriores como William Bollaert, para quien la lengua jbara es clara, enrgica, armoniosa y fcil de aprender (1863, 115). Esta facilidad en el aprendizaje se convierte as en una ventaja a la hora de civilizar a sus hablantes. de los benecios materiales, reprimiendo as su belicosidad. Es curioso, arma Reiss, que la misma fuerza que tuvo un efecto civilizador entre los indios quichuas gracias a su natural mansedumbre, no haya dado resultados con los jbaros, pueblo libre por naturaleza y orgulloso de s mismo que ha de ser conquistado a travs de la astucia y no de las armas. Over Trail and through Jungle in Ecuador (H. E. Anthony) Anthony inicia su narracin con una curiosa clasicacin de la poblacin ecuatoriana. El Ecuador est dividido, segn este autor, en tres clases sociales: una es la clase alta, formada por la poblacin de origen espaol (sin especicar si se trata de blancos o mestizos); otra es la poblacin quichua, que podra formar algo as como la clase media; la tercera se halla en la escala ms baja de la poblacin nacional y la conforman las tribus de indios salvajes del Oriente, cuya personicacin ms conocida son, para Anthony, los jbaros. Al parecer esta divisin de clases sociales se orienta menos por criterios econmicos o raciales que por criterios culturales o, mejor dicho, de asimilacin cultural. A ello se debe que los indgenas quichuas sean considerados como miembros de una clase media, lo cual no signica otra cosa que representan aquella parte de la poblacin medianamente incorporada a la cultura occidental, representada por las lites de descendencia hispanoamericana. Por el contrario, en la escala ms baja de la civilizacin se encuentran los indios del Oriente por ser mucho ms salvajes y menos civilizados que sus hermanos del Occidente de los Andes. El discurso que teje Anthony en su relato se desarrolla as entre los polos de civilizacin y barbarie a lo largo de un eje que se despliega geogrcamente de oeste a este, de suerte que la cultura est del lado occidental de los Andes y la barbarie se alberga del lado oriental, con la selva como su medio privilegiado. Para enfatizar esta divisin entre los indios serranos y los indios orientales, que ya encontramos en Reiss, el viajero norteamericano insiste en que para un ecuatoriano, la palabra jbaro es sinnimo de muerte violenta y todo tipo de cosas desagradables. No obstante, reconoce al mismo tiempo que pese a todas las historias que se cuentan sobre los jbaros, estos lo recibieron amistosamente, mostrando ser personas de buen carcter. En cuanto a la descripcin de la cultura y la civilizacin material de los jbaros, Anthony hace hincapi en algunos elementos que para entonces ya eran prototpicos a los ojos de ecuatorianos y extranjeros. El ms importante de ellos constituyen las cabezas reducidas, trofeos de guerra que para entonces haban llegado a tener gran demanda en el mercado mundial, lo cual habra desatado, segn Anthony, una cacera de cabezas generalizada entre estos indios con el n de satisfacer la demanda. A ello se debe que el gobierno ecuatoriano se viera obligado a intervenir para prohibir el trco de estos objetos. De acuerdo con Anthony, la cabeza reducida de los jbaros tiene el mismo signicado cultural que el cuero cabelludo entre los indios norteamericanos. Para Anthony, la preparacin de la cabeza reducida resultaba de gran inters, siendo como era curador de un museo de historia natural. La descripcin del proceso de reduccin que ofrece el autor es la misma que encontramos en Spruce (ca. 1860), Bollaert (1863) y Reiss (1870), excepto por unos pocos detalles que no aparecen en estos autores8. Dicha descripcin se generalizar en distintas obras de carcter etnogrco a lo largo del siglo XX, como en el clsico de Michael Harner, Los Shuar: Pueblo de las Cascadas Sagradas (1978), siguiendo los pasos de una verdadera receta como en un libro de cocina, enfatizando con ello el arte que est detrs de esta prctica y mostrando que tambin la barbarie tiene su civilizacin. Anthony enmarca la reduccin de cabezas como parte de la guerra intratribal, junto con otras prcticas como la ingestin de un narctico (ayahuasca) y la bsqueda de visiones (arutam). De acuerdo con este viajero, el estado de guerra permanente en que viven los jbaros se explica a travs de la poligamia. Una explicacin similar la propuso marginalmente Reiss, al asegurar que entre los Shuar esta prctica est justicada porque, siendo un pueblo guerrero, las actividades no-blicas slo pueden ser realizadas por las mujeres ya que los hombres estn ocupados haciendo la guerra. Esta relacin a menudo subrayada por la etnografa hasta hace poco entre poligamia, guerra y masculinidad ha sido recurrente al momento de explicar la guerra en el pueblo jbaro, no slo por viajeros sino por etnlogos y antroplogos de profesin. Cosa semejante ha ocurrido con otros pueblos de la cuenca amaznica, cuya cotidianidad se desarrollara en un estado de guerra permanente, como es el caso de los Yanomami en Venezuela (Chagnon, 1968). Anthony perpeta algunos elementos culturales sobre la religin que contribuyeron a formar la imagen del jbaro. De ellos, tal vez el ms importante sea la presencia, en el sistema religioso jbaro, de un ser que, segn Anthony, los espaoles llaman el diablo (al parecer se reere a arutam y no a iwianch, cf. Harner 1978, 126) y que tiene los atributos de un jbaro poderoso. Dentro del imaginario difundido tempranamente en la sociedad ecuatoriana est precisamente este vnculo entre el jbaro y el diablo, fomentado posiblemente a partir de las primeras traducciones que Curiosamente, no encontramos una referencia a las cabezas reducidas y su preparacin en Giuseppe Emanuele Castrucci, un sacerdote italiano que visit la regin en calidad de misionero apostlico, hacia el mes de mayo de 1848 (Viaggio da Lima ad alcune tribu barbare del Per e lungo il ume delle Amazzoni, 1854). hicieran los misioneros de algunas palabras nativas que fueron resignicadas en el contexto del intenso proceso de evangelizacin en la zona de Macas desde nales del siglo diecinueve y principios del veinte. Tambin se observa en Anthony aquella comunin del jbaro con la naturaleza como si se tratara de otra especie animal: como cazadores y bosquimanos, arma el viajero norteamericano, los jbaros no tienen igual, al punto que algunos sentidos como la vista y la orientacin son ms desarrollados que los de una persona comn y corriente; es como si fueran animales (like beasts themselves) que forman parte integral y extica de la naturaleza. Quisiera referirme brevemente a la iconografa de las fotos que aparecen en el relato de Anthony con el n de complementar lo dicho a propsito de su caracterizacin en el discurso de la literatura de viajes. Por razones de espacio mencionar solo algunos elementos de las fotografas, precisamente aquellos que son recurrentes y ocupan el primer plano. Uno de los elementos ms llamativos en las fotografas que ilustran el relato es que en todas ellas los jbaros aparecen portando un arma, ya sea de fuego (escopeta) o arrojadiza (lanza). Aunque no sabemos si el fotgrafo oblig a los jbaros a posar siempre con armas, lo ms probable es que haya sido as, como lo hemos demostrado en otro lugar a propsito de la forma en que el estudio fotogrco model cmo los viajeros fotograaban a los individuos de otras culturas, procurando encajarlos siempre dentro de los tipos humanos previamente construidos en el imaginario del discurso (Gmez Rendn 2011). Por ello es muy probable que los mismos jbaros se hubieran acostumbrado a llevar armas en las fotos, pues de esa manera no slo rearmaban frente al mundo exterior el carcter guerrero que los distingue de otros pueblos amaznicos dentro del imaginario nacional e internacional, sino que incluso las escopetas eran una forma de mostrar al mundo exterior que haban adoptado las armas occidentales como parte integral de su cultura material, sugiriendo as un permanente aprovisionamiento de las mismas para su resistencia. El autor no descuida mencionar en un pie de foto que los jbaros nunca se cansaron de manipular y admirar las escopetas del autor, que representaban para ellos las formas ms preciadas de riqueza. En otro pie de pgina, el mismo autor sugiere la posibilidad siempre presente de intercambiar escopetas por cabezas reducidas9. Como lo ha demostrado Steel (1999), el comercio de tzantsas entre los shuar y achuar se basaba en el in.tercambio de estas por objetos codiciados entre los jbaros, entre los cuales ocupaban un lugar destacado las armas de fuego y los machetes. De acuerdo con este autor, hubo tres cambios entre 1850 y 1978 en los patrones y la intensidad de la guerra entre los grupos jbaros: el primero tuvo lugar en la segunda parte del siglo XIX y consisti en la intensicacin de las incursiones de cacera de cabezas por parte de los shuar en contra de los achuar; el segundo ocurri entre 1910 y 1920 y fue la disminucin en la intensidad de la cacera de cabezas entre los achuar, con la correspondiente intensicacin de la guerra interna entre las parcialidades shuar; el tercero, nalmente, fue la guerra interna entre las parcialidades achuar entre 1940 y 1970, la cual habra concluido hacia 1978. Steel sostiene que las uctuaciones en el acceso de bienes manufacturados fue la causa principal de cada uno de estos cambios histricos (Steel 1999, 745). Figura 2 Weapons of civilization and savagery: rie and blow gun /Armas de civilizacin y salvajismo: rie y cerbatana Fuente. Anthony, H. (1921). Over Trail and Through Jungle in Ecuador. National Geographic, Pg. 335 Tambin es digno de notar que en todas las fotografas aparecen hombres y ninguna mujer. Pero, adems, todos los hombres aparecen la mayora de las veces con el torso desnudo y fotograados en tres cuartos del plano, es decir, desde abajo de la cintura hacia arriba, seguramente con el afn de resaltar un rasgo que tanto Reiss como Anthony mencionan como caractersticas de los hombres jbaros: su esplndido fsico que de por s llamaba la atencin. Finalmente, es interesante observar que en una de las fotos el autor llama la atencin sobre la risa ngida del jbaro, que segn l mostr durante toda su estada y que contrastaba con las intenciones blicas de estos indios. Al mismo tiempo, Anthony llama la atencin al hecho de que en todas las fotografas los hombres llevaran sus atavos tradicionales para hacer su debut ante los gringos. Son precisamente estos dos rasgos, la sonrisa y el atuendo, los que explota Anthony a la hora de fotograar a sus exticos habitantes del paisaje selvtico. Es evidente el uso de la fotografa que procura la exotizacin y folklorizacin del otro, tan difundida en nuestros das no slo en revistas sino en documentales producidos para la televisin. Conclusin En trminos generales, la imagen del jbaro que presentan ambos viajeros, pese a provenir de formaciones disciplinarias distintas y estar separados por ms de cincuenta aos, es similar y coincidente en los rasgos principales. Tal vez una de las pocas diferencias entre Reiss y Anthony se encuentra en la exotizacin del jbaro como productor de artculos exticos (tzantsas) en el relato del viajero norteamericano. A propsito, podemos ensayar dos explicaciones. La primera es que si bien para la fecha en que Reiss escribe (1880, aunque su visita la hizo en 1870) el comercio de cabezas reducidas ya se haba expandido a nivel mundial, la incorporacin de este elemento como parte del imaginario en torno al jbaro todava estaba en marcha; la segunda es que, al ser curador asociado del American Museum of Natural History, Anthony fuera mucho ms sensible al comercio de artefactos exticos provenientes de Sudamrica y asociara al jbaro directamente con la produccin de cabezas reducidas. Aun as, las coincidencias en el relato de ambos viajeros sugieren que el discurso sobre el jbaro no slo permaneci inmutable en el perodo de tiempo que los separa, sino que incluso se consolid, pasando de la literatura misionera y de viajes, a la literatura antropolgica especializada. En ambos viajeros hallamos aquella asociacin semntica entre el jbaro y el animal de la selva que expresa el estado salvaje de ambos. Los dos autores reconocen las diferencias marcadas en cuanto a la civilizacin de los indgenas de la Sierra frente a los del Oriente y la consiguiente necesidad de incorporarlos como individuos productivos, si bien es cierto esta necesidad de incorporacin se hace ms evidente en Reiss que en Anthony. Esto ltimo podra explicarse porque al momento de la visita de Anthony las misiones salesianas en la zona de Macas haban logrado una penetracin relativamente exitosa en territorio shuar, pero adems, porque para las primeras dcadas del siglo veinte los contactos comerciales entre el pueblo shuar y el mundo exterior se haban incrementado considerablemente, sobre todo, como hemos sealado, en base al trueque de cabezas reducidas por bienes manufacturados. Del mismo modo, en ambos autores se aprecia la tendencia a explicar algunas prcticas culturales como la poligamia, la bsqueda de visiones y la ingestin de narcticos, como parte del estado de guerra permanente en que viven los jbaros, el mismo que consideran motivo de primer orden para integrarlos a la sociedad occidental: para Reiss, la integracin del jbaro a la sociedad nacional es la nica posibilidad de salvarlo de la extincin; para Anthony, la intervencin militar y jurdica del Estado es la mejor forma de detener la cacera de cabezas e incorporar al jbaro a la sociedad. Para ambos autores,, el jbaro es visto como un sujeto potencialmente criminal que puede y debe ser reintegrado a la sociedad como ciudadano til y productivo. Esta imagen tradicional del jbaro empezar a cambiar slo a raz de la aculturacin intensiva a la que lo sometieron las misiones salesianas a partir de los aos cincuenta (cf. Harner 1978, 28-29). De acuerdo con Muratorio, la imagen del indio oriental como salvaje, inel y jbaro entr a formar parte del imaginario que crearon las lites para integrar y promocionar al Ecuador en la comunidad internacional en las ltimas dcadas del siglo diecinueve. Los tres rasgos se reproducen casi exactamente en los dos relatos de viajes que hemos analizado e ilustran cmo dichas imgenes no slo fueron parte del acervo de la cultura nacional del siglo diecinueve, sino tambin de la retrica civilizatoria del progreso a nivel internacional. La imagen del jbaro cazador y reductor de cabezas que se distribuy en todo el mundo apuntal el discurso de su integracin salvca en la sociedad, aun cuando fuera su misma incorporacin al ujo nacional e internacional de mercancas manufacturadas la causa inmediata de la intensicacin de sus prcticas blicas. Referencias bibliogrcas Abendroth, R. (1871). Ein Menschenhaupt als Gtterbild. Globus, vol. XIX, 317-318 Anthony, H. (1921). 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