Sociología y marxismo. Elementos para una crítica del capitalismo en el siglo XXI Sociology and Marxism: Elements for a Critique of Capitalism in the 21st Century Sociología, marxismo yachaykunamanta katichishpa kunan XXI patsak watakunpi capitalismota shayachinkapak. Tomás Quevedo Ramírez ntquevedo@uce.edu.ec ORCID: 0000-0002-3710-3287 Universidad Central del Ecuador Observatorio del Trabajo y el Pensamiento Crítico (Quito, Ecuador) Cita recomendada: Quevedo Ramírez, T. (2024). Sociología y delmarxismo. Elementos para una crítica capitalismo en el siglo XXI. Revista Sarance, (53), 142 - 158. DOI: 10.51306/ioasarance.053.10 Resumen El presente ensayo indaga en los elementos sociológicos presentes en la obra de Marx y Engels para fundamentar una crítica del capitalismo en el siglo XXI. Para ello se realiza un recorrido por los conceptos e interpretaciones claves del marxismo que han influido en las formas de entender y hacer sociología. El ensayo se organiza en tres partes: en la primera se describe los elementos de la crítica al capitalismo propuestos por Marx y Engels; en la segunda se discute sobre el concepto de clases sociales y su papel para la comprensión de las formas de organización de la sociedad; y, por último, se aborda la importancia de entender la coyuntura como un elemento estratégico de la acción política. Palabras clave: Marxismo; sociología; clases sociales; capitalismo. Revista Sarance ISSN: 1390-9207; ISSNE: e-2661-6718 (button) Fecha de recepción: 27/09/2023; fecha de aceptación: 27/02/2024 Revista Sarance, Nº 53 Sociología y marxismo. Elementos para una crítica del capitalismo en el siglo XXI (diciembre - mayo 2025) Abstract This essay explores the sociological dimensions within the works of Marx and Engels to critique capitalism in the 21st century. It surveys key concepts and interpretations of Marxism that have shaped the understanding and practice of sociology. The article is structured into three sections: the first outlines the critique of capitalism developed by Marx and Engels, the second discusses the concept of social classes and their significance in understanding societal organization, and the third highlights the importance of contextual analysis as a strategic component of political action. Keywords: Marxism; sociology; social classes; capitalism. Tukuyshuk Kay killkaypimi paktachin tayta Marx shinallatak tayta Engelspa sociología yachaymanta yuyaykunata. Kay hatun yachaykunawanmi riman ninanta kunanpi XXI patsak watakunpi capitalismota imasha shayachinkapak. Chaypakmi marxismomanta ashatwan sinchi yachaykunata tantachishpa, yuyarishpa, willachin hamutankapak imashallami kunanpi kawsayta rikunchik, ruranchik sociología yachaykunata. Kay killkayka kimsa patakunatami charin; kallaripika ishkantin Marxwan, Engelswan capitalismota shayachinamanta rimashkata tantachin, katipika kullki chariyuk, maykan mana charik kaymanta riman imasha kay kullkita charina na charina kawsayta punchan punchan nihun imasha katinata, puchukaypika, imalla politica ukupi yallihukta yachana nin, chaymanta sumak ruraykunatapash katichik ushankapak. Sapi shimikuna: Marxismo; sociología; kullki charik mama charik runakuna; capitalismo. Revista Sarance, Nº 53 Sociología y marxismo. Elementos para una crítica del capitalismo en el siglo XXI (diciembre - mayo 2025) 1. Introducción Nadie que no se adentre a fondo en las ideas del marxismo puede Ser científico social idóneo; nadie que crea que el marxismo ha Dicho la última palabra puede serlo tampoco WRIGHT MILLS, 1964 Marx es, más bien, un compañero que anima a reflexionar en profundidad sobre el significado de la modernidad y de la emancipación humana THERBORN, GORAN, 2014 Bernard Lahire propone que la sociología generó lo que él llama “la cuarta herida narcisista en la humanidad”, que demuestra que el individuo no está aislado de la sociedad; por el contrario, participa en una red de relaciones sociales que dan forma a su experiencia en el mundo, a diferencia de los enfoques que postulan una visión individualista (Lahire, 2016, pp. 11-12). Desde esa perspectiva, la sociología estudia objetos relacionados con la desigualdad, la pobreza, la marginación y los ejercicios de dominación. Como resultado, hay una constante resistencia (Lahire, 2016), molestia (Bourdieu, 2013) o el desarrollo de una tendencia antagónica a la sociología en las instituciones estatales (Burawoy, 2005). Es decir, la sociología ha sido estigmatizada como una disciplina que busca justificar a criminales, vagos o personas improductivas. Esto debido a que las “ciencias del mundo social buscan dar una explicación a determinados actos o situaciones, por eso mismo se las acusa de excusar a los culpables, de desresponsabilizarlos” (Lahire, 2016, p. 18). Como resultado se intentan reducir y devaluar el papel de las ciencias sociales –en general– y de la sociología –en particular–. Con ese antecedente, y siguiendo a Henri Lefebvre en la idea de que “Marx no es un sociólogo, pero en el marxismo hay una sociología” (Lefebvre, 2023, p. 16), este trabajo explora las discusiones contemporáneas sobre los elementos sociológicos en el pensamiento de Marx y Engels, su crítica al capitalismo y a las relaciones sociales que ha generado. El vínculo entre la sociología y el capitalismo es de larga data, ya que esta ciencia social ha intentado desde diferentes perspectivas explicar las transformaciones sociales causadas por este modo de producción. Las reflexiones de Saint Simon, Comte, Marx-Engels, Durkheim, Weber, Simmel o Elias se entienden en el contexto de elucidar los múltiples problemas sociales relacionados con el desarrollo, la consolidación del capitalismo y los nuevos conflictos sociales que se generaron (Lefebvre, 2023; Marini, 1983, 2012). Revista Sarance, Nº 53 Sociología y marxismo. Elementos para una crítica del capitalismo en el siglo XXI (diciembre - mayo 2025) La presencia de Marx y Engels en el canon sociológico generalmente incomoda, ya sea porque se cuestiona la naturaleza científica de sus propuestas o por el sentido común dominante en las academias del mundo, que reducen el pensamiento marxista al determinismo económico. Sin embargo; Marx y Engels aportaron con su aparato conceptual al análisis sociológico, en específico a la “tradición del conflicto” o la “sociología clásica” (Collins, 1996; Esguerra, 2015; Olin Wright, 2018; Ritzer, 1993; Sayer, 1994; Sidicaro, 2022; Wrigth Mills, 1962). En este marco, se subraya la importancia del análisis de Marx y Engels para comprender los efectos del capitalismo y sus dinámicas culturales en las relaciones sociales contemporáneas, que se caracterizan por la precariedad, el incremento de la desigualdad, la aceleración social, la hiperproductividad y el despojo/destrucción de lo común. La teoría social de Marx y Engels proporcionaron la base para una crítica moral y política del capitalismo, al establecer que los males del capitalismo no eran simplemente los efectos contingentes de la codicia, la ignorancia y la superstición humana, sino que eran efectos necesarios de la forma social de la producción capitalista (Clarke, 2022, p. 12). 2. La crítica sociológica de Marx y Engels Marx y Engels realizaron una reflexión sistemática sobre la dimensión social, política y económica de las sociedades europeas del siglo XIX, influenciados por el desarrollo y consolidación del capitalismo industrial, el cuestionamiento a las interpretaciones religiosas del mundo por parte de la teoría de la evolución, y la aparición de nuevas relaciones sociales en la ciudad moderna (Martínez Heredia, 2018; Musto, 2020). Su conceptualización se puede resumir en ejes analíticos como el “trabajo enajenado, relación individuo-sociedad, clase social, unidad hombre- naturaleza, unidad de la ciencia, comunismo […] enlace entre economía política y moral, y dinero” (Esguerra, 2015). Pero, además, “es posible examinar las obras de Marx reconociendo en ellas una sociología de la familia, de la ciudad y del campo, de los grupos parciales, de las clases, de las sociedades en su conjunto, del conocimiento, del Estado, etc.” (Lefebvre, 2023, p. 17). Marx y Engels defendieron la idea de que todos los fenómenos en la sociedad están interrelacionados y forman parte de una totalidad social en la que lo económico, lo político, lo cultural y lo ideológico se entrelazan en la misma experiencia humana. Con base en esta premisa, construyeron una visión estructural de la sociedad en la que los seres humanos establecen relaciones económicas, de clase, de grupos sociales, simbólicas y valorativas (Esguerra, 2015; Ritzer, 1993). Se ha puesto énfasis en la dimensión económica de Marx y Engels, debido a la importancia brindada a la “la producción, distribución y consumo de bienes materiales e inmateriales” (Esguerra, 2015). Revista Sarance, Nº 53 Sociología y marxismo. Elementos para una crítica del capitalismo en el siglo XXI (diciembre - mayo 2025) La visión sociológica de Marx y Engels se relaciona con dos planteamientos fundamentales. El primero hace referencia a la idea de que el ser humano es un ser social interdependiente, es decir, tiene un carácter relacional (Burawoy, 2005; Osorio, 2016; Ritzer, 1993; Wrigth Mills, 1962). Esto se debe a que el ser humano, al producir los medios necesarios para su subsistencia, establece relaciones sociales en el ámbito laboral más allá de su voluntad. La producción de la vida, tanto de la propia en el trabajo, como de la ajena en la procreación, se manifiesta inmediatamente como una doble relación –de una parte, como una relación natural, y de otra como una relación social–; social en el sentido de que por ella se entiende la cooperación de diversos individuos, cualesquiera que sean sus condiciones, de cualquier modo y para cualquier fin (Marx, 1976; Marx & Engels, 1985, p. 30). La dimensión natural de la producción de la vida se refiere a que los seres humanos tienen necesidades biológicas y fisiológicas que deben satisfacer para sobrevivir1. La dimensión social, en cambio, hace referencia a que la producción de la vida implica la cooperación de diferentes individuos, independientemente de sus condiciones, para alcanzar un objetivo común. O en palabras de Henri Lefebvre, “el sujeto, para Marx, es el hombre social, el individuo considerado en sus relaciones reales con los grupos, las clases y el conjunto de la sociedad” (Lefebvre, 2023, p. 9). Es importante entender que estas relaciones sociales experimentan cambios a medida que la sociedad se transforma, tanto en el ámbito material, como en el cultural. Como señala Sidicaro, la dimensión sociológica del pensamiento de Marx y Engels se manifiesta de diversas maneras: En la idea del hombre como conjunto de sus relaciones sociales y, más específicamente, relaciones que se transforman en la medida en que evolucionan las condiciones materiales en las que producen, Marx y Engels plantearon la clave fundamental de sus explicaciones sociológicas no solo para entender grandes transformaciones históricas, sino también los cambios y acontecimientos de menor duración o de carácter puntual (Sidicaro, 2022, p. 24). El segundo planteamiento implica la forma en que los seres humanos construyen el mundo a través de su praxis social (Echeverría, 2011), como menciona Marx en El dieciocho brumario de Luis Bonaparte: “los hombres hacen su propia historia, pero no la hacen a su libre arbitrio, bajo circunstancias elegidas por ellos mismos, sino bajo aquellas circunstancias con que se encuentran directamente, que existen y les han sido legadas por el pasado” (Marx, 2016a, p. 151). En este 1 “El estudio de las necesidades revela un entrelazamiento de procesos dialécticos. El hombre difiere del animal en que, para procurarse el objeto de sus necesidades, ha creado útiles y ha inventado el trabajo. La necesidad es la vez acto (actividad) y relación compleja con la naturaleza, con otros seres humanos, con objetos. Mediante el trabajo el ser humano domina la naturaleza y se la apropia parcialmente […] el trabajo se convierte en una necesidad. Los sentidos se cultivan y se afinan en el trabajo y por el trabajo. Las necesidades cambian y se cultivan porque el trabajo las modifica al presentarle bienes nuevos” (Lefebvre, 2023, p. 26). Revista Sarance, Nº 53 Sociología y marxismo. Elementos para una crítica del capitalismo en el siglo XXI (diciembre - mayo 2025) caso, esas relaciones están determinadas por el capitalismo y el trabajo enajenado, donde finalmente el ser humano desarrolla su cotidianidad, tanto como trabajador y consumidor (Esguerra, 2015; Sayer, 1994, p. 48). Dicho lo anterior, el primer eje de la reflexión de Marx y Engels para el desarrollo de su teoría sociológica fue la crítica del capitalismo y los mecanismos que redefinen el sentido de la praxis del ser humano y de las clases sociales. Este eje es central, ya que se convierte en el punto de convergencia con otro autor clásico como Max Weber (Collins, 1996; Löwy, 2014; Sayer, 1994; Sidicaro, 2022). Si se toma en cuenta lo expuesto por Marx en El Capital, el capitalismo se presenta como un modo de producción dominante como resultado de la convergencia de varios factores: el proceso de acumulación originaria, la consolidación político-económica de la burguesía como grupo social dominante y la validación social del liberalismo, la democracia y el Estado-nación (Marx, 1976). Además, hay que considerar tres elementos clave que explican el desarrollo del capitalismo: 1.- Que el obrero sea libre, lo que significa tener el derecho de propiedad de la fuerza de trabajo. 2.- Que los medios de producción hayan sido separados de sus productores, es decir, la generación de un proceso de desposesión y de privatización de los medios de vida. 3.- Cuando el capital toma la esfera de la producción, el obrero libre y despojado se ve obligado a la venta de su fuerza de trabajo (Levowitz, 2005, pp. 46-47; Marx, 1984; Marx & Engels, 2016). La combinación de los factores mencionados configura una sociedad en la que la reproducción de la ganancia se convierte en lo más relevante, y para lograrlo, el capitalista está dispuesto a invertir constantemente en el avance tecnológico, considerado un componente clave para el desarrollo de las fuerzas productivas. No obstante, esto no anula el papel del trabajo humano, ni tampoco la importancia de las relaciones sociales de producción, caracterizadas por la explotación del ser humano para extraer plusvalía. Marx confrontó estos postulados con la economía liberal, que asumía que los individuos podían producir por fuera de la sociedad y que el crecimiento económico se basaba en el espíritu empresarial de estos individuos, dejando de lado la centralidad del trabajo y la apropiación de plusvalía (Clarke, 2022; Marx, 1976; Musto, 2020). La estrategia expositiva de Marx conduce a la comprensión del capitalismo a partir de la forma general en que se presenta a las personas, es decir, desde la mercancía. De este modo, la mercancía se convierte en el punto de partida para analizar los complejos mecanismos que caracterizan el funcionamiento del capitalismo, así como el papel que juega el trabajo humano en dicho proceso (Echeverría, 2017; Harvey, 2017; Levowitz, 2005; Marx, 1976). En ese sentido, lo Revista Sarance, Nº 53 Sociología y marxismo. Elementos para una crítica del capitalismo en el siglo XXI (diciembre - mayo 2025) fundamental de la crítica al capitalismo fue poner en evidencia la tendencia general e histórica a la precarización y pauperización de la mayoría de los sectores populares. Se puede comprobar empíricamente este fenómeno observando los informes anuales sobre desigualdad o pobreza de los organismos internacionales (Ahmed, 2022; OXFAM, 2021). Así como las cifras que indican el incremento del desempleo o la disminución del trabajo adecuado. Con lo anterior, se quiere poner énfasis en la dinámica destructora del capitalismo de las dos fuentes de la riqueza: del ser humano y de la naturaleza (Levowitz, 2005; Marx, 1976). En consecuencia, las relaciones sociales que el individuo establece en el capitalismo están en gran medida definidas por el fetichismo2; ya que las metas del ser humano se determinan más por la idea de posesión (propiedad privada) que por la “expresión de las capacidades humanas” (Ritzer, 1993, p. 181). En otras palabras, el capitalismo enfoca a los seres humanos en objetivos estrictamente materiales que se satisfacen en la esfera del consumo, exaltado por el aparato publicitario (Harvey, 2017). Con ello, el potencial humano se enfoca de forma exclusiva en la productividad, dejando de lado la capacidad de crear, contemplar o cultivar el ocio. Es decir, se reduce la posibilidad de disfrutar de otras actividades que no estén relacionadas con el trabajo, o los mecanismos de entretenimiento que potencian los valores del “nuevo espíritu del capitalismo”, como el individualismo y la fragmentación de la experiencia humana expresada en el corto plazo (Gambarotta, 2022; Sennet, 2006).3 Otro componente de la relación social alienada implica que quien produce los bienes dentro del capitalismo —es decir el trabajador o trabajadora— no define los fines de ese producto. Es, más bien, el capitalista quien decide como usar ese producto; con ello se construye una visión de que las cosas se producen por sí mismas y se invisibiliza el trabajo humano (Cohen, 2015; Marx, 1976; Ritzer, 1993). De igual manera, la alienación implica un proceso de extrañamiento respecto de los compañeros de trabajo, quienes se reúnen para cooperar de forma productiva (Lukacs, 1969; Marx, 1976). Pero, al mismo tiempo son puestos a competir entre ellos, con el fin de “detectar cuál de ellos produce más, trabaja más rápidamente y agrada más al jefe” (Ritzer, 1993, p. 185). Con esto, el principio de solidaridad se trastoca de modo que el trabajo se convierte en una feroz competencia por la posibilidad de seguir percibiendo un salario. 2 “El problema del fetichismo de la mercancía es un problema específico de nuestra época, un problema del capitalismo moderno” (Lukacs, 1969, p. 90). “El fetichismo de la mercancía es la apariencia de los productos tienen un valor en sí y de por sí, a parte del trabajo empleado por ellos […] todos los productos son valores de uso, pero sólo cuando son producidos como mercancías son fetiches […] los hombres no se reconocen como autores del valor a través del cual se relacionen y que, por consiguiente, regula sus vidas como productores. Están, pues, en un sentido muy específico enajenados de su propia capacidad, que pasa a las cosas” (Cohen, 2015, pp. 132-133) 3 Podemos pensar como ejemplos de fragmentación y disfrute del corto plazo los reels de Instagram, los videos de Tik tok, las historias de Facebook, los estados de WhatsApp o los shorts de YouTube y como estos generan un estado de conexión permanente al mundo virtual al tiempo que ocupan una porción importante del tiempo libre, que en ocasiones sustituye la relación social cara a cara. Revista Sarance, Nº 53 Sociología y marxismo. Elementos para una crítica del capitalismo en el siglo XXI (diciembre - mayo 2025) En el trabajo, las relaciones sociales alienadas imponen una lógica en la cual “hay que ganar el suficiente dinero para sobrevivir” (Ritzer, 1993, p. 184). Esto implica aceptar condiciones de trabajo precarias, flexibilidad o la incertidumbre de acceder o no a un puesto de trabajo4, dado que este está restringido para la mayoría de la población (Antunes, 2019). Con ello, cuando el ser humano pierde la capacidad de trabajar, se torna desechable, o cae en un proceso permanente de precarización, el cual afecta en especial a “un sector pobre y precario de la clase obrera, caracterizado por bajos salarios, empleo inseguro, sujeto a una competencia sin restricciones por el empleo en el mercado de trabajo y con una protección pública mínima” (Olin Wright, 2018, p. 32). El resultado final del proceso de alienación de lo social implica el extrañamiento con el potencial humano, pues, como recalca Marx en los Manuscritos económico-filosóficos de 1844, el ser humano se siente libre en sus funciones animales. O en otras palabras “los individuos se realizan cada vez menos como seres humanos y quedan reducidos en su trabajo al papel de animales, bestias de carga o máquinas inhumanas” (Marx, 1984; Ritzer, 1993, p. 185). En síntesis, el capitalismo distorsiona la relación social, al conducir el potencial humano de forma exclusiva a lo productivo, es decir, “el capitalismo constituye, en muchos sentidos, un sistema social invertido y distorsionado” (Ritzer, 1993, p. 188) donde la desigualdad se impone como una regla natural. Un salario mínimo muy bajo que hace que haya tasas de explotación más altas de las que habría de otro modo; baja fiscalidad de los ingresos más elevados, lo cual permite a los sectores más ricos de la clase capitalista vivir en un lujo extravagante, y muy débiles sindicatos y otras formas de unión de los trabajadores que podrían actuar como un contrapeso dominante dentro de la producción (Olin Wright, 2018, p. 29). En definitiva, el capitalismo forma una sociedad distorsionada, debido a la dinámica productivista y de consumo que impone a los seres humanos para su sobrevivencia. El trabajo aparece ya no como el despliegue de la capacidad de crear del ser humano, sino como un mecanismo de alienación. Aunque, al mismo tiempo, abre la posibilidad de la disputa política mediante la conciencia de clase. Este es un concepto central de la teoría social marxista, para entender en qué medida los sectores trabajadores precarizados, o que sufren algún tipo de dominación, están dispuestos a desarrollar la acción política. 3. Las clases sociales como elemento clave de la teoría social marxista Las clases sociales en el pensamiento de Marx son, en primera instancia, relaciones estructurales vinculadas con la división del trabajo y determinadas por De hecho, se podría afirmar que hay una especie de “guerra mundial” contra el trabajo adecuado. Revista Sarance, Nº 53 Sociología y marxismo. Elementos para una crítica del capitalismo en el siglo XXI (diciembre - mayo 2025) factores como la posesión o no de medios de producción (Cueva, 1987b; Marx & Engels, 2016). La clase en términos sociológicos permite generar un proceso de agrupamiento para entender el plano económico, social, cultural y político de grandes grupos sociales, ya que enlaza “aspectos materiales, ideológicos y políticos de la sociedad” (Collins, 1996, p. 67). Esto explica la acumulación de ventajas o desventajas sociales. En los años noventa, se profundizó el cuestionamiento al marxismo y esto llevó a una visión donde el concepto de clase perdió su peso teórico-político y se convirtió en un concepto descriptivo, utilizado en enfoques sociológicos como el de la estratificación, los estudios de movilidad social y de la desigualdad (Olin Wright, 2018). En este contexto, la relación entre la descripción de las condiciones de vida y las teorías de la acción colectiva se difuminó (Therborn, 2008, p. 155). A pesar de ello, “el conflicto de clases muy objetivo y subjetivo a la vez es perpetuo; tan pronto es latente como estalla; aquí es oculto y sordo, ahí explosivo. No deja de existir más que en apariencia” (Lefebvre, 2023, p. 57). Es decir, el conflicto de clases persiste pese a que se lo quiera invisibilizar bajo enunciados como la inexistencia de clases sociales o el fin del socialismo. Con ello, el análisis de clase es importante para entender la configuración de lo social, ya que permite vislumbrar tanto la dimensión material como simbólica de la vida humana, así como su acción política. En la actualidad, se ha superado la visión reduccionista que se tenía de este concepto en el pasado. Autores como Bourdieu, E.P. Thompson y Eric Olin Wright han propuesto enfoques renovados que permiten una comprensión más amplia y precisa de la problemática. Ellos han incorporado los criterios de distinción en relación con las prácticas culturales y simbólicas de las clases sociales (Bourdieu, 1998, 2014). Así como la construcción de la identidad de la clase trabajadora a través de la experiencia (Erice, 2020; Thompson, 2012). O la conjunción del marxismo con otros enfoques teóricos como el de la estratificación o el acaparamiento de oportunidades (Olin Wright, 2018). Cada uno pone énfasis en una dimensión que el otro deja de lado. Así, mediante el análisis de las relaciones sociales de producción, distribución y consumo, la clase social permite identificar las diferentes posiciones que ocupan los individuos en la estructura social. Y, por tanto, comprender las desigualdades y las oportunidades a las que tienen acceso. Es decir, el concepto de clase social posibilita examinar los mecanismos de socialización del ser humano, así como sus procesos de identificación y pertenencia. En efecto, el concepto de clase social resulta fundamental para entender los factores que limitan o posibilitan las experiencias y el tipo de relaciones sociales que los individuos pueden establecer. Además, sirve para comprender lo que Olin Revista Sarance, Nº 53 Sociología y marxismo. Elementos para una crítica del capitalismo en el siglo XXI (diciembre - mayo 2025) Wright denominó como “localizaciones contradictorias de clase” (Burawoy, 2020; Olin Wright, 2018), entre las tres clases fundamentales: “capitalistas (empleadores), trabajadores (asalariados), y pequeña burguesía (autoempleados)” (Burawoy, 2020, p. 84); con las tres posiciones intermedias expresadas en directivos y supervisores, pequeños empleados y empleados semiautónomos5. Es decir, la clase social marca la experiencia del individuo y puede generar diferencias significativas entre un heredero y el hijo o hija de una familia de clase trabajadora. Mientras el uno puede acceder a mayores ventajas sociales y oportunidades, del otro lado, esas ventajas y oportunidades pueden ser más difíciles de conseguir6. Lo anterior está determinado por la capacidad del individuo para acceder a un mayor capital social, económico y cultural (Bourdieu, 1998; Olin Wright, 2018). Quien disponga de mayores contactos, recursos y conocimientos accederá a espacios sociales negados para otro grupo, o al menos tendrá mayores oportunidades. Esto incide directamente en el incremento de la desigualdad. En este sentido, se aplica un “cierre social” en relación con los títulos obtenidos, o con las ventajas jurídicas que los gobiernos y el Estado han dado históricamente a los propietarios (Olin Wright, 2018). Esto impone una visión de clase social como esfuerzo individual y no como una condición estructural, que es donde el marxismo pone énfasis (Ritzer, 1993; Wrigth Mills, 1962). Por lo tanto, es importante discutir la posición (de clase) desde la cual parte cada individuo para entender su trayectoria. Para Therborn, E. O. Wrigth puso énfasis en las preguntas donde la clase social es la respuesta; por ejemplo: Situación de distribución: ¿Cómo se sitúa a la gente objetivamente en la distribución de la desigualdad material? Grupos subjetivamente destacados: ¿Qué explica las desigualdades en las oportunidades vitales y en los niveles materiales de vida? Conflictos antagónicos: ¿Qué escisiones sociales determinan sistemáticamente los conflictos abiertos? Variación histórica: ¿Cómo deberíamos caracterizar y explicar las variaciones a través de la historia en la organización social de las desigualdades? 5 “La localización de clase no sólo produce formas de subjetividad, sino que conforman esta en interacción con una gama de otros procesos como mecanismos institucionales dentro de las empresas, estrategias políticas de los partidos y los sindicatos, legados históricos de luchas pasadas, etc. Estas complejidades, sin duda, refutan cualquier análisis simple del tipo de ‘la clase determina la conciencia’. Pero no refuta el proyecto más amplio de investigar las formas en que la clase, juntamente con otros procesos sociales, tiene consecuencias” (Olin Wright, 2018, p. 123). 6 Un elemento clave para entender la dinámica de las ventajas y desventajas sociales es el cruce de la noción de clase con otros componentes como el de la raza y el género. Ya que las personas racializadas y las mujeres tienen mayor dificultad de acceder a ventajas sociales, esto debido tanto a la división sexual como racial del trabajo que el capitalismo impuso en su proceso de consolidación. Revista Sarance, Nº 53 Sociología y marxismo. Elementos para una crítica del capitalismo en el siglo XXI (diciembre - mayo 2025) Emancipación: ¿Qué tipo de transformaciones se necesitan para eliminar la opresión y la explotación dentro de las sociedades capitalistas? (Therborn, 2008, p. 159). Las respuestas no pueden evadir el tema de la clase como un problema estructural, centrado en la posesión de recursos materiales y simbólicos. En esta perspectiva, la clase sirve como un concepto para deducir uno de los problemas más importantes de los últimos años, como lo es el incremento acelerado de la desigual. Por tanto, el aporte de Marx y Engels fue el …de una teoría de clases capaz de explicar las causas y efectos de estas. Su análisis es más fuerte en lo que se refiere a las consecuencias, pues demostraron que cualquier lucha política se puede analizar en función de los conflictos y alianzas de las clases sociales que persiguen intereses económicos diferentes. Ellos propusieron también un panorama general de las causas de las clases sociales, es decir, de las condiciones en las que éstas surgen […] en general, podemos ver que el tipo de sistema de propiedad de cada época produce ciertas divisiones principales de las clases. Sin embargo, es evidente que existen muchas clases accesorias; las condiciones que las producen y polarizan sus intereses en direcciones particulares, en la lucha de clases, siguen siendo temas por desarrollar en la tradición de la sociología del conflicto después de Engels y Marx (Collins, 1996, p. 70). Como lo plantea Collins, la sociología que se inserta en la tradición del marxismo tiene el reto de preguntarse ¿cómo las clases sociales actúan en determinados momentos históricos? ¿cómo las clases sociales desarrollan diferentes estratos o mecanismos de diferenciación? Y las respuestas pasan, por comprender, no solo sus condiciones económicas, sino también las formas en que están pensando la sociedad, construyendo su socialidad y los deseos que inspiran su acción. Se vuelve necesario, pues, pensar junto al concepto de clase social y los diferentes estratos que la componen –pequeños comerciantes, los campesinos, la burocracia o los intelectuales– (Cueva, 1987b; Erice, 2020; Lefebvre, 2023). De ahí que pensar las clases sociales en el siglo XXI implica comprender que la dimensión material y la dimensión cultural van de la mano, ya que de ese modo se podrá advertir de forma más clara la acción o inacción de estos agrupamientos en determinados momentos políticos, e incluso, observar los elementos simbólicos que los cohesionan. 4. Coyuntura, política y potencial humano Marx y Engels sostuvieron que el ser humano, al encontrarse en relaciones sociales alienadas (caracterizadas por la búsqueda de medios para sobrevivir), se ve limitado en el desarrollo de su capacidad creativa. Sin embargo, apostaron por el potencial humano para transformar la sociedad. Para ello, su trabajo parte de una posición de clase contraria a la objetividad o neutralidad científica. Para ambos, “no solo es imposible apartar los valores del estudio del mundo social, sino que tampoco Revista Sarance, Nº 53 Sociología y marxismo. Elementos para una crítica del capitalismo en el siglo XXI (diciembre - mayo 2025) es deseable, porque produce una sociología inhumana y desapasionada que apenas tiene algo que ofrecer a las personas que buscan respuestas a sus problemas” (Ritzer, 1993, p. 169). En este sentido, “la visión marxista de la transformación social no se basaba en la compasión por “los condenados de la tierra”, sino en la capacidad de los explotados y los oprimidos para emanciparse a través de la lucha de clases” (Therborn, 2008, p. 71). O, en otras palabras, “la emancipación de la clase obrera debe ser obra de los obreros mismos (Marx, 2016b, p. 263). Sin embargo; la emancipación implica cuestionar los elementos que intervienen en la formación de la conciencia de clase, la cual se hace posible a partir del reconocimiento de los efectos que el capitalismo genera en nuestras vidas y en las de los demás (Ritzer, 1993). Hay que tomar en cuenta, además, que “las sociedades solo cambian, solo progresan o se hunden en función de las diferencias y oposiciones internas que contienen” (Lefebvre, 2023, p. 53). En consecuencia, se debe desarrollar la capacidad de romper con las distorsiones, sentidos comunes o visiones alienadas de la realidad, esto debido a que “el capitalismo lleva consigo su aparato ilusorio, sus fetichismos y su sistema de espejos, allí a donde va” (Harvey, 2017, p. 377). Este planteamiento introduce la discusión sobre los mecanismos contemporáneos de construcción y difusión de la ideología (Cueva, 1987a; Eagleton, 2019) y cómo esta construye las subjetividades7. Pero, al mismo tiempo, el materialismo histórico permite romper con la especulación productos de las representaciones e ilusiones del capitalismo (Lefebvre, 2023, p. 39). Para Marx y Engels, la dimensión cultural no es accesoria, sino más bien, un componente central de la dominación y a la vez de la emancipación humana. Es decir, abre la posibilidad de conectar nuevamente al ser humano con su capacidad de creación y de disfrute. La probabilidad de liberar el potencial humano va de la mano con la capacidad de acción política de las clases sociales, tanto en lo estructural como en lo coyuntural. Marx y Engels, en este sentido, desarrollaron su propio análisis para entender el contexto en el que estaban inmersos. Muestra de ello son textos como: La comuna de Paris, La lucha de clases en Francia, Las guerras campesinas en Alemania y El Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte, los cuales marcaron las pautas para comprender el conflicto o la lucha de clases en diferentes contextos históricos. O 7 “Las ideologías de las clases altas siempre reflejan sus propios intereses, aunque un disfraz idealista. Es así porque tienen la capacidad de controlar los medios materiales con los que se producen las ideas. Esos medios de producción mental, es decir, los libros, talleres de imprenta, periódicos o púlpitos de Iglesia proclaman el punto de vista de los que tienen suficientes recursos para pagar el precio. También los intelectuales son especialistas en el terreno de las ideas y se tienen que ganar la vida adaptándose a la estructura económica de la época” (Collins, 1996, p. 72). Revista Sarance, Nº 53 Sociología y marxismo. Elementos para una crítica del capitalismo en el siglo XXI (diciembre - mayo 2025) como señala Lefebvre, “lo que inicia Marx es el análisis crítico del Estado (moderno) y no solamente de la filosofía hegeliana, que por lo demás está vinculada con él como teorización más acabada; por consiguiente, se trata también de la crítica de la realidad política” (Lefebvre, 2023, p. 71). Si se toma como punto de partida el Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte, lo que se observa es el análisis de un proceso político, donde el conflicto expresa tanto una dimensión histórica, como una determinada forma de acción y articulación de las clases sociales. En ese proceso, se distingue una variedad de fracciones de clases: pequeña burguesía, el lumpenproletariado o los intelectuales, quienes expresan intereses diversos y por tanto sus alianzas políticas pueden variar (Cueva, 1987b; Lefebvre, 2023; Poulantzas, 1973). Con base en lo anterior, podemos señalar que la dimensión del conflicto se expresa en el marxismo como una sociología política (Lefebvre, 2023). Es decir, implica el análisis de los fenómenos expresados en el accionar, tanto de la acción estatal, como de los sectores populares (Pérez Soto, 2022). En ese marco, es indispensable pensar la coyuntura como la “condensación particular de tiempo social en un tiempo corto, y en la que los procesos sociales, económicos, políticos y culturales se concentran en el campo político” (Osorio, 2016, p. 64). Analizar la coyuntura implica no solo entender la dimensión actual, sino el desarrollo del conflicto como parte de un proceso más largo (estructural), en especial cuando se trata de luchas sociales y populares. Pensar la coyuntura nos impone el reto de sistematizar los datos de una determina situación política y contextualizarlos para observar las posibilidades de acción de los sujetos en conflicto. Es decir, comprender el momento coyuntural se vuelve una necesidad estratégica, ya que, se puede obtener información detallada para tomar decisiones, en relación con la lucha de clases y diferenciar los movimientos reivindicativos de los movimientos anticapitalistas (Pérez Soto, 2022). Se hace esta distinción, pues es importante apuntar que no toda movilización tiene la posibilidad de ruptura con el orden capitalista, debido a que algunas buscan reivindicaciones particulares dentro del propio capitalismo. Esto implica a su vez, comprender cómo se expresa la capacidad política de los sectores populares en un contexto donde la apoliticidad del capital ha impuesto una “no política” o una “no ideología” (Eagleton, 2019; Echeverría, 1998; Zizek, 2003). Cuyos efectos, se condensan en la demonización de la clase trabajadora bajo el enunciado de “todos somos clase media” (Jones, 2013), lo que fortalece la idea del fin del trabajo y por tanto de la clase obrera. Esto no es un factor nuevo, ya que el capital ha generado permanente competencia entre la clase trabajadora y ha marcado las diferencias con el objetivo Revista Sarance, Nº 53 Sociología y marxismo. Elementos para una crítica del capitalismo en el siglo XXI (diciembre - mayo 2025) de dividirla (Levowitz, 2005). El problema para una política emancipadora es que la noción de clase pierde peso político, y con ello el trabajo deja de ser una fuente de identidad que permite el agrupamiento, la sindicalización, o la organización de los sectores de trabajadores para la lucha de clases. En ese contexto, es necesario recordar y recobrar la capacidad de la praxis del ser humano para crear o dar forma al mundo, puesto que “el límite del capital es la clase obrera” (Levowitz, 2005, p. 59). 5. A modo de cierre En este ensayo se ha realizado un breve recorrido por varias interpretaciones sociológicas sobre la obra de Marx y Engels, con el objetivo de poner en escena los conceptos claves que permiten hablar de un marxismo sociológico. En este sentido, se posicionó en un primer momento la relevancia de la obra de Marx y Engels para comprender las transformaciones generadas por el capitalismo, lo que los posicionó como parte de la tradición clásica o del conflicto. De esto deriva la centralidad de conceptos como clase social, fetichismo, mercancía y en especial la discusión sobre el ser humanos y sus relaciones sociales/culturales de producción, que lo insertan en un contexto de explotación de su fuerza de trabajo y precarización de sus condiciones de vida. Otro elemento clave en esta discusión es el papel del análisis de clase para el marxismo sociológico. En especial, los aportes de Olin Wright para comprender desde la dimensión empírica las formas contemporáneas del relacionamiento de clase, y en especial las posiciones contradictorias en las que se encuentran determinadas personas en relación con su puesto de trabajo. Pero, además, el análisis de clase es una herramienta para comprender los factores que limitan y a la vez posibilitan el surgimiento de la conciencia de clase, la cual se expresa en la lucha política. Para entender la dinámica de la lucha política de la clase trabajadora se vuelve necesario el análisis de coyuntura como un factor estratégico que permite visibilizar las alianzas, entender el comportamiento de los actores y, al mismo tiempo, relacionar los movimientos esporádicos con los movimientos estructurales de los actores políticos. En definitiva, se puede encontrar en el pensamiento de Marx y Engels una caja de herramientas fundamental (pero no la única) para realizar la crítica sociológica del capitalismo en el siglo XXI, hoy más necesaria que nunca. Referencias bibliográficas Ahmed, N. (2022). Las desigualdades matan. OXFAN. Antunes, R. (2019). El Nuevo Proletariado de Servicios. El Nuevo Proletariado de Servicios. La Alianza Global Jus Semper, 1-8. Revista Sarance, Nº 53 Sociología y marxismo. Elementos para una crítica del capitalismo en el siglo XXI (diciembre - mayo 2025) Bourdieu, P. (1998). La distinción. Criterio de bases sociales del gusto. Taurus. Bourdieu, P. 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