Revista Sarance, Nº 53 Instituto Otavaleño de Antropología (diciembre - mayo 2025) Desafíos contemporáneos: el posthumanismo crítico como marco de acción frente a la problemática ecológica Contemporary Challenges: Critical Posthumanism as a Framework for Action in Addressing Ecological Issues Kunan pachakunapi shinchi puriykunamanta: Imasha posthumanismo yuyaykuna allpa mamapa llakikunata shayachik ushan Samuel Ricardo Espinoza Venzor sricardoespinozav@outlook.com ORCID: 0000-0002-4706-6985 Universidad Nacional Autónoma de México/ Universidad Autónoma de Chihuahua (CDMX/ Chihuahua, México) Cita recomendada: Espinoza Venzor, S. (2024). contemporáneos: El posthumanismo como marco de acción frente a la problemática Desafíos crítico ecológica. Revista Sarance, (53), 8 -28. DOI: 10.51306/ioasarance.053.02 Resumen El siguiente trabajo aborda la relación entre el transhumanismo y el posthumanismo, dos corrientes teóricas relevantes en el contexto contemporáneo. Mientras que el transhumanismo y posthumanismo tecnocientífico argumentan que ambos términos son parte de un mismo proyecto, resaltando su convergencia y énfasis en los avances biotecnológicos; el enfoque crítico del transhumanismo y posthumanismo sostienen que son propuestas distintas, y que el transhumanismo se centra en aspectos prácticos y tecnológicos, y el posthumanismo en cuestiones teóricas, lingüísticas y culturales. Esta divergencia enriquece el debate, ofreciendo diversas perspectivas sobre las implicaciones éticas, sociales y filosóficas de la tecnología emergente. Este texto se centra en la segunda postura, argumentando que ofrece una respuesta más completa a los desafíos contemporáneos, especialmente la crisis ecológica. Mientras que el enfoque centrado en la biotecnología puede proporcionar soluciones insuficientes, el posthumanismo crítico reconoce la necesidad de abordar las complejas interrelaciones entre tecnología, sociedad y medio ambiente, además de desafiar las categorías tradicionales de lo humano y buscar una comprensión más inclusiva de la vida en la Tierra. Al considerar el impacto ambiental de las tecnologías emergentes, promueve una ética de responsabilidad y Revista Sarance ISSN: 1390-9207; ISSNE: e-2661-6718 Fecha de recepción: 30/04/2024; fecha de aceptación: 02/10/2024 Desafíos contemporáneos: el posthumanismo crítico Revista Sarance, Nº 53 como marco de acción frente a la problemática ecológica (diciembre - mayo 2025) sostenibilidad, trascendiendo el antropocentrismo y reconociendo el valor de todas las formas de vida. Adoptando una perspectiva posthumanista, el texto busca explorar las posibilidades de mejora tecnológica para la humanidad, reflexionar sobre sus implicaciones éticas, sociales y ambientales, y promover un enfoque equilibrado hacia el futuro de la humanidad y el planeta. Asimismo, se abordan las críticas al posthumanismo, especialmente en relación con su persistente vínculo con el humanismo, y, por otro lado, se reconoce su potencial para abordar la crisis ecológica actual y forjar una conexión más auténtica y armoniosa con el entorno natural. Palabras clave: Transhumanismo; Posthumanismo crítico; Antropoceno; Ética; Medio ambiente. Abstract: This academic paper examines addresses the relationship between transhumanism and posthumanism, two significant theoretical frameworks in contemporary discourse. While technoscientific perspectives often view transhumanism and posthumanism as aligned with a shared project, emphasizing their convergence through biotechnological advancements, critical approaches contend that these are distinct paradigms. Transhumanism primarily focuses on practical and technological innovations, whereas posthumanism emphasizes theoretical, linguistic, and cultural dimensions. This divergence enriches the debate, offering diverse perspectives on the ethical, social, and philosophical implications of emerging technologies. This paper adopts a critical posthumanist stance, arguing that it provides a more comprehensive response to contemporary challenges, particularly the ecological crisis. Whereas biotechnological approaches often present insufficient solutions, critical posthumanism recognizes the intricate interrelationships between technology, society, and the environment. It challenges traditional human-centric categories, advocating for an inclusive understanding of life on Earth. By addressing the environmental impact of emerging technologies, critical posthumanism promotes an ethics of responsibility and sustainability that transcends anthropocentrism and values all forms of life. This discussion explores the possibilities of technological enhancement for humanity while critically reflecting on its ethical, social, and environmental implications. Additionally, criticisms of posthumanism are considered, particularly regarding its ongoing ties to humanism, alongside its potential to address the current ecological crisis and foster a more authentic and harmonious relationship with the natural environment. Keywords: Transhumanism; Critical Posthumanism; Anthropocene; Ethics; Environment. Tukuyshuk Kay killkaypimi rimarin runakunata imasha kunanpi tecnología yanapan, chaytami transhumanismo nin, shinallatak imashalla chay tecnología ñukanchik yuyaykunapi yaykushpa, yuyachishpa, imasha kawsana, imasha rimanata shuk layaman kay kawsayta tikrachin, chaymi posthumanismo nin. Kay ishkay shinchi yachaykunatami wakinkunaka shukllami nin imasha kawsaywan tecnologíawan (biotecnología) pakta runakunata yanapan nin. Shukkunaka shikanyarishka yachaykunami Revista Sarance, Nº 53 Desafíos contemporáneos: el posthumanismo crítico (diciembre - mayo 2025) como marco de acción frente a la problemática ecológica nin. Chaymanta shuk shuk yuyaykuna llukshimun, imashatak kunankunapi tecnologia tiyahun, imashatak tiyana kan nishpa tapurikunapash tiyan. Chaypami ashtawanpachaka tapurin imasha kay yuyaykuna yanapana kan kunanpi allpa mama unkushka kakpi. Shuk yuyayka tecnología tiyashpaka runakunata yanapanami nihun, chayshukka shina tiyashpapash allitami yuyarina imasha llakta ukuman chayan, imasha allpa maman chayan, shinashpa imasha ñukanchik runakunapi yaykushpa imashatak ashtawan alli kawsayta usharina nishpa tapurin. Ashtakami allpa mamata llakichirin kunan tecnologiakunawanka, chaymi allikuta rikushpa na llakichishpa kaykunaka tiyana kan nin. Kay allpapika tuylla kawsay tiyakkunatami huyana nin. Shinami kay killkaypika, ashtaka yuyarin imashalla kay mushuk yachaykuna shamukpipash allpa mamata huyashpantin, alliman rurashpa, tukuyllata pakta pakta rikushpa kawsana kanchik nin. Kay yachaykunata kutin kutin yuyarishpa riman, shinallatak allikachin imasha ñukanchik allpa mamata llakimanta harkashpa alli kawsaytapash tariy usharinka nin. Sapi shimikuna: Transhumanismo; Posthumanismo yuyaykuna; Antropoceno; Alliman rurana; Allpa mama. Desafíos contemporáneos: el posthumanismo crítico Revista Sarance, Nº 53 como marco de acción frente a la problemática ecológica (diciembre - mayo 2025) Dos posturas respecto al posthumanismo: tecnocientífico y crítico Dentro del campo de la teoría transhumanista y posthumanista se pueden identificar dos enfoques principales que abordan la relación entre estas corrientes. Por un lado, hay quienes sostienen que el transhumanismo y el posthumanismo forman parte de un mismo proyecto, con un énfasis particular en los avances biotecnológicos y sus implicaciones para la humanidad. Este enfoque tiende a destacar la convergencia entre ambas corrientes, ya que comparten una visión optimista sobre el potencial de la tecnología para mejorar y transformar la condición humana. Por otro lado, existe una postura que considera al transhumanismo y al posthumanismo como propuestas distintas, cada una con sus propios énfasis y preocupaciones. En este enfoque, se destaca la diferencia entre el transhumanismo, que se centra en los aspectos prácticos y tecnológicos de la mejora humana, y el posthumanismo, que abarca una gama más amplia de cuestiones teóricas, lingüísticas y culturales relacionadas con la transformación de la humanidad. Esta diversidad de enfoques enriquece el debate dentro del campo transhumanista y posthumanista, permitiendo una exploración más profunda y matizada de las implicaciones éticas, sociales y filosóficas de la tecnología emergente y su impacto en la naturaleza humana y la sociedad en su conjunto. Ambas orientaciones, la que considera al transhumanismo y al posthumanismo como parte de un mismo proyecto y la que los ve como propuestas distintas, son igualmente válidas en el ámbito académico, cada una con sus propias fortalezas y debilidades. La primera postura resalta la interconexión entre la mejora tecnológica y la evolución humana, subrayando el potencial transformador de la biotecnología en la búsqueda de una humanidad mejorada. Por otro lado, la segunda postura enfatiza la importancia de examinar las implicaciones más amplias y profundas de la tecnología en términos de teoría, lenguaje y cultura, reconociendo que la transformación humana va más allá de la mera mejora física o cognitiva. En este trabajo, nos inclinamos hacia la segunda postura debido a que ofrece una respuesta más completa y adecuada a los desafíos contemporáneos, particularmente a la actual crisis ecológica que enfrenta el planeta. Mientras que el enfoque centrado exclusivamente en la biotecnología puede proporcionar soluciones superficiales a problemas específicos, como enfermedades o discapacidades, el enfoque más amplio del posthumanismo reconoce la necesidad de abordar las complejas interrelaciones entre la tecnología, la sociedad y el medio ambiente. Al considerar el impacto ambiental de las tecnologías emergentes y sus consecuencias a largo plazo para el planeta, el enfoque posthumanista ofrece un marco más panorámico para abordar la crisis ecológica. Al reconocer la interdependencia entre la humanidad y el entorno, este enfoque promueve una ética de la responsabilidad y Revista Sarance, Nº 53 Desafíos contemporáneos: el posthumanismo crítico (diciembre - mayo 2025) como marco de acción frente a la problemática ecológica la sostenibilidad que trasciende los límites del antropocentrismo y reconoce el valor intrínseco de todas las formas de vida. Al adoptar una perspectiva posthumanista buscamos no solo explorar las posibilidades de mejora tecnológica para la humanidad, sino también reflexionar sobre las implicaciones éticas, sociales y ambientales de dichas mejoras, y promover un enfoque más equilibrado y reflexivo hacia el futuro de la humanidad y el planeta que habitamos. A continuación, describiremos más a profundidad ambas perspectivas ya planteadas, para luego examinar cómo es que el posthumanismo crítico brinda herramientas para evitar un potencial ecocidio. Transhumanismo y posthumanismo tecnocientífico El transhumanismo tecnocientífico, liderado por científicos y tecnólogos, se dedica activamente a explorar avances en biotecnología con el objetivo de alterar la condición humana. Inspirado en figuras destacadas como Fredkin, Jastrow, Minsky, Moravec y Kurzweil, este enfoque busca la superación tecnológica del ser humano, aspirando a transformarlo en un ciberorganismo genéticamente mejorado (Diéguez, 2013, pp. 72-73). A diferencia de las críticas culturales y lingüísticas presentes en otros enfoques, este transhumanismo se centra en la aplicación práctica de la tecnología para mejorar la humanidad. Esta división de enfoques dentro del transhumanismo es fundamental para comprender las cuestiones éticas y sociales que plantea, ya que cada uno tiene sus propias implicaciones y perspectivas sobre la modificación y mejora del ser humano. El transhumanismo, según la distinción propuesta por Diéguez, engloba una amplia variedad de perspectivas, reflejando la diversidad de opiniones dentro de este movimiento. Max More lo define como una filosofía que aspira a llevarnos hacia una condición posthumana, compartiendo algunos aspectos con el humanismo, como la valoración de la razón y la ciencia, pero diferenciándose al anticipar transformaciones radicales gracias a avances científicos y tecnológicos (More, 1994). A pesar de esta diversidad, el transhumanismo comparte ciertos elementos comunes, como la fusión entre humano y máquina, y la búsqueda de la modificación corporal para mejorar la condición humana, abogando por la libertad en la transformación física y cognitiva en aras del bienestar humano. Movimientos transhumanistas como el núcleo de Oxford, con figuras como Nick Bostrom y David Pearce, se esfuerzan por promover esta supuesta mejora humana. Sin embargo, la introducción del término “posthumanidad” por parte de More añade una nueva dimensión al debate. Esta noción se distingue del transhumanismo ya que éste implica un proceso de cambio, mientras que el posthumanismo sugiere la llegada a una meta específica. Desafíos contemporáneos: el posthumanismo crítico Revista Sarance, Nº 53 como marco de acción frente a la problemática ecológica (diciembre - mayo 2025) Primero el humano mutará en transhumano, espécimen biónico transicional a merced, todavía, de los ciclos naturales elementales. A medida que las técnicas cyborgizadoras avancen, el transhumano coronará, empero, etapas inauditas de desnaturalización, hasta mutar en posthumano, espécimen postbiológico, íntegramente auto-creado (autopoiético), ajeno a las leyes que rigen la vida basada en el carbono, abierto a sucesivas auto-reconstrucciones (Martorell Campos, 2012, p. 491). Las reflexiones previas insinúan que el transhumanismo, en su mayoría, implica un posthumanismo como su meta final. El posthumano se describe como alguien/algo que trasciende las limitaciones biológicas, liberándose de la dependencia de factores ambientales como la luz solar u otras fuentes de energía. Esto conlleva una desnaturalización y postbiologización, dando lugar a una existencia radicalmente diferente, donde los seres humanos o transhumanos todavía dependen de factores externos para sobrevivir, mientras que el posthumano regula sus funciones biológicas a través de sus propias capacidades intrínsecas. Se establece una distinción crucial entre el transhumanismo y el posthumanismo, así como una diferenciación en las dos principales vías que los transhumanistas consideran para alcanzar la meta del posthumano. Aunque ambas comparten el mismo objetivo final, difieren en sus métodos. Una de estas vías es la de la IA o singularidad, que se basa en la robótica y la inteligencia artificial para crear máquinas conscientes capaces de potencialmente reemplazar a los humanos. La otra es la vía biológica, que emplea avances en biotecnología, genética, nanotecnología y neurociencia para modificar directamente la estructura biológica del ser humano (Missa, 2013, p. 71). Estas rutas, aunque distintas, pueden eventualmente complementarse en el proceso hacia la transformación del ser humano en posthumano. El transhumanismo tecnocientífico es un movimiento diverso que comprende a individuos con diversas perspectivas, pero que comparten un optimismo marcado por la tecnología y una profunda confianza en los avances científicos para mejorar la condición humana. Estos transhumanistas abogan por transformar al ser humano a través de la tecnología, buscando ventajas como una salud mejorada, una vida prolongada, una mayor capacidad intelectual, emociones enriquecidas y una felicidad amplificada. Algunos incluso han descrito a los transhumanistas como adherentes a una especie de utopía tecnológica, comparando su fe en la tecnología con una creencia religiosa o mística (Samuelson, 2012), confiando ciegamente en los beneficios que esta puede brindar a la humanidad. Su objetivo, encapsulado en el lema “Vivir más tiempo, más saludable, más inteligente y feliz”, aspira a superar las limitaciones actuales del ser humano. Esta perspectiva combina las ideas humanistas de la Ilustración con el potencial de las tecnologías (Missa, 2013, p. 69). El movimiento, también reconocido Revista Sarance, Nº 53 Desafíos contemporáneos: el posthumanismo crítico (diciembre - mayo 2025) como marco de acción frente a la problemática ecológica como H+ (Humanity Plus), evoca los ideales progresistas ilustrados que conciben la historia y la humanidad en un continuo proceso de mejora constante. Esta perspectiva impulsa una visión optimista del futuro, donde la aplicación inteligente de la tecnología puede conducir a avances significativos en la condición humana. Al adoptar una mentalidad de mejoramiento continuo, el movimiento H+ promueve la exploración de nuevas fronteras en la ciencia, la tecnología y la filosofía, buscando ampliar los límites de lo que es posible para la humanidad. “El énfasis en nociones como la racionalidad, el progreso y el optimismo está en línea con el hecho de que, filosóficamente, el transhumanismo se arraiga en la Ilustración” (Ferrando, 2013, p. 27). Aunque estas ideas puedan parecer utópicas o incluso fuera de alcance en el contexto actual, el transhumanismo las abraza como estandartes, aspirando a un retorno a los ideales ilustrados en una era de rápida evolución tecnológica. Esta conexión entre la Ilustración y el transhumanismo se manifiesta en la confianza compartida en el progreso y la búsqueda constante de la mejora humana a través de la tecnología. Sin embargo, al igual que la Ilustración, el transhumanismo también enfrenta desafíos y limitaciones significativas. La sobrevaloración de la tecnología y la ciencia corre el riesgo de descuidar aspectos éticos, sociales y emocionales fundamentales de la experiencia humana. Además, la fe ciega en el progreso tecnológico podría dar lugar a consecuencias no deseadas o incluso a dilemas éticos complejos. Asimismo, la implementación justa y ética de las propuestas transhumanistas podría enfrentar obstáculos similares a los que enfrentó la Ilustración en su intento por aplicar universalmente sus ideales de libertad e igualdad. El desafío para el transhumanismo tecnocientífico reside en encontrar un equilibrio entre el impulso por el avance tecnológico y el respeto por las complejidades de la experiencia humana, así como en abordar de manera integral las implicaciones éticas y sociales de sus propuestas de mejora humana. Posthumanismo crítico Al igual que las posturas tecnocientíficas, la vertiente crítica también posee una rica variedad de enfoques para conceptualizar el posthumanismo. Por un lado, el posthumanismo se entiende como una postura filosófica innovadora que desafía la noción tradicional de una frontera clara entre lo humano y lo no humano (Chagani, 2014, p. 425). En lugar de aceptar una separación tajante, el posthumanismo explora las interconexiones y las posibilidades de fusión entre diferentes formas de vida y tecnologías. Esta perspectiva cuestiona la idea de una definición universal o precisa de lo humano, reconociendo la fluidez y la diversidad de la experiencia humana en un mundo cada vez más interconectado. Al desafiar las categorías establecidas, el posthumanismo crítico invita a una reflexión profunda sobre la naturaleza de la identidad humana y nuestra relación con el mundo que Desafíos contemporáneos: el posthumanismo crítico Revista Sarance, Nº 53 como marco de acción frente a la problemática ecológica (diciembre - mayo 2025) nos rodea. Además, plantea preguntas importantes sobre cómo la tecnología y la ciencia están transformando nuestra comprensión de lo que significa ser humano y cómo podemos vivir éticamente en un mundo cada vez más híbrido y diverso. Esta visión enriquecedora y matizada del posthumanismo abre nuevas posibilidades para la reflexión filosófica y la exploración de nuestro lugar en el universo en constante evolución. Pero, incluso, existe una diferenciación dentro del mismo posthumanismo crítico, uno que identifica unas ‘tecnologías posthumanistas’ y el ’posthumanismo’, tal cual (Ferrando, 2013). Dentro de las llamas ‘tecnologías posthumanistas’, Ferrando explora las diferencias entre el posthumanismo y el transhumanismo, ambos interesados en la tecnología, pero con enfoques diferentes. Mientras que el transhumanismo tiende a elevar la tecnología a un estatus casi divino y se centra en lograr futuros post-biológicos, el posthumanismo ve la tecnología como parte integral de la experiencia humana y enfatiza su importancia ontológica. El posthumanismo se basa en conceptos como el cíborg de Donna Haraway1 para desafiar dualismos y límites entre humanos y tecnología (2016). También considera la tecnología como un modo de revelación, eco de la perspectiva de Martin Heidegger (1977). Además, el posthumanismo incorpora la noción de Michel Foucault de tecnologías del yo (Martin, Gutman, & Hutton, 1988), que juegan un papel en la revelación existencial y consideraciones éticas. El posthumanismo rechaza conceptos como la colonización espacial, arraigados en el colonialismo, a favor de una comprensión más matizada de las posibilidades futuras. Ferrando destaca cómo, en lo que ella llama las tecnologías posthumanistas, el posthumanismo y el transhumanismo difieren en sus enfoques teóricos sobre la tecnología y la mejora humana (2013, pp. 28-29). Por su parte, el posthumanismo es entendido por Ferrando por lo que aquí llamaremos posthumanismo crítico, para diferenciarlo del enfoque tecnocientífico del mismo. “Aunque las raíces del posthumanismo ya se pueden rastrear en la primera ola del posmodernismo, el giro posthumano fue completamente promovido por teóricas feministas en los años noventa, dentro del campo de la crítica literaria, lo que más tarde se definiría como posthumanismo crítico”2 (Ferrando, 2013, p. 29). Desde su surgimiento en la década de 1990, se ha distinguido entre diferentes corrientes, como el posthumanismo crítico y cultural, que sentaron las bases para su 1 Aunque Haraway en muchas ocasiones se ha alejado de la categorización de posthumanista para situarse como anti-humanista, en ocasiones se puede leer que se ve influenciada por la subjetividad posthumanista. “While Haraway states unequivocally “I am not a posthumanist,” she also tells us, during her discussion of laboratory experimentation, that she pays heed to what she calls “the posthumanist whisperings in [her] ear”. As a result, it is fair to say that although she may not explicitly identify as a posthumanist, her thought is clearly informed by posthumanism.” (Weisberg, 2009, p. 22) 2 [Traducción propia]. A partir de aquí, las traducciones propias serán insertadas en el cuerpo del trabajo y el texto original en nota al pie de página. “Although the roots of posthumanism can be already traced in the first wave of postmodernism, the posthuman turn was fully enacted by feminist theorists in the Nineties, within the field of literary criticism— what will later be defined as critical posthumanism.” Revista Sarance, Nº 53 Desafíos contemporáneos: el posthumanismo crítico (diciembre - mayo 2025) como marco de acción frente a la problemática ecológica posterior desarrollo filosófico. El posthumanismo se presenta como un movimiento audaz que desafía las estructuras jerárquicas arraigadas en el humanismo tradicional. Siguiendo con una tradición lingüística, se enmarca en los movimientos ‘post’, que pueden ser rastreados desde el postmodernismo, y desde donde también obtienen varias de sus orientaciones teóricas, como la ruptura con los dualismos ontológicos desde la deconstrucción postmoderna, cuestionando las nociones establecidas de lo humano y lo no humano. Sin embargo, el posthumanismo, al igual que otras corrientes que podrían ser sumadas a lo ‘post’, pretenden superar al postmodernismo. “Por consiguiente, el uso frecuente del prefijo post-, con frecuencia asociado a los nuevos esfuerzos teóricos, pretende indicar que ahora estamos dentro de una transición histórica, más allá de las teorías posmodernas” (Lara, 2014, p. 125). En este sentido, el posthumanismo también tiene vínculos con la post-ecología3, el feminismo de nuevas materialidades4 y el pospostestructuralismo, desde un giro poslingüístico que cuestiona la dicotomía naturaleza cultura, y con ello todo binarismo arraigado en el lenguaje y la cultura. A su vez, el feminismo de hoy parece haber dado un giro poslingüístico además del giro pospostestructuralista (considerado dentro del paradigma de lo posmoderno). El retorno del marxismo se entendería hoy no solo como una recuperación de las categorías de clase del marxismo, tal y como se manejaban en los siglos XIX y XX, sino como un intento de formular nuevas categorías que permitan comprender la complejidad entre la materialidad (la naturaleza) y la realidad simbólica (la cultura) de forma conceptual más compleja que cuando el feminismo tematizaba las relaciones entre naturaleza y cultura de forma binaria. Lo problemático sería entonces hallar formas conceptuales nuevas que impidan volver a estas viejas discusiones y patrones binarios excluyentes, y que permitan reflexionar sobre los nuevos retos del presente con relación al capitalismo y a la ecología. (Lara, 2014, p. 126) Este enfoque en la materia proviene de los intereses del feminismo corporal (Grosz, 1994), pero que también puede encontrarse en la eclosión de la filosofía del cuerpo5 y principalemente en la obra de Merleau-Ponty (Merleau-Ponty, 1993), que pone incapié en el cuerpo vivo. En esta exploración, se revela la noción de que lo ‘nuevo’ en el conocimiento humano es relativo y contextual. “Se ha afirmado que, en vista de la escala sin precedentes de los desafíos ambientales, económicos, intelectuales y éticos de esta nueva era geohistórica […] El conocimiento debe ajustarse a una condición posthumana que limita el alcance de la acción humana 3 Esto tiene una relación directa con la concepción del posthumanismo crítico como respuesta a la crisis ecológica. Para profundizar en este tema puede consultarse (Beneite-Martí, 2018) 4 Se hace énfasis en que este nuevo materialismo no sería una mera recuperación del Marxismo (Coole & Frost, 2010, p. 30). Este nuevo materialismo versaría más bien en re-inscribir la materia como un proceso de materialización, en el debate crítico feminista (Ferrando, 2013, p. 30). 5 Un ejemplo latinoamericano lo encontramos en el filósofo mexicano Arturo Rico Bovio. Puede leerse (Rico Bovio A., Las fronteras del cuerpo. Crítica de la corporeidad, 1990) (Rico Bovio A., Teoría corporal del derecho, 2000) (Rico Bovio A, 2017) Desafíos contemporáneos: el posthumanismo crítico Revista Sarance, Nº 53 como marco de acción frente a la problemática ecológica (diciembre - mayo 2025) y enreda las vidas de los individuos en interdependencias hiperreales que exceden su comprensión cognitiva y emocional”6 (Zapf, 2022, p. 10). El posthumanismo nos invita a reflexionar sobre la multiplicidad de perspectivas y la inclusividad de experiencias que caracterizan nuestra realidad contemporánea. Sin embargo, como todo movimiento en evolución, el posthumanismo enfrenta desafíos emergentes. Uno de ellos es la integración de diferencias no humanas en su marco conceptual, lo que requiere una apertura hacia lo ‘exótico’ y lo desconocido, como los robots, las quimeras biotecnológicas y lo alienígena. Este proceso invita a una expansión de la imaginación hacia futuros posthumanos, donde las fronteras entre lo humano y lo no humano se desdibujan (Ferrando, 2013). La interacción entre la tecnología y la sociedad plantea nuevas preguntas sobre la ética y la identidad en un mundo cada vez más interconectado. El posthumanismo crítico como respuesta a la problemática ambiental contemporánea Ahora que hemos explorado de manera concisa dos enfoques del vasto espectro del “posthumanismo”, es crucial profundizar en la vertiente crítica de este paradigma y comprender cómo ofrece una perspectiva renovada y poderosa para afrontar la crisis ecológica7 contemporánea. Garrido señala que la preocupación por esta problemática surge a finales del siglo XX. El autor español mencionaba que un extenso movimiento intelectual, moral y político se estaba gestando con el propósito de examinar las condiciones históricas que nos han llevado al borde de una catástrofe. Este movimiento afectaría profundamente a la manera en que entendemos la realidad y la filosofía, pero también tendría repercusiones en la ética, la economía y la teoría política, abordándolas desde diferentes perspectivas epistemológicas. Todas estas disciplinas se verían sacudidas y sometidas a un escrutinio crítico por una nueva conciencia social ecológica, que cuestiona todo el legado de la cultura moderna industrial y capitalista (Garrido Peña, 2007, pp. 32-33). Esta situación ecológica surge con lo que podríamos llamar la muerte de la Naturaleza, con la llegada del Antropoceno (Arias Maldonado, 2018). En el año 2000, Paul Crutzen propuso el término “Antropoceno” para describir una nueva era geológica dominada 6 “It has been claimed that in view of the unprecedented scale of the environmental, economic, intellectual, and ethical challenges of this new geo-historical era (…) knowledge need to be adjusted to a posthuman condition which limits the range of human agency and entangles the lives of individuals in hyperreal interdependencies that exceed their cognitive and emotional grasp”. 7 Es importante señalar que el término de “ecología” y su adjetivación de “ecológico/a” puede ser entendido de muchas formas. Bellver nos dice que a la ecología “se le pueden dar tres sentidos distintos: como ciencia experimental desgajada del tronco de la biología (…) como paradigma de racionalidad, alternativo al dominante durante la Modernidad, desde el que se reinterpreta la realidad (paradigma ecológico); y como reflexión ética y política acerca de las relaciones del hombre con la naturaleza (ética ambiental)” (Bellver, 1995, p. 389) No es objetivo de este trabajo explorar a profundidad las diferentes concepciones del término, sin embargo, si se quiere explorar más este tema se pueden consultar (Beneite-Martí, 2018) Revista Sarance, Nº 53 Desafíos contemporáneos: el posthumanismo crítico (diciembre - mayo 2025) como marco de acción frente a la problemática ecológica por la actividad humana en la Tierra. Se debate su inicio: algunos sugieren finales del siglo XVIII, marcado por el aumento de carbono atmosférico coincidiendo con la invención de la máquina de vapor en 1784 (Durand & Sundberg, 2019, p. 9). Por su parte, Lewis y Maslin sugieren que el Antropoceno se inicia en 1610 con la colonización de América, que resultó en la muerte de unos 60 millones de indígenas y un secuestro masivo de carbono, reduciendo el CO2 atmosférico (Lewis & Maslin, 2015). En 2016, el Grupo de Trabajo del “Antropoceno” de la Comisión Internacional de Estratigrafía propone que esta era comienza en la mitad del siglo XX, con la detonación de la bomba atómica, dejando rastros de plutonio y carbono radioactivo a nivel global (Zalasiewicz, Williams, Steffen, & Crutzen, 2010). Sin importar la heterogeneidad de posturas respecto a su origen, todas comparten que esta es marcada por la impronta humana en cada rincón del planeta ha despertado un urgente llamado a la acción, un eco que resuena en la conciencia colectiva de nuestra especie. La muerte de la Naturaleza, lejos de ser un mero concepto abstracto, se manifiesta en la desaparición acelerada de especies, la degradación de los ecosistemas y la exacerbación de fenómenos climáticos extremos. Nos encontramos en un punto de inflexión donde nuestras decisiones y acciones determinarán el destino de incontables formas de vida y el equilibrio mismo de nuestro hogar planetario. “La idea del Antropoceno tiene efectos profundos en el pensamiento ambiental contemporáneo pues revela con claridad las consecuencias de la presencia humana en el planeta y la dificultad de sostener una distinción clara entre naturaleza y sociedad, desestabilizando el campo desde donde se producían los análisis socioambientales y la misma reflexión de la ecología política” (Durand & Sundberg, 2019, p. 9). Sin embargo, en este desafío también reside una oportunidad para el despertar de una conciencia colectiva, una renovada conexión con la tierra que nos sustenta y con todas las criaturas que comparten este viaje con nosotros. El Antropoceno, con todas sus implicaciones, nos confronta con la realidad de nuestra interdependencia con la biosfera. Peter Sloterdijk propone una reinterpretación del Antropoceno como una era dominada por la técnica, a la que denomina “Tecnoceno” (Beneite-Martí, 2018, p. 38). En su enfoque, la atención principal no recae en juzgar la insensatez humana, sino en reconsiderar nuestra percepción de la crisis ecológica actual y las posibles soluciones (Sloterdijk, 2015, p. 318). Empero, según Sloterdijk, el Tecnoceno también promueve la reflexión sobre la convivencia de los habitantes de la Tierra con las formas y los procesos no humanos. Esta perspectiva nos insta a colaborar en la intricada red de los ciclos de la vida, donde los agentes del mundo contemporáneo forjan su existencia mediante una co-inmunidad (Sloterdijk, 2015, pp. 338-339). Es en este contexto que el llamado Desafíos contemporáneos: el posthumanismo crítico Revista Sarance, Nº 53 como marco de acción frente a la problemática ecológica (diciembre - mayo 2025) a la acción se vuelve ensordecedor, pero también esperanzador. Cada gesto, cada elección informada y cada voz elevada en defensa de la Biosfera es un paso hacia la regeneración y la restauración de los tejidos de la vida. Además, es fundamental comprender, tal vez aún desde un punto de vista antropocéntrico pero no por eso menos ecológicamente deseable, que el bienestar de los seres humanos está indisolublemente ligado al bienestar del ecosistema planetario y al bienestar de otras especies, como nos recuerda el pensamiento multiespecies en sus diversas formas (Heise, 2017). No se trata solo de preservar un paisaje idílico, sino de asegurar un futuro habitable para las generaciones venideras y para todas las formas de vida que coexisten en este planeta. La muerte de la Naturaleza no es un destino inevitable, sino un llamado de atención, una señal de alarma que nos insta a reflexionar sobre nuestras acciones y a redefinir nuestro lugar en el entramado de la vida. En este momento crucial, la colaboración, la innovación y la solidaridad se convierten en nuestras mejores herramientas para tejer un futuro más próspero y armonioso para todas las criaturas que comparten este planeta con nosotros. Así, en esta encrucijada y búsqueda de subterfugios, el posthumanismo crítico se muestra como una opción viable. Incluso podríamos afirmar que el surgimiento simultáneo del posthumanismo y el Antropoceno como dos marcadores discursivos fundamentales en los debates ambientales contemporáneos no es meramente coincidencia, sino una manifestación de la necesidad urgente de repensar nuestras relaciones con el mundo natural y entre nosotros mismos. Esta convergencia ofrece una ventana de oportunidad para trascender las limitaciones impuestas por conceptos arraigados en diversas disciplinas. Y aunque el concepto del Antropoceno introduce el factor humano como un nuevo elemento en la descripción científica de una secuencia de eras geológicas hasta entonces no definida por lo humano, el concepto de posthumanismo abre las humanidades a nuevas formas de pensar sobre la categoría de lo humano en el contexto de disciplinas no humanistas como la geología, la biología, la física, las ciencias de la tierra y la ecología. Lo que esto implica, hablando en términos positivos, es un proceso interdisciplinario potencial y altamente productivo de fertilización mutua entre culturas de conocimiento anteriormente separadas. Desde una perspectiva más crítica, puede llevar a una proliferación de híbridos indiferenciados (como naturalezaculturas, mentecuerpos, material-semiótico, onto-ético-epistemológico, ético-onto-epistemológico, y así sucesivamente) que destacan el postulado de ‘enredos’ ontológicos inextricables, pero tienden a descuidar las tensiones inevitables y las paradojas que caracterizan los desafíos interdisciplinarios de las humanidades ambientales8 (Zapf, 2022, p. 6). 8 “And while the concept of the Anthropocene introduces the human factor as a new element into the scientific description of a hitherto non-humanly defined sequence of geological eras, the concept of posthumanism opens the humanities to new ways of thinking about the category of the human in the context of non-humanist disciplines such as geology, biology, physics, earth sciences, and ecology (for critical-differentiated assesSEMnts of posthumanism and the Anthropocene, see. What this implies is, positively speaking, a potentially highly productive cross-disciplinary process of mutual fertilization between formerly separated knowledge cultures. More critically Revista Sarance, Nº 53 Desafíos contemporáneos: el posthumanismo crítico (diciembre - mayo 2025) como marco de acción frente a la problemática ecológica Sin embargo, no es sólo que el Antropoceno y las nuevas respuestas a las problemáticas ecológicas surjan en concomitancia, debido a que el primero es una condición necesaria para que surjan las segundas, sino que, esto permite un desarrollo de nuevas ideas, gestadas precisamente en el ámbito del Antropoceno, debido al intercambio entre ciencia y (post)humanidades. “También, este intercambio intensificado entre la ciencia y el materialismo-posthumanismo académico ha influido significativamente en la creatividad artística en el Antropoceno, lo que ha dado lugar a múltiples nuevas formas de experimentación que traspasan límites, inspiradas en tales teorías”9 (Zapf, 2022, p. 7). Este intercambio dinámico propicia un ambiente para la gestación de nuevas perspectivas y enfoques, los cuales se enraízan profundamente en la comprensión de nuestra relación con el mundo natural y tecnológico que nos rodea. Así, las teorías emergentes del materialismo-posthumanismo y sus diálogos con la ciencia abren puertas hacia un panorama artístico y epistemológico más expansivo y audaz. Este fertilizante intelectual permite a los/as artistas y académicos/ as explorar territorios inexplorados, desafiando fronteras tradicionales y abriendo caminos hacia la innovación y la expresión creativa. En este sentido, las formas de comprender y actuar en el mundo dentro del Antropoceno se convierten en un catalizador para reflexionar sobre nuestras interacciones con el entorno y, a su vez, transformar estas reflexiones en formas de expresión y comprensión del mundo que trascienden las barreras convencionales, inspirando así nuevos horizontes de pensamiento y acción. El posthumanismo crítico, arraigado en el postmodernismo, el feminismo y los nuevos materialismos, representa un punto de inflexión respecto a muchas de las premisas que definieron el siglo XX. No solo se repudian y se denuncian los excesos del etnocentrismo o la hegemonía de género, sino que más allá de ello se pone en radical crisis la idea de una historia (y ante todo un futuro) dictaminado por la sola especie humana: es el fin de la historia eurocéntrica, androcéntrica, plutocéntrica y antropocéntrica-especista. Por eso lo que Eagleton refiere como un engañoso (pero representativo) “trípode raza-clase-género” hoy debe ampliarse a un quadrivium político-ético compuesto por especie-raza-clase-género (Beneite-Martí, 2018, p. 48). viewed, it can lead to a proliferating circulation of undifferentiated hybrids (such as naturecultures, bodyminds, material-semiotic, onto-ethico-epistemological, ethico-onto-epistemologal and so forth) which highlight the postulate of inextricable ontological ‘entanglements’ but tend to neglect the inevitable tensions and paradoxes that characterize the interdisciplinary challenges of the environmental humanities”. 9 “Also, this intensified Exchange between science and new materialist posthumanist scholarship has significantly influenced artistic creativity in the Anthropocene, which has developed manifold new forms of experimental boundary-crossing from the inspiration of such theories”. Desafíos contemporáneos: el posthumanismo crítico Revista Sarance, Nº 53 como marco de acción frente a la problemática ecológica (diciembre - mayo 2025) Este cambio de paradigma nos invita a repensar nuestra relación con el mundo natural y con otras formas de vida, reconociendo su valor intrínseco y su agencia en la configuración del entorno compartido. El posthumanismo crítico nos desafía a trascender las fronteras tradicionales del pensamiento humano y a adoptar una perspectiva más inclusiva y solidaria hacia todas las formas de existencia en el planeta. En lugar de situarnos en el centro del universo, como lo hacía el antropocentrismo, nos invita a reconocernos como parte de una red interconectada de seres vivos, cada uno con su propia dignidad. Al ampliar el análisis político-ético hacia la inclusión de la especie, nos vemos obligados a confrontar las estructuras de poder y dominación que han perpetuado la opresión no solo entre los seres humanos, sino también hacia otras formas de vida. Esto implica desafiar las jerarquías establecidas y trabajar hacia una sociedad más justa y equitativa para todos los seres sintientes. En este sentido, el posthumanismo crítico no solo nos llama a reflexionar sobre nuestras acciones pasadas y presentes, sino también a imaginar y construir un futuro donde la diversidad y la interdependencia sean celebradas como fuerzas fundamentales para la supervivencia y el florecimiento de la vida en la Tierra. A su vez, la ruptura que propone el posthumanismo crítico con respecto al dualismo entre naturaleza y cultura es fundamental para reconceptualizar nuestra relación con el planeta. Al desafiar las fronteras tradicionales entre lo humano y lo no humano, este enfoque invita a una profunda reflexión sobre nuestra posición dentro de los ecosistemas terrestres. “En lugar de este binario habitual, los posthumanistas destacan las formas complejas en que los humanos están entrelazados con los no humanos y, de hecho, son inseparables de ellos. Y en este caso “no humano” significa una serie de “cosas” desde lo material a lo inmaterial y de lo orgánico a lo inorgánico” (Chagani, 2014, p. 425). Al liberarnos del estrecho marco dualista que separa a los humanos del resto de los seres, el posthumanismo crítico nos insta a reconocer nuestra interconexión con todas las formas de vida y con el entorno en el que habitamos. Esta perspectiva nos permite apreciar la complejidad y la riqueza de los ecosistemas en los que estamos inmersos, así como también nos desafía a asumir una responsabilidad más amplia hacia el mundo natural. El enfoque del posthumanismo crítico hacia el modelo del sujeto humano y la capacidad de agencia de otras especies es especialmente relevante en el contexto actual de crisis ecológica global. “(...) el posthumanismo (...) aborda el desafío de los futuros sostenibles ante la crisis ecológica global y el trastorno de las escalas tradicionales de percepción humana de tiempo, espacio y agencia en el Antropoceno, desde una conciencia de la co-agencia vital del mundo más allá de lo humano en la evolución cultural y la creatividad. Sin embargo, no vislumbra una simple superación o rechazo de un pasado humanista supuestamente obsoleto, sino más bien la búsqueda de un nuevo humanismo, consciente de la ecología y abiertamente transcultural, que sea Revista Sarance, Nº 53 Desafíos contemporáneos: el posthumanismo crítico (diciembre - mayo 2025) como marco de acción frente a la problemática ecológica crítico de las deficiencias históricas pero que también pueda beneficiarse de los ricos archivos protoecológicos de la tradición humanista-literaria”10 (Zapf, 2022, p. 5). Al desafiar el modelo tradicional de sujeto humano como el único poseedor de agencia y capacidad de acción significativa, este enfoque invita a reconocer la complejidad y la diversidad de las formas de vida en la Tierra. El otro rasgo distintivo del discurso posthumanista es su rechazo del modelo singular y limitado del sujeto humano. Tanto los posthumanistas deconstructivos o “anti-ontológicos” como aquellos que proponen ontologías alternativas han estado preocupados por las numerosas exclusiones (y por la violencia) realizadas en nombre de lo humano. Sin embargo, mientras los primeros a menudo se han contentado con descentrar al sujeto y despejar un espacio para múltiples posiciones posibles, los segundos han ido más allá, sugiriendo que los humanos no son la única fuente de agencia. En su opinión, las explicaciones tradicionales de la interacción entre humanos y no humanos han puesto demasiado énfasis en la conciencia y la cognición a expensas de la participación activa de los no humanos.11 (Chagani, 2014, pp. 425-426). En este contexto de agencia, el posthumanista Bruno Latour produce su “Actor- Network Theory” (ANT). Latour considera a la agencia como un logro colectivo de “actuantes” heterogéneos, ni exclusivamente humanos ni objeto-dirigidos (Chagani, 2014, p. 426). ANT ve las redes como efectos dinámicos y relacionales en lugar de estructuras fijas, con la estabilidad emergiendo de las traducciones e interacciones de diversos actores/actantes. A diferencia de la sociología tradicional, que enfatiza el orden y la estabilidad, ANT destaca la contingencia, la incertidumbre y la fluidez como aspectos fundamentales de la realidad social (Latour, 2005, p. 35). Al centrarse en las relaciones entre entidades diversas, ANT ofrece un marco mejor adaptado para capturar la complejidad y la impureza de los fenómenos sociales12 (Chagani, 2014, p. 426). 10 “(...)posthumanism (...) addresses the challenge for sustainable futures by the global ecological crisis and the derangement of traditional human scales of perception, time, space, and agency in the Anthropocene from an awareness of the life-enabling co-agency of the more-than-human world in cultural evolution and creativity. Yet it envisions no simple overcoming or rejection of an allegedly obsolete humanist past but rather the quest for a new, ecologically aware, and transculturally open humanism that is both critical of historical shortcomings yet can also profit from the rich proto-ecological archives of the humanist-literary tradition”. 11 “The other distinguishing feature of posthumanist discourse is its rejection of the singular and bounded model of the human subject. Both deconstructive or “anti-ontological” posthumanists and those who propose alternative ontologies have been preoccupied with the many exclusions—and with the violence—performed in the name of the human. However, while the former have often been content with decentering the subject and clearing a space for multiple possible subject positions, the latter have gone further, suggesting that humans are not the only source of agency. In their view, traditional explanations of human-nonhuman interaction have placed too much stress on consciousness and cognition at the expense of the active participation of nonhumans”. 12 Sin embargo, existen varias críticas a la teoría de Latour, que consideran que sigue excluyendo a actores y no se les da voz a todas las personas humanas y no humanas. Véase: (Mallavarapu & Prasad, 2006), (Watson, 2011) y (Chagani, 2014). Desafíos contemporáneos: el posthumanismo crítico Revista Sarance, Nº 53 como marco de acción frente a la problemática ecológica (diciembre - mayo 2025) Al considerar que otras especies también tienen capacidad de agencia, el posthumanismo crítico nos lleva a cuestionar las jerarquías de poder que han sido establecidas en función de la supremacía humana. Nos insta a reconocer y respetar las voces y las acciones de los seres no humanos, así como también nos desafía a considerar cómo nuestras acciones afectan a otras formas de vida en el planeta. Somos persuadidos de expandir nuestra concepción de agencia más allá de lo humano sobre la base de la idea de que a los microbios, las máquinas, los babuinos y similares se les ha negado hasta ahora una representación apropiada (...) La incorporación de los no humanos, por lo tanto, no es sólo una cuestión de corregir la incompletitud ontológica de los relatos sociológicos tradicionales, sino también una forma de reparar una injusticia histórica13 (Chagani, 2014, pp. 426-427). Esta perspectiva nos lleva más allá de una visión androcéntrica del mundo, en la que los humanos son el centro de todas las consideraciones éticas y morales. Nos invita a adoptar una ética de interdependencia y cuidado hacia todas las formas de vida, reconociendo que nuestras acciones tienen consecuencias no solo para nosotros mismos, sino también para el resto del mundo natural. Además, al centrarse en la capacidad de agencia de otras especies, el posthumanismo crítico nos invita a repensar nuestras relaciones con los animales y el medio ambiente en general. Al ampliar nuestro entendimiento de lo que constituye lo humano, el posthumanismo crítico nos desafía a reconsiderar nuestras prácticas y sistemas que perpetúan la explotación y el abuso de los recursos naturales, así como también nos anima a explorar nuevas formas de coexistencia y colaboración con otras formas de vida en la Tierra. En lugar de ver a la naturaleza como un recurso a ser explotado para nuestro beneficio exclusivo, este enfoque nos invita a adoptar una ética de cuidado y respeto hacia todos los seres vivos. Asimismo, al desafiar las fronteras entre lo humano y lo no humano, el posthumanismo crítico abre el espacio para explorar nuevas formas de estar-en-el-mundo que no están limitadas por nuestras concepciones antropocéntricas. Nos instiga a aprender de las formas de vida que han existido en la Tierra mucho antes que nosotros y a reconocer la importancia de los sistemas naturales; sistemas a los que pertenecemos como humanos. Haraway menciona que existe un “excepcionalismo humano” desde donde se pretende que “la humanidad por sí sola no es [parte de] una red espacial y temporal de dependencias entre especies”14 (2008, p.11). Haraway señala queeste “excepcionalismo humano” implica una visión egocéntrica que nos separa del tejido interconectado de la 13 “We are persuaded to expand our conception of agency beyond the human on the basis of the idea that microbes, machines, baboons and the like have heretofore been denied appropriate representation. The incorporation of nonhumans is, therefore, not only a matter of correcting the ontological incompleteness of traditional sociological accounts but also a way to redress an historical injustice”. 14 “Humanity alone is not [part of] a spatial and temporal web of interspecies dependencies”. Revista Sarance, Nº 53 Desafíos contemporáneos: el posthumanismo crítico (diciembre - mayo 2025) como marco de acción frente a la problemática ecológica vida en la Tierra. Desde esta perspectiva, se tiende a ignorar o subestimar las complejas relaciones de interdependencia que existen entre todas las especies y los ecosistemas. En lugar de reconocer nuestra pertenencia a una red intricada de relaciones, se promueve la idea de la superioridad exclusiva de la humanidad sobre otras formas de vida. Esta visión antropocéntrica no solo distorsiona nuestra comprensión de nuestro lugar en el mundo, sino que también puede llevar a prácticas destructivas que socavan la salud del planeta y de todas sus criaturas. Para Haraway, la clave para escapar de este excepcionalismo radica precisamente en entender que estamos interconectados con otras especies, en una relación de alteridad, así “toda relación ética, dentro o entre especies, está tejida a partir del fuerte hilo de seda de la alerta continua hacia la alteridad en la relación”15 (Haraway D. , 2003, p. 50). Para Haraway, esta noción de alteridad implica reconocer y valorar la otredad en nuestras relaciones con otras especies16. Significa entender que nuestras acciones tienen un impacto directo en el bienestar y la supervivencia de otras formas de vida en el planeta. En lugar de ver a las demás especies como meros recursos o herramientas para nuestro beneficio, debemos reconocer su derecho a existir y florecer. Esto implica cultivar una sensibilidad ética que nos lleve a considerar cuidadosamente las consecuencias de nuestras decisiones y acciones sobre el mundo natural. Al hacerlo, podemos comenzar a construir relaciones más equitativas y respetuosas con el resto de los seres vivos con quienes compartimos este planeta. Esta conciencia de alteridad nos invita a adoptar una ética de responsabilidad y cuidado hacia todas las formas de vida, reconociendo que nuestro destino está inextricablemente ligado al de todas las criaturas que cohabitan con nosotros. Conclusión El posthumanismo crítico va más allá de simplemente considerar nuevas formas de ser humano en un mundo tecnológico y ecológicamente cambiante. Se sumerge en un análisis profundo de las estructuras de poder, las relaciones de dominación y explotación que han llevado al deterioro ambiental global. Reconoce que la crisis ambiental no es simplemente un problema de gestión de recursos o tecnología, sino una manifestación de desigualdades sociales, económicas y políticas arraigadas. Este enfoque crítico del posthumanismo desafía la supremacía humana sobre la naturaleza y cuestiona el antropocentrismo inherente a muchas visiones del progreso humano. En lugar de considerar a los humanos como dominadores y 15 “all ethical relation, within or between species, is knit from the silk-strong thread of ongoing alertness to otherness-in-relation.” 16 Para una visión crítica a la teoría de Haraway respecto a la asimetría de la relación animales-humanos puede consultarse: Weisberg, 2009 y Chagani, 2014. Desafíos contemporáneos: el posthumanismo crítico Revista Sarance, Nº 53 como marco de acción frente a la problemática ecológica (diciembre - mayo 2025) controladores de la naturaleza, aboga por una relación más equilibrada y colaborativa entre humanos y el mundo natural. Reconoce la interconexión profunda entre todas las formas de vida y aboga por la justicia ambiental como parte integral de la lucha por la justicia social. Al adoptar una postura crítica, el posthumanismo nos insta a repensar nuestras narrativas culturales, económicas y políticas dominantes que perpetúan la destrucción ambiental y la desigualdad. Nos desafía a cuestionar las estructuras de poder que benefician a unos pocos a expensas de muchos y a imaginar y construir sistemas más equitativos y sostenibles. El posthumanismo crítico no solo nos ofrece una manera de repensar lo que significa ser humano en un mundo cambiante, sino que también nos proporciona herramientas conceptuales y éticas para abordar la raíz de la crisis ecológica actual y trabajar hacia un futuro más justo y habitable para todas las formas de vida en nuestro planeta. También se le pueden hacer críticas al posthumanismo, considerando que aún tiene atisbos de humanismo, pues su mismo término lleva el concepto de “humanismo”, y esto puede acarrear viejas formas de ver la relación de la humanidad con el resto de la biosfera, como lo menciona Jane Bennett, cuando reconoce que los esfuerzos por fomentar una conciencia de lo no humano a menudo retroceden hacia la dependencia de estrategias centradas en lo humano, guiándonos efectivamente por “el camino del antropocentrismo” (Bennett, 2010, p. 120). Sin, embargo, no caben dudas que el posthumanismo crítico se muestra como una respuesta viable a la crisis ecológica actual, al tratar de desmontar los conceptos de humano y formar vínculos con el resto de la bioesfera, tratando de establecer una relación de interconexión con el resto de nuestro entorno, tanto biológico como no viviente. Además de las críticas al posthumanismo por su persistente vínculo con el humanismo, es crucial reconocer que esta corriente representa un paso significativo hacia la reconceptualización de nuestra relación con el mundo que nos rodea. Aunque su término lleva consigo connotaciones humanistas, el posthumanismo crítico busca trascender las limitaciones de la visión antropocéntrica, desafiando las nociones tradicionales de lo humano y abogando por una comprensión más inclusiva de la vida en la Tierra. Como señala Jane Bennett, la tendencia a caer en estrategias centradas en lo humano es una preocupación válida, pero no debemos perder de vista el potencial transformador del posthumanismo para abordar la crisis ecológica actual. El posthumanismo crítico se distingue por su intento de desmantelar las jerarquías y dualismos arraigados en nuestras concepciones de lo humano, abriendo así la posibilidad de establecer vínculos más profundos y empáticos con todas las Revista Sarance, Nº 53 Desafíos contemporáneos: el posthumanismo crítico (diciembre - mayo 2025) como marco de acción frente a la problemática ecológica formas de vida en la biosfera. En lugar de perpetuar la división entre lo humano y lo no humano, este enfoque busca promover una visión holística que reconozca la interdependencia entre todos los seres y elementos de nuestro entorno, tanto bióticos como abióticos. En última instancia, el posthumanismo crítico nos desafía a re- imaginar nuestra relación con el mundo natural, invitándonos a adoptar una actitud de humildad y respeto hacia la diversidad y complejidad de la vida en la Tierra. A través de este enfoque, podemos aspirar a forjar una conexión más auténtica y armoniosa con nuestro entorno, allanando el camino hacia un futuro más sostenible y equitativo para todas las formas de vida que comparten nuestro planeta. Referencias bibliográficas Arias Maldonado, M. (2018). Antropoceno: la política en la era humana. Taurus. Bellver, V. (1995). Tema de estudio: ecología, demografía y bioética. Cuadernos Bioética,(4), 389-399. Beneite-Martí, J. (2018). El nuevo paradigma post-ecológico. Lecturas de nuestro tiempo,(3), 37-54. Bennett, J. (2010). Vibrant matter: a political ecology of things. Duke University Press. Chagani, F. (2014). Critical Political Ecology and the Seductions of Posthumanism. Journal of Political Ecology, 21(1), 424-436. Coole, D., & Frost, S. (2010). Introducing the New Materialisms. En D. Coole, & S. E. Frost. (Eds.), New Materialisms: Ontology, Agency, and Politics (pp. 1-45). Duke University Press. Diéguez, A. (2013). 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